Los gritos llenos de todo tipo de agresiones eran grabados por un teléfono celular. Las risas de los muchachos eran un común denominador. Los puñetazos y patadas a la puerta iban trascendiendo de la burla a la furia. Todo esto sin ninguna causa, más que la de violentar.
Como era de esperarse, las miles de respuestas al video, en las diferentes plataformas digitales, son de impotencia, repulsión y horror ante tal escena dantesca.
Las autoridades del COBACH suspendieron a varios estudiantes, luego de hablar con sus padres.
Pero más allá de la propulsa e indignación que causa ver el bullying en su mayor expresión, es importante detenernos a reflexionar sobre lo que sucede actualmente en los jóvenes que viven una de las épocas más oscuras en cuanto a salud mental.
De acuerdo a la Organización de Cooperación para el Desarrollo Económico (OCDE), México ocupa el primer lugar a nivel internacional en casos de bullying. Según el organismo, más de 18 millones de niños y adolescentes mexicanos lo sufren.
¿Qué está pasando en las mentes de los adolescentes luego de una pandemia tan atroz? ¿Qué conduce al crecimiento histórico de estos, al consumo de sustancias tóxicas y pensamientos suicidas?
Para el doctor en psiquiatría, Miguel Ángel Ortega, el grupo más “atacado” por la crisis global que causó la pandemia son los más jóvenes y los más adultos. Creó cuadros de ansiedad y depresión como nunca se habían visto, no solo en nuestro país, sino en el mundo entero.
La incertidumbre sembrada hace que -por ejemplo- eventos “lejanos” como la guerra entre Ucrania y Rusia se consideren brutalmente contiguos.
La desigualdad y pobreza son ingredientes que se suman a un futuro incierto para los más jóvenes, en medio de una decadente economía global.
El más reciente estudio del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social -Coneval- muestra un crecimiento en la pobreza de México del 41.9% al 43.9%, fueron 3.8 millones de personas que se sumaron a este grupo vulnerable. 2.1 millones de personas pasaron de la pobreza a la pobreza extrema, a pesar de todas la estrategias, políticas públicas, programas y ayudas económicas que han otorgado los distintos gobiernos. La realidad supera cualquier “logro” que se inventa desde la comodidad del Palacio Nacional.