Como era de esperarse, no tuvo los votos necesarios para aprobarla y murió en Diputados. Sin embargo, la iniciativa le dio éxito en otros objetivos más prioritarios: enardecer a su base con el debate público, y probarle a la oposición su evidente debilidad.
En particular, demostró que el PRI en particular sigue sin rumbo, y cooptado por liderazgos a quienes nada les importa el partido, la alianza va por México y mucho menos el país. A Alito y a Moreira sólo les importan sus intereses personales, a costa de lo que sea.
Así, unos días después de rechazada la iniciativa presidencial, sale del propio PRI la iniciativa de reforma constitucional para extender el plazo de las Fuerzas Armadas en seguridad pública. Presentada por Yolanda de la Torre, duranguense que juega con el bando Alito-Moreira.
Con esta iniciativa se abre una clara división entre Diputados y Senadores del PRI. Y, sobre todo, se resquebraja la alianza antinatura, que desde el principio se percibía como de conveniencia para los tres dirigentes partidistas, más que de un interés genuino por abordar los graves problemas del país.
El tema de fondo no es la militarización. Nunca lo fue. Es el juego político para ver qué bando saca más raja. A nadie, ni al presidente ni a la Alianza, les importa la seguridad de los mexicanos.
Para el presidente, la prioridad es su estrategia electoral. Para la Alianza, particularmente para los dirigentes partidistas y legislativos, la prioridad es salvaguardar sus intereses personales, a costa de sus partidos y del país.
Y en la sociedad civil, el debate sigue sin rumbo. Como lo fue con la discusión sobre la Ley de Seguridad Interior. El discurso fácil es el de la militarización. Como si el país no llevara militarizado desde 2007. Y como si la presencia armada no fuera en incremento desde entonces.
La militarización no nació con López Obrador, sino con su némesis, Calderón. Se consolidó y creció con su intocable, Peña. Y se generalizó, sí, como única estrategia con López Obrador.
Llevamos ya tres sexenios sumidos en la incapacidad, la corrupción, la insensibilidad, la insensatez, la indiferencia y la mediocridad de los peores titulares del Ejecutivo Federal. Tres gobiernos de darle la espalda a México. De no discutir los problemas de fondo y sus raíces.
Hoy, estamos en los peores niveles de violencia. Y con la narrativa actual de gobierno y oposición de polarización, encono, revancha y profundización del rencor y resentimiento seguiremos viendo máximos históricos mientras no se entre de fondo al tema.