¿Qué significa para las urbanistas feministas la llegada de dos mujeres, Claudia Sheinbaum y Clara Brugada al frente del país y de la CDMX? Sin lugar a dudas, tiene un significado especial y se celebra con un halo de esperanza.
#ColumnaInvitada | Mujeres al frente, la proximidad que nos cuida
Las razones principales son dos y se basan en su experiencia femenina en el territorio. Primero, como mujeres, conocen de primera mano las dificultades que enfrentamos al vivir y recorrer la ciudad, y las tácticas que desarrollamos para transitar la ciudad de forma más segura: caminar por lugares iluminados, usar cierto tipo de ropa, limitar horarios y usar áreas designadas para mujeres en el transporte público. Segundo, han experimentado lo importante y necesaria que es la proximidad en los barrios, especialmente cuando se tiene a cargo el cuidado de otras personas. Digamos: tener a la mano de donde vivimos, no sólo el trabajo sino también la escuela de los hijos, la clínica de salud, el mercado, la farmacia, el parque.
Hoy tenemos la oportunidad de revertir la historia, donde ciudades y territorios han sido diseñados por hombres, priorizando tareas productivas. Podemos repensar nuestras ciudades para resolver nuestras necesidades y priorizar las actividades de cuidado desde el territorio: a partir de la planeación urbana, la movilidad urbana, la vivienda, la infraestructura de cuidado y los servicios. Hoy, con mujeres al frente, renace la esperanza de pensar en ciudades y territorios que nos cuidan.
¿Qué significa que una ciudad nos cuide? Las ciudades cuidadoras, término impulsado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), requieren estrategias que se den “en un contexto de corresponsabilidad y solidaridad, todos cuidan: el Estado, el mercado, las familias, la comunidad, los hombres y las mujeres.” La sociedad -y la vida de quienes la conformamos- se sostiene gracias a los cuidados de otras personas.
Sin embargo, en gran parte del mundo, son las mujeres quienes generalmente sostienen la vida. En México, las actividades de cuidado y el trabajo no remunerado -que representan el 27.6% del PIB- son realizadas principalmente por las mujeres. Muchas mujeres realizan dobles jornadas, una remunerada en el trabajo, ya sea formal o informal, y otra jornada no remunerada al volver a casa.
La tarea del Estado, a nivel nacional y local, como en el caso de la CDMX, está en responder cómo desde el diseño, planeación y gestión de nuestras ciudades se considera facilitar la realización de estas actividades, y se promueve un estado de bienestar que cuide a las que cuidan. Tendremos además, como sociedad empezar a borrar esas líneas que dividen de forma dicotómica, qué tareas le tocan a los hombres y cuáles a las mujeres - la división sexual del trabajo- y de forma solidaria llevar la prosperidad compartida desde el núcleo familiar, hasta el barrio, la ciudad y la sociedad.
¿Cómo consolidamos a la CDMX como una ciudad del cuidado? Para lograrlo, podemos aprovechar e impulsar los logros alcanzados en Iztapalapa y la ciudad en general en términos de transporte público, asegurando que sea integrado, seguro, accesible, eficiente y confiable. Contamos con una Estrategia Nacional y una Política Nacional de Transporte Público que nos proporcionan una base sólida.
Fortalecer el Metrobús, inaugurado hace 19 años cuando Claudia Sheinbaum estaba al frente de la Secretaría de Medio Ambiente, es esencial. Esto debe complementarse con las innovaciones recientes que han mejorado la experiencia y calidad de los viajes en los últimos seis años, incluyendo la electromovilidad. También es crucial fortalecer la red de Cablebús, integrar el Trolebús elevado con el transporte público concesionado, hacerlo más ordenado y limpio, y continuar con la inversión en el mantenimiento y ampliación del Metro.
En Iztapalapa, la Línea 2 del Cablebús, la más extensa y utilizada del mundo, ha reducido el tiempo de viaje a casi la mitad, favoreciendo los viajes de cuidado y la seguridad de las usuarias. Su éxito ha superado las expectativas, alcanzando casi 75 mil viajes diarios. Necesitamos integrar la ciudad aún más en beneficio de todos.
La movilidad urbana puede mejorarse con estrategias sencillas pero eficaces, como garantizar bicicletas con asientos para niños en la mayoría de las estaciones de Ecobici, como en Rosario, Argentina; implementar tarifas diferenciadas para personas que realizan viajes de cuidado; y mejorar las banquetas, extendiendo senderos seguros para mujeres, adolescentes y niñas en toda la ciudad.
Otro gran legado, que debe fortalecerse, es consolidar la red de Utopías implementadas en Iztapalapa y llevarlas a toda la ciudad. Las Utopías son infraestructuras sociales que facilitan el acceso a derechos económicos, sociales, culturales y deportivos. Ofrecen espacios deportivos, culturales y recreativos, así como comedores y lavanderías, apoyando a las personas cuidadoras y permitiéndoles tener tiempo para su propio desarrollo. Además, proporcionan acceso gratuito al arte, cultura, deporte y recreación, mejorando la calidad de vida y promoviendo la formación en diversas disciplinas.
Este modelo ha resignificado la vida en el Oriente de la ciudad al ofrecer servicios cercanos y accesibles. Su éxito se debe a su ubicación, arquitectura y programación. La Utopía Libertad, por ejemplo, consolida la visión del sistema de cuidados promovido por Clara Brugada para toda la ciudad.
Asimismo, la actualización del Programa General de Ordenamiento Territorial, ofrece la oportunidad para que desde la planeación se garantice una visión a largo plazo del sistema de cuidados públicos en el territorio. Tal fue el caso de Bogotá, donde las Manzanas del Cuidado, son parte esencial del Programa de Ordenamiento Territorial publicado en 2023. Será fundamental tener una apuesta robusta y sostenible a lo largo de ésta administración que inicia para generar vivienda adecuada bien localizada, especialmente vivienda social, consolidar el sistema de movilidad urbana desde una perspectiva de cuidados, y llevar Utopías a todas las alcaldías.
A nivel nacional, tenemos una oportunidad histórica para crear ciudades cuidadoras. El nearshoring puede impactar positivamente la vida diaria de las personas trabajadoras y sus familias si las ciudades donde se relocalizan las empresas, industrias y maquilas se planifican considerando la proximidad y los cuidados como factores clave. Esto implica facilitar el acceso a viviendas, espacios públicos, servicios urbanos y lugares necesarios para realizar las tareas de cuidado, así como a los empleos formales que se generarán.
De este modo, la cercanía, seguridad y facilidad para trasladarse entre el hogar, los servicios, las escuelas y los trabajos favorecerán los viajes de cuidado. Esto incrementará la posibilidad de que mujeres y niñas ejerzan sus derechos en condiciones de igualdad, mejorará la calidad de vida de todas las personas, fortalecerá las redes de apoyo mutuo y reducirá el impacto climático derivado de los traslados (emisiones contaminantes, uso de combustibles fósiles).
El rol del gobierno federal puede centrarse en promover y financiar proyectos clave de transporte público sustentable, fortalecer la planeación metropolitana (dado que la demanda de suelo para parques industriales se da preferentemente en los municipios periféricos), facilitar la construcción de vivienda adecuada bien localizada y diversificar las oportunidades para acceder a un crédito o tener la opción de rentar, impulsando las propuestas ya realizadas. Además, debe coordinar las acciones entre órdenes de gobierno y los sectores público y privado, asegurando la participación real de las personas, entre otras tareas clave.
Tener a la primera mujer Presidenta de México, y 13 mujeres al frente de la toma de entidades federativas, incluida la Ciudad de México, nos alimenta la esperanza, de que tanto la proximidad como la tarea de fortalecer los sistemas de cuidados públicos serán parte de su legado. La proximidad se dará no sólo con las personas - a partir de la escucha activa- sino también, en el territorio. La cercanía y el acceso, nos ayudará a sostener la vida en ciudades que nos cuidarán, especialmente de quienes cuidan: madres, abuelas, tías, vecinas, maestras, enfermeras, que estarán acompañadas por el Estado, por los hombres y la sociedad en su conjunto.
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Nota del editor: Carina Arvizu es especialista en política pública urbana con más de 12 años de experiencia. Fue Subsecretaria de Desarrollo Urbano y Vivienda del Gobierno de México (2019-2020); y consultora para organismos internacionales (BID, AFD) y docente. Es maestra en Diseño de Ciudades por LSE y SPURS Fellow por MIT. Síguela en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente a la autora.