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#Opidemia | Calderón vs AMLO

Un solitario López Obrador, en la comodidad de su quinta chiapaneca, vino a evidenciar lo débil que todavía luce una oposición.
mar 02 diciembre 2025 06:04 AM
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Bastó que López Obrador hiciera su aparición, ni siquiera en vivo, sino a través de un video en YouTube, para derribar en minutos lo que la oposición había venido construyendo en las últimas semanas, apunta Javier Rosiles Salas. (X/@lopezobrador_)

Hay dos narrativas en disputa en la arena política y mediática, la oficialista y la opositora. La aparición de dos personajes simbólicos para cada una de ellas demostró que el principal activo político sigue estando del lado de Morena y sus aliados, así como que la oposición aún no ha logrado encontrar el mensaje idóneo para articular un discurso claro y convincente que le coloque en condiciones de competitividad rumbo a los procesos comiciales que se avecinan.

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Bastó que el expresidente Andrés Manuel López Obrador hiciera su aparición, ni siquiera en vivo, sino a través de un video en la plataforma de YouTube, para derribar en minutos lo que la oposición había venido construyendo en las últimas semanas. Un tibio Felipe Calderón le deseaba éxito a los trabajos de actualización del partido que abandonó hace años cuando AMLO, de manera inesperada, se colocó como el tema central de la agenda con su libro “Grandeza”.

La narrativa oficialista, por un lado, tiene en la presidenta Claudia Sheinbaum a su principal actor, pero sigue teniendo en López Obrador a su principal respaldo. Por otra parte, la narrativa oficialista sigue en la búsqueda de un gran generador de mensajes, alguien que difícilmente podría ser el expresidente Calderón, alejado como está todavía del partido y sin la fuerza mediática de AMLO.

La narrativa opositora había venido aprovechando varios episodios en su favor, mostrando incluso cierta solidez. Destaca, desde luego, lo ocurrido tras la muerte del presidente municipal de Uruapan, Michoacán, Carlos Manzo. Situación que posicionó de manera vertiginosa a una figura con enorme potencial de escalabilidad electoral como lo es Grecia Quiroz.

El movimiento del sombrero cuenta ya con una causa, algo indispensable para la producción de una campaña exitosa. Además, no se trata de cualquier causa, sino una que le hace sentido a la sociedad mexicana: el acabar con los elevados índices de inseguridad y violencia en el país.

En ese tejimiento se inscribe una transformación muy importante del panismo, cuya cúpula ha entendido la necesidad de abrir el partido pese a los riesgos que ello implica. No era una noticia menor la que se publicaba el domingo en los medios: los cambios estatutarios del PAN.

El relanzamiento del PAN debe pasar por una dolorosa transición para que vaya de un partido de cuadros a uno que logre cumplir con por lo menos el mínimo de militantes inscritos para sostener el registro nacional, que como se sabe es el equivalente al 0.26% del padrón electoral federal. El panismo no logra congregar ni siquiera los 300,000.

Para dar un primer paso hacia esta transición, el partido aprobó que las candidaturas se elijan por encuestas o por elección abierta. En lo que respecta al primer mecanismo, imita lo realizado por Morena. Además, cualquier ciudadano/a podrá competir cobijado por las siglas del PAN. Se busca dotar de frescura al abanico de aspirantes del partido, incluyendo liderazgos de corte social, comunitario o académico.

Otro gran cambio aprobado es el de la posibilidad de que las afiliaciones se generen con un solo clic y se eliminen procesos engorrosos que no hacían más que obstaculizar la inclusión oficial de personas a la organización, como si no fuera ya difícil convencer a la ciudadanía de integrarse oficialmente a la vida partidista.

La intención es reclutar, primero, un ejército de 150,000 personas para que vayan al territorio y, después, puedan sumar a otros miles de nuevos militantes a través de una aplicación. Esto constituye un trastoque a la tradicional manera de concebir la afiliación en el PAN, más preocupados porque los nuevos integrantes conocieran a detalle la gloriosa historia partidaria.

En lo que no habrá mucho cambio es en los valores que defenderá la organización blanquiazul, en espera de que encuentre un clivaje en la sociedad mexicana que los comparta: patria, familia y libertad.

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“Deseo sinceramente que la reforma que el partido emprende cumpla su objetivo de impulsar y fortalecer la identidad del PAN (…) con sus gobiernos, que con todo y limitaciones y errores, han sido los mejores de México en lo que va del siglo”, escribía en una misiva el expresidente Calderón, quien en los últimos días había estado apareciendo como el adalid opositor de los buenos gobiernos.

En eso estaba el panismo, cuando un solitario López Obrador, en la comodidad de su quinta chiapaneca, vino a evidenciar lo débil que todavía luce una oposición que por lo pronto tiene como su principal activo a un partido que está en crisis de afiliación. Por lo pronto, AMLO uno, Calderón cero.

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Nota del editor: Javier Rosiles Salas ( @Javier_Rosiles ) es politólogo. Doctor en Procesos Políticos. Profesor e investigador en la UCEMICH. Especialista en partidos políticos, elecciones y política gubernamental. Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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