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Purga de civiles en Guardia Nacional acentúa su militarización, aún sin reforma

Organizaciones detectan que la Guardia Nacional carece de un ambiente a favor de lo civil y denuncian que se presiona y discrimina a elementos que no provienen de las Fuerzas Armadas.
jue 29 septiembre 2022 11:59 PM
Policías federales y la Guardia Nacional
Se denuncia que los elementos de formación civil son presionados para que renuncien a la Guardia Nacional.

Salarios mal pagados, con derechos recortados, equipados con uniformes que los hacen identificables ante la delincuencia y sanciones tipo castrense como arrestos por no seguir protocolos de saludo y decir “Mi General”, además de alojamientos en lugares insalubres y mala alimentación, son algunas de las condiciones en que viven y mantienen a los elementos de la Policía Federal que aún siguen en la Guardia Nacional.

Esas condiciones están focalizadas dentro de la Guardia Nacional contra los elementos de formación civil, por lo que se presumen como actos de discriminación, según pone en evidencia un estudio elaborado por Causa en Común, Seguridad Sin Guerra, la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos (CMDPDH) y el Observatorio de la Guardia Nacional y la Militarización en México.

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Según los datos de este estudio, la GN –creada en 2019 con elementos de la Policía Federal (PF), de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y con personal de la Secretaría de Marina Armada de México (Semar)– nació sin planes de capacitación específicos en seguridad pública.

Otro rasgo detectado es que la institución carece de la cohesión interna y no se fomenta el sentido de pertenencia con que debería contar para, unidos, combatir a la delincuencia y garantizar paz; todo lo anterior se asienta en el informe “Policías al Grito de Guerra: ser policía en una corporación militar”.

Otra conclusión es que el eslogan “Guardia Nacional, una institución de carácter civil” es un eufemismo. Esto porque apenas se mantienen en operación 5,000 elementos de formación civil, de los 20,000 policías federales que se incorporaron en 2019 a la GN, pues hay una purga continua de federales. Primero, se promovió su retiro voluntario y, desde hace meses, enfrentan presiones y un recorte masivo: el objetivo es tener cada vez más elementos militares y reducir al mínimo al personal civil.

El estudio dado a conocer este miércoles fue elaborado a partir de testimonios de 32 personas que fueron elementos de la Guardia Nacional que hablaron con el compromiso de confidencialidad, y quienes denunciaron acoso laboral para obligarles a renunciar o a aceptar la baja voluntaria, mismos que denunciaron malos tratos, discriminación por edad o peso o tratamiento diferenciado en sueldos y prestaciones.

Los policías federales no recibieron los mismos uniformes que los elementos que provenían de las Fuerzas Armadas.

Discriminación a las mujeres de la policía federal

En el caso de las mujeres, de acuerdo al análisis entregado, son las que más enfrentan dificultades para el ascenso, sufren acoso y violencia sexuales.

“No existe ningún mando dentro de la Guardia Nacional, que sea mujer. Los militares no creen en los derechos humanos, mucho menos conocen la equidad”, reveló una exintegrante.

También se denuncia que a quienes no son militares no les dan apoyo a rentas ni alimentos.

“Se cerraron todos los derechos que existían para las mujeres (policías federales) dentro de la Guardia Nacional las mujeres no son bien vistas y las pocas que vienen con el Ejército son utilizadas únicamente para placeres”, acusó una de las entrevistadas.

Además de lo señalado, varones o mujeres padecieron la pernocta en condiciones indignas e insalubres, entrega de alimentos crudos o en mal estado o la obligatoriedad a adquirir productos en los “casinos”, como llaman a tiendas de conveniencia que pertenecen a altos mandos y están a cargos de soldados.

Tampoco existe presupuesto para hospedaje y alimentación para servicios foráneos, de acuerdo al análisis. Por ello los hospedan en zonas militares, sin camas para dormir.

"Les cobran una tarifa diaria para que consuman alimentos, ello obedece a que el presupuesto de alimentación de la Sedena no incluye a integrantes de la Guardia Nacional que no sean militares", refirieron.

También hay deficiencias en el abastecimiento de servicios básicos como agua o luz, “y su régimen militar masculinizado y patriarcal hace que se burlen de quienes se quejan de las malas condiciones”, arrojaron los testimonios.

Eso respecto a las condiciones, pero el trabajo dentro de la GN fue caracterizado, por la generalidad, como deficiente por nula o escasa capacitación y la obligación de obediencia “ciega” a órdenes.

En cuanto al equipamiento, éste fue considerado insuficiente y frecuentemente desactualizado, cuando no caduco, en cuanto a chalecos balísticos, patrullas, radios, equipo de cómputo y software, aún el empleado por las divisiones de investigación o policía científica.

Incluso, prevalecen críticas sobre el uniforme, de color inexplicable para las responsabilidades que deben desempeñar en operativos. Así, uno de los testimonios recabados expuso que se les dio un uniforme color blanco, nada práctico para su labor.

“El uniforme de Policía Federal era muy difícil de identificar en la noche, se podía intervenir. El de Guardia Nacional se ve a kilómetros, éramos un blanco perfecto”, describe.

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Los entrevistados revelaron que al salir de la institución siguió el maltrato, pues vieron reducidos sus pagos por indemnización conforme a la ley, o bien fueron despedidos por edad, lo que conllevó afectaciones económicas y familiares.

Con todo ese panorama, otra de las conclusiones del estudio fue la ausencia de certeza laboral y de buenas condiciones de trabajo, lo que genera una institución sin estabilidad necesaria para cumplir sus funciones.

Es decir, las condiciones en las que se encuentran hoy los elementos de la Guardia Nacional repercuten negativamente en sus funciones de brindar seguridad ciudadana.

Clima hostil

“Quienes proceden de Sedena, quieren ser soldados. Quienes proceden de Semar, quieren ser marinos. Quienes procedemos de la Policía Federal, somos Policías Federales. No he conversado con ningún integrante que quiera pertenecer a la Guardia Nacional. Tan solo reunir al personal de Sedena con el personal de Semar resulta hostil”, refirió uno de los entrevistados para el estudio.

Otro dio cuenta del clima hostil hacia todo el que no es militar, lo que genera rencillas internas, atizados por el discurso del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien siempre menciona al Ejército como solución a todo ya los policías federales, en general, como los malos.

“Claro que existe discriminación, de ahí que día con día aumenten las 'bajas voluntarias', estamos en una etapa de la seguridad en México en donde el policía es el malo, y el militar es la única persona capaz de combatirlo, cosa que sabemos no lo saben hacer”.

Purga de civiles

Las organizaciones que realizaron el estudio demandaron el fortalecimento de las políticas públicas en seguridad civil, pero sin militarización.

Explicaron que con las entrevistas se buscó conocer los avances de la Guardia Nacional en el objetivo que se fijó en su creación: ser un cuerpo civil dedicado a garantizar seguridad ciudadana.

Sin embargo, la revisión realizada a tres años de su creación mostró que el reclutamiento a sus filas nunca ha sido realizado por elementos civiles, sino por militares; su entrenamiento y presupuesto siempre ha estado a cargo de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) “sin apostar por la vía de la supervisión civil”.

También resaltan que en las decisiones privan órdenes militares pero sin profesionalización policiaca.

Por ejemplo, los expolicías federales (10 mujeres y 22 hombres) entrevistados contaban con más de una década de servicio, fueron parte de la transición a la Guardia Nacional pero fueron orillados a dejar su carrera.

“Con el tiempo, muchos aceptaron la baja voluntaria cuando vieron la oportunidad, pues las condiciones legales, administrativas y operativas les obligaron a irse por el despido injustificado de una corporación recién creada", se explica.

Según se refiere, desde que se creó la GN, adscrita a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, esta ofreció “bajas voluntarias” a las expolicías federales, pero para las indemnizaciones no se tomaron en cuenta años completos y los pagos fueron por menos de lo previsto en la ley.

Los que se quedaron perdieron también derechos: tuvieron reducción a su seguro de gastos médicos mayores, se eliminó la prestación a los familiares directos, el bono anual se cambió por vales de despensa con un monto menor y se eliminó la compensación económica por servicios fuera del área de adscripción (bono de operatividad y viáticos); además se eliminó el seguro de separación individualizada.

María Elena Morera, de Causa en Común, aseguró que se estima que de 20,000 elementos de la Policía Federal (es decir civiles) que fueron incorporados a la Guardia Nacional, es probable que sólo queden 5,000.

El resto de la organización ya es militar, por lo que es falso decir que la GN es civil.

“El problema es el trato desigual e inequitativo que se nos brinda en general, es como si existiéramos dentro de la Guardia Nacional elementos de primera -SEDENA-, elementos de segunda -SEMAR-, elementos de tercera -Policías Federales-“, dijo un entrevistado.

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La disciplina como mecanismo de presión

Aunque como toda institución la GN requiere disciplina, ésta se aplica como en un régimen militar, incluso a los civiles, quienes son castigados incluso con arrestos administrativos hasta por no “cuadrarse”.

Uno de los castigos implica quedarse entre 36 y 48 horas en la oficina, incluso por no decir “Mi General” y solo decir “General” o jefe, se relevó en las entrevistas.

Las organizaciones concluyeron que con ese sistema, lo que se genera es resentimiento y descontentos, lo que hace que con mayor frecuencia incumplan la ley cuando están en campo.

La disciplina no fue el único rasgo militar; la mayor consecuencia se tiene hacia el exterior, de acuerdo al reporte, pues con esa rigidez se trata también a los ciudadanos.

“No tienen ese tacto, esa empatía con la ciudadanía. Las Fuerzas Armadas están preparadas para la guerra, no les hacemos menos, al contrario, su capacidad es muy buena, pero en el ámbito civil no saben nada”, señaló uno de los entrevistados.

“No saben tratar con la ciudadanía ni realizar reportes policiales homologados. Se perdió relación con policías locales o es la menos, así como con los ministerios públicos que no aceptan una detención sin el reporte policial bien llenado. A la par, el indicador de puestas a disposición se redujo desde el inicio de la Guardia Nacional”.

También se presentan arrestos o restricción de funciones por “rebeldía” si un elemento se niega a poner a disposición a un detenido, cuando no le compete o no fue el responsable de la detención, resistencia que se justificaría pues se trata de acciones irregulares las que se les pide realizar.

“De acuerdo con los dichos, la inexperiencia de la Guardia Nacional se está volviendo evidente por parte de los delincuentes y eso va a llevar a un escalamiento de la violencia y de la incidencia delictiva”, se indica en el documento.

Las organizaciones urgen a los legisladores a vigilar el cumplimientos de los artículos quinto y séptimo transitorios de la reforma constitucional por la que se creó la Guardia Nacional con carácter civil para no extender el plazo de salida de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad ciudadana (como busca ahora Morena) y desarrollar estructura, capacidades y cobertura territorial de las policías civiles.

Para ello, de manera particular, demandaron recuperar los fondos destinados a las policías de carácter civil, en vez de destinarlos a las arcas de las fuerzas armadas y activar y apoyar el papel del Consejo Nacional de Seguridad Pública y del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana en el seguimiento del fortalecimiento de policías civiles de los tres órdenes de gobierno.

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