Y digo a medias, porque a pesar de ese importante caso de 1973, nunca se tomaron acciones reales para hacerla valer en el marco legal de aquel país. Dejaron que durante casi 50 años el derecho a decidir recayera en una decisión judicial, que nunca se materializó en ley.
Hoy, el echar abajo el caso en la Corte en un proceso tan sui géneris, permitió dejar en el desamparo a millones de mujeres. Todo porque ningún gobierno tuvo la intención ni el valor de llevar a la legislación federal el tema, para que ya no fueran los congresos estatales los que pudieran decidir la negación de derechos.
La implicación de esta decisión es justamente eso: regresarle a los gobiernos estatales plena potestad para decidir sobre este importante asunto; asunto que de ninguna manera debería ser potestad local, sino directriz a nivel nacional.
Por eso resulta incongruente que el Presidente Biden, al hablar de esta decisión, hoy quiera usarla como herramienta electoral, diciéndole a la gente que justamente para evitar este tipo de retroceso en los derechos humanos, voten por los Demócratas para que retengan la mayoría del Congreso en noviembre.
Si el tema hubiera sido tan importante para la agenda de Biden, desde mayo que se tuvo la primera indicación de que la Corte resolvería así, habría hecho uso de la mayoría que aún tiene para legislar a nivel federal el tema, y no dejar en la indefensión a las mujeres.
Si esto hubiera sido tan importante para los Demócratas que se han rasgado las vestiduras desde la semana pasada, habrían ejercido su facultad en ambas Cámaras del Congreso para dejar un sólido marco legal que no se trastocara por la decisión anacrónica de la Corte.
Ahora, gracias a la pasividad presidencial (demostrada en todos los ámbitos) y a la apatía Demócrata en 13 estados, ha quedado automáticamente criminalizado el aborto, otra vez. En 13 estados más, ahora sí procederán a legislar localmente en contra de la posibilidad de aborto.
Esto, porque lo único que mantenía la posibilidad de las mujeres para decidir, era el poder ampararse ante el precedente de Roe versus Wade. Ese precedente era el que impedía la aplicación de las legislaciones en contra, y lo que contenía a otros estados de tomar ese camino.
Las implicaciones de esta decisión son múltiples y muy negativas. Para la vida democrática es una importante amenaza. Se permitió que el expresidente Trump nombrara a los Ministros de ultra derecha que hoy lograron revertir derechos de la sociedad.
Institucionalmente también hay implicaciones relevantes. Una Corte que deja de tener legitimidad y confianza pública, y que poco a poco se vuelve en un poder con poca capacidad de contrapesos. Esto se suma a un Legislativo completamente deslegitimado, como también pasa en México.
Pero las implicaciones sociales son aún peores, en un momento en el que la polarización en ese país está en sus máximos niveles en décadas.