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#ZonaLibre | La decisión de Marcelo Ebrard

Poco a poco, paso a paso, Marcelo Ebrard ha ido levantándose como una figura que podría convertirse en un candidato multicolor, que apuesta por el crecimiento de la clase media.
mié 22 marzo 2023 09:02 AM
marcelo ebrard
El mensaje que Ebrard ha dado en algunas entrevistas muestra admiración a López Obrador y su legado. Y ya habla de una “4T 2.0”, una “década dorada” por venir para México, si él llega al poder, apunta Caleb Ordóñez.

Ya no fueron más de un millón de seguidores. Quizá menos de la mitad de asistentes a esos mítines históricos, donde el presidente López Obrador se presentaba en el Zócalo como la luminaria política más popular en la era democrática moderna de México.

El pasado sábado 18 de marzo, un ambiente pro AMLO imperaba en la plaza pública más grande del país. Sin embargo, muy atrás quedó el motivo de la convocatoria, el cual buscaba recordar y conmemorar la expropiación petrolera, llevada a cabo hace 85 años, por el expresidente Lázaro Cárdenas.

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Desde el atril, López Obrador inauguró una etapa dentro de su movimiento, a fin de que sus precandidatos -o “corcholatas” como les llama- escucharan el requerimiento único y preponderante para poder ser el representante de Morena en las elecciones presidenciales del 2024: una fidelidad ideológica y determinante hacia su persona.

En otras palabras, una dependencia total a su visión y la continuación exacta de su régimen durante el sexenio del 2024 al 2030.

Ahí estaban los tres que puntean en las encuestas: Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López, quienes atentos a las palabras de su líder, asentaban a cada uno de los enunciados y declaraciones sobre el futuro inmediato de la autollamada “cuarta transformación”.

¿La encuesta de uno?

Para AMLO, lo sucedido hace 85 años durante la sucesión de Lázaro Cárdenas se está repitiendo.

El movimiento de expropiación causó un gran malestar entre la clase alta de aquel tiempo; esto originó la creación del Partido Acción Nacional. “Históricamente la derecha siempre se reagrupa cuando se pretende llevar a cabo un cambio democrático y se torna de plano intolerante y hasta violenta cuando se trata de reivindicaciones sociales en favor del pueblo", reflexionaba el presidente, mientras los presentes abucheaban y lanzaban mentadas al partido opositor.

Así continuaba López Obrador, dando línea a los precandidatos. Les hablaba solo a ellos. Comparaba la decisión que tuvo que tomar Cárdenas Del Río con la que él debe hacer en los próximos días.

En su crítica, AMLO relataba cómo el expresidente priista decidió apoyar a Manuel Ávila Camacho, quizá por la presión que ejercía la oposición y Estados Unidos, lo que ocasionó, según él, que el PRI se pandeara hacia la derecha y perdiera así sus principios revolucionarios.

Ante la narración histórica del presidente -con tono aleccionador- se abrió el debate sobre a cuál de las corcholatas se refería, como un “Ávila Camacho moderno”.

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Inmediatamente las miradas se centraron en Marcelo Ebrard, quien es la opción más moderada y con un talante reconciliador. Claudia Sheinbaum ha sido catalogada como una sierva entregada al lopezobradorismo; sus antagonistas aseguran que “vendió su alma al tabasqueño” a fin de ser la elegida.

¿Verdaderamente hacía el presidente una analogía con sus propias fichas o les dictaba un código de conducta y lealtad estricto?

Todo parece indicar que fue lo segundo. El morenista fue radicalizando su mensaje al imponerles: “Sin zigzaguear, sigamos anclados en nuestros principios, reafirmemos la decisión y el rumbo que hemos tomado desde que inició el Gobierno. No a las medias tintas…”.

El discurso era ya una amenaza disciplinaria para quienes coquetearán de alguna forma con la oposición.

Crecimiento y aceptación evidente

Y es que poco a poco, paso a paso, Marcelo Ebrard ha ido levantándose como una figura que podría convertirse en un candidato multicolor, que apuesta por el crecimiento de la clase media.

Si AMLO se aferra a que Claudia sea la candidata -a pesar de no asegurar el triunfo-, Ebrard podría agrupar un colectivo inmenso a partir de una candidatura en común, entre su propia estructura nacional, Movimiento Ciudadano -del cual fue fundador- y el partido Verde, que a la vez podrían sumar a la alianza del PRI, PAN y PRD, así como a las cámaras empresariales y el apoyo internacional. Una colectividad de expresiones que lo harían inmediatamente el candidato más fuerte hacia la presidencia de la República.

Eso lo sabe López Obrador.

Inmediatamente después del gran evento en el Zócalo, Marcelo ganó la agenda política nacional.

El que haya recibido un ataque con un vaso unicel afuera del Palacio Nacional señala cierta desesperación del equipo de sus adversarios internos. Luego, en la presentación de su libro “El camino de México”, el canciller mostró un perfil de un político profesional que no aceptará menos que la candidatura a la presidencia de la República, respaldado incluso por la querida escritora Elena Poniatowska.

Ese mismo día, la casa encuestadora Rubrum arrojaba que Ebrard lidera las preferencias de su partido, con 39.5%; esto es 5.8 puntos más que la segunda posición, ocupada por Claudia Sheinbaum con un 33.7%.

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Mientras tanto, “Mexico elige” reveló que el canciller es la persona servidora pública mejor evaluada por la ciudadanía mexicana con un 59.7% de opinión favorable. Incluso por encima del presidente.

El mensaje que Ebrard ha dado en algunas entrevistas muestra admiración a López Obrador y su legado. Y ya habla de una “4T 2.0”, una “década dorada” por venir para México, si él llega al poder.

El sucesor inmediato de AMLO en el gobierno del entonces DF dice que no solo continuó, sino profundizó las políticas del tabasqueño. Éstas incluso le valieron el reconocimiento como el alcalde mejor evaluado del mundo, en 2010.

A pocos meses de que se realice la encuesta para determinar a la candidata o candidato de Morena, el abanico de posibilidades se abre para Marcelo Ebrard. Deberá tomar una decisión muy pronto sobre cuál camino tomará, pues el destino le abre la puerta, le crea una disyuntiva por seguir insistiendo por Morena o hacer un frente sumamente amplio, que podría ser histórico.

Pero sea por el camino que sea, Marcelo quiere mantener la amistad y la “bendición” de su carnal López Obrador. Finalmente, el presidente tendría no una, sino dos opciones para que su régimen siga avanzando en el país.

¿Lo dejará tomar un camino fuera de Morena o le dará un voto de confianza para asegurar el triunfo?

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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