Con la incursión de Beatriz en la carrera presidencial, llega una luz de esperanza a lo que parecía una oposición completamente vacía de liderazgos, carente de figuras y cuadros que le dieran proyecto, rumbo y viabilidad ante la sociedad mexicana.
En esta columna hemos sido muy críticos de la oposición actual, y en particular de los aliados PAN, PRI y PRD. No solo por el ínfimo nivel de sus dirigencias partidistas, sino por su falta de entendimiento sobre por qué la sociedad les dio la espalda, y sus problemas reales.
Beatriz es el perfil que puede romper el círculo vicioso de la oposición. Ella conoce y entiende, como muy pocos personajes políticos, el complejo entorno social del país; y siempre ha tenido un afán sincero de mejorar esa realidad, a diferencia del actual presidente, que busca perpetuarla.
Si de algo ha mostrado orgullo siempre Beatriz es de sus raíces originarias. Su indumentaria nunca ha sido una moda pasajera, ni una estrategia de reflectores. Es, en mi opinión, una suerte de tributo sincero a esos orígenes, a esos millones de mexicanos invisibilizados y olvidados.
Platicar con Beatriz sobre México es acercarse a conocer su realidad. Es comenzar a entender las causas de tantos problemas en el país. Es comprender las fuentes de enojo y rencor de muchos mexicanos, hoy pastoreados desde Palacio. Es aceptar que por mucho tiempo les hemos fallado.
Al conocer a Beatriz se reconocen sus luchas políticas históricas y sus agendas profundamente sociales: los derechos fundamentales, los campesinos, los indígenas, las mujeres, y en general todos aquellos para quienes la movilidad social ha sido un sueño truncado.
Pero sus fortalezas van mucho más allá de la consciencia social. Beatriz es de los políticos, mujeres y hombres que más logros ha tenido a lo largo de su carrera. Una carrera que pocos han alcanzado, y que ha abierto brecha para muchas y muchos en México.
Hoy se dice que es tiempo de las mujeres en la política. Pero para Beatriz, como algunas otras de su generación, el tiempo de las mujeres fue su tiempo. Luchadoras incansables que abrieron espacios, con su calidad, esfuerzos y determinación. No se entienden los altos niveles actuales de participación política sin los antecedentes que Beatriz y muchas marcaron.
En un mundo de hombres, Beatriz se abrió paso. Desde los 21 años llegó a diputada local de Tlaxcala y presidenta del Congreso Local. Unos años después, se convirtió en la primera mujer gobernadora; y segunda en la historia del país.
Tiene de las carreras legislativas más importantes: 4 veces diputada federal, en dos ocasiones presidenta del Congreso de la Unión; y dos veces senadora, cargo que ocupa actualmente. Además de diversos cargos parlamentarios en el ámbito internacional.