La bicicleta ha sido, desde su invención, una aliada para las mujeres; de vivir socialmente confinadas, la bicicleta ha ayudado a otorgar a las mujeres una nueva libertad y, con ella, la posibilidad de participar en la vida pública y política, convirtiéndose en un medio instrumental para los movimientos sufragistas y feministas a lo largo del tiempo.
#ColumnaInvitada | Ecobici y las mujeres, un transporte para el futuro
Además de responder a nuestras necesidades de viaje, Ecobici promueve la intermodalidad, pues facilita el acceso al transporte público y mejora el tiempo y la experiencia en nuestros viajes.
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Hasta el día de hoy, la responsabilidad de las tareas domésticas y de cuidado recae principalmente en las mujeres. Nuestros patrones de viaje frecuentemente incluyen múltiples paradas enlazadas entre sí. Para que el transporte sea sustentable debe reconocer estas diferencias y responder a ellas. Esto no solamente aligera el peso de estas tareas, sino que reconoce un trabajo que frecuentemente permanece invisible.
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La bicicleta, cuando está acompañada de infraestructura segura, proporciona la flexibilidad necesaria para moverse a distintos puntos en un trayecto: de la casa a la escuela, al mercado, a los pagos y demás actividades cotidianas.
En la Ciudad de México, Ecobici ha jugado un papel importante en la vida de las mujeres de muchas zonas de la urbe, agregando, además, la libertad de la bici de anclaje, cuyo mecanismo no nos obliga a ser propietarias de una bicicleta para gozar de sus beneficios.
En sus inicios en 2010 solo 20% de las personas usuarias de Ecobici eran mujeres. En 2023 el porcentaje creció a un 40%. A partir de la renovación y aumento de calidad en las unidades y estaciones en 2022, el número de usuarias inscritas pasó de 11,900 a 29,400 en 2023, un incremento de un 147% . Esto es un éxito rotundo que seguramente va en aumento gracias a la expansión del sistema a la alcaldía Coyoacán en 2023.
Además de responder a nuestras necesidades de viaje, Ecobici promueve la intermodalidad, pues facilita el acceso al transporte público y mejora el tiempo y la experiencia en nuestros viajes.
Sin duda, las mujeres amamos Ecobici, pero ¿es todo amor o aún podemos anhelar algo más? Ecobici está en nuestros corazones, sí (incluso para algunas, grabada como símbolo de nuestra chilanguía), pero la realidad es que queremos más. De entrada, más garantías de seguridad: vías con velocidades controladas y refuerzo de la ley para que los usuarios de vehículos motorizados asuman sus responsabilidades y no sean una amenaza para peatones y ciclistas. Más y mejores ciclovías, distribuidas en vías primarias (Miguel Ángel de Quevedo y Universidad, si no es mucha molestia) y secundarias, confinadas y no compartidas con el transporte público, si lo que buscamos es poder hacer esos viajes con nuestras infancias. Bicicletas eléctricas que nos permitan cubrir mayores distancias. Variedad en sus modelos: con asiento para infantes y bicis de carga.
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Con esa oferta ampliada y sobre todo con infraestructura que garantice nuestra seguridad, ciertamente muchos de los viajes que las mujeres decidimos hacer actualmente en auto, se harían en bici, disminuyendo el número de coches en las vías y de emisiones, y fomentando ciudades más incluyentes y felices.
Vélib, el sistema de bicis compartidas en París, cuenta con un 40% de bicicletas eléctricas (de pedaleo asistido) entre su flota. Tembici, en Bogotá, es el ejemplo más exitoso en cuanto a diversidad y bicis para todo el mundo: la mitad de sus equipos es eléctrico, 10% son bicis de cajón, 10% cuentan con asiento para infantes y otro 10% son manocletas, dispositivos que pueden anclarse a sillas de ruedas y manejarse manualmente . En el caso de Bogotá, lo que ha permitido ese nivel de inclusión es el número de kilómetros de ciclovías confinadas, que suman más de 630, la red más extensa y con los índices más altos de uso de la bicicleta como modo de transporte en Latinoamérica.
Ecobici es un programa con aceptación y un capital social alto con un componente de género importante, amamos Ecobici; aun así, los tiempos demandan escalar el modelo para servir a más personas y hacerlo mejor. Los planes y estrategias de movilidad deben incluir perspectiva de género y sumarse al reconocimiento de la existencia de las mujeres y otros géneros para facilitar nuestras vidas y hacer valer nuestros derechos. Ecobici lo ha hecho bien y puede hacerlo mucho mejor. Es hoy y no hay tiempo que perder.
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Nota del editor: Verónica Ortiz Cisneros es Directora Global de Couminicación del ITDP (Institute for Transportation and Development Policy por sus siglas en inglés) organización internacional que promueve transporte sustentable y equitativo en todo el mundo. Síguela en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente a la autora.
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