Vivimos momentos complicados para la República. Estamos recapacitando de todo lo que implicó una elección de estado. Se aplicó una aplanadora a la equidad de las campañas. Un desastre democrático. Del lado de la oposición hubo errores importantes, pero lo cierto es que la cancha estuvo dispareja y el gobierno utilizó recursos obscenos para favorecer a sus candidatos y propuestas. Un atropello evidente.
#ColumnaInvitada | Las facturas se pagan
Esto es lamentable para el país, y en particular saber que ganó la opción correspondiente a un gobierno que tiene los peores indicadores en materia de seguridad, salud, educación, trabajo y otros rubros. Pero el escenario actual post-electoral es complejo por la combinación de tres factores: narrativa populista, promesas electorales y efectos de posible sobre representación. Morena quiere de hecho crecer el número final de legisladores que tengan en las Cámaras. No es tema menor que se adulteren las asignaciones de curules. La sobre representación es brutalmente relevante.
AMLO y su banda pretenden dar una inapropiada interpretación a los resultados en las urnas. Básicamente quieren que el 54% del voto en el Legislativo les lleve a 75% de curules, y que el 42% de la oposición se pase a 25%. Pero además dicen que la agenda del Plan C es lo que el electorado les autorizó e instruyó realizar. Esto es un disparate. El electorado lo que propuso es rechazar un posible viraje al pasado y darle a Morena la capacidad de entregar resultados. El poder trae la enorme responsabilidad de no vacilar en finalmente entrar a la raíz de los problemas.
Esto quiere decir que en lugar de la borrachera de poder, Morena debe darse cuenta que tiene poco tiempo para refrendar la confianza del electorado. No es un cheque al portador lo que recibieron, sino más bien la gran obligación de dejar la retórica y ahora actuar bien. Revisemos lo que está en juego ahora. Lo primero es agotar todos los pasos legales que resulten en la determinación final de las integraciones de las 2 Cámaras del Congreso de la Unión. Lo que se confirme hacia el 23 de agosto será el gran tema para saber el tipo de batalla que haya que dar en los siguientes meses.
Septiembre es crítico por coincidir el último mes de AMLO y el primero del nuevo Congreso Federal. Aquí el tema es qué es lo que entienda el presidente saliente como su tarea. Si se empecina en su misión de dejar su huella es capaz de derruirlo todo. AMLO quiere las cabezas de los Ministros de la Corte porque se atrevieron a contradecirlo y pretende repetir la escena de como tronó al IFE de Luis Carlos Ugalde para satisfacer su sed de venganza en 2007.
El problema es que si el Plan C se pasa como está escrito ahora provocará que se destruya al poder judicial federal, y además, los organismos constitucionales autónomos, el INE, la representación proporcional y la naturaleza civil de la Guardia Nacional. Será sin duda la eliminación de la normalidad democrática en el país. Muy probablemente no volvamos a ver transiciones y alternancias pacíficas por décadas. Así de grave el panorama. Luce desolador si son necios. La venganza es triste, pero es el motivo principal de lo que el presidente quiere hacer.
Pero más allá de que Morena piense que esa es la forma de consolidar su poder y hegemonía, bien podría ser también la primera página de su epitafio. Me explico. Carlos Urzua ya nos decía que se entregaría al siguiente gobierno un cartucho de dinamita encendido. Y eso es lo que va a suceder. Pero lo que deben entender tanto AMLO como CSP es que su narrativa populista ha resistido con teflón la nulidad de resultados básicamente por haber entregado recursos vía programas sociales. Eso es lo que ha generado apoyos populares, pero hoy están en un riesgo inminente.
Morena debe entender que si hace que la economía del país caiga en desorden o destrucción, las finanzas públicas ya no permitirán seguir apoyando sus promesas populares de crecientes recursos en efectivo directo a más de 25 millones de familias. Si pasan el Plan C en sus términos, aún si lo hacen solamente en lo que hace al Poder Judicial Federal, lo que van a provocar es una inestabilidad económica mayúscula donde los mercados van a castigar la pérdida de contrapesos y la posibilidad de abusos evidentes por la concentración de poder.
Por ello lo que no se pueda detener en el Congreso Federal por resistencia de la minoría o por auto-contención de las distintas fuerzas guindas y satelitales, los mercados van a aplicar la medicina más amarga posible. En ese escenario de pérdida de confianza el impacto en tipo de cambio, tasas de interés, rangos inflacionarios y pérdida de grado de inversión amenazarían tumbar la casa de naipes de la 4T. Con base en sentido común uno asumiría que Morena no se suicidaría en este escenario y que encontraría alguna versión descafeinada y menos peligrosa del Plan C.
Y es que lo grave es que entre septiembre y octubre se pueden escribir páginas realmente tristes y negras para el país. Vamos a ver en tiempo real hasta donde llegan los caprichos, si hay aún mesura, si entre AMLO y CSP hay coordinación, si CSP es capaz de contener o corregir los excesos de AMLO, y finalmente si quieren realmente beneficiar en algo al país, o si es una lucha para concentrar poder a costa de todo. A nosotros nos toca seguir en pie de lucha para defender las instituciones y libertades. Lo que no se pudo ganar el 2 de junio lo tendremos que seguir peleando en las semanas y meses por venir, y en pasando los meses críticos, enfocarnos en como lograr mejores opciones en 2027 y 2030. No hay tiempo que perder.
En cualquier caso la polarización debe parar. No se vale seguir estigmatizando porque ese es el caldo de cultivo idóneo para que el populismo siga fértil. Los problemas los tenemos todos, y entre todos hay que solucionarlos. Ante la cerrazón busquemos diálogo. Ante la necedad insistir en la búsqueda del éxito. Se requieren enfocar esfuerzos en serio. Las facturas se pagan siempre porque los errores son imperdonables. Que cada quien revise lo que no se haya hecho bien, y que la ciudadanía exija resultados. No se puede gobernar solamente para unos. A poner el ejemplo nosotros.
P.D. 1: En las siguientes semanas vamos a convocar a un Foro de Mejoramiento de la Justicia. El enfoque no es simplemente negar lo que es la propuesta de Reforma Judicial, sino ir más allá y abrir el espacio para confirmar que hay muchos temas que realmente inciden en la calidad de la justicia para todos. Pasa por policías, MPs, fiscalías locales y federales, tribunales locales y federales, sistemas penitenciarios, y temas de prevención. Si abarcamos todos estos temas estaremos ante la posibilidad de realmente mejorar la justicia para todos. El Plan C no solamente no sirve, sino que tiene devastadoras consecuencias. Por eso tenemos que trabajar en un plan integral que sí funcione y al que la mayoría legislativa se pueda sumar. Ese consenso implica de paso que Morena y satélites no se pongan necios y escupan al cielo con una propuesta absurda.
P.D. 2: Por cierto que si llegamos a tener una caída de la economía nacional y la desestabilización de las finanzas públicas y el gobierno, veremos cómo se rompe también el hechizo de las tribus de Morena, y en forma destacada como el Partido Verde se da a la búsqueda de una nueva ubre política de donde sacar provecho (como lo han hecho desde 2000 en que simplemente se van donde haya beneficios políticos y económicos). Al tiempo.
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Notas del editor: Juan Francisco Torres Landa es miembro del Consejo Directivo de UNE México y de la red de Unid@s. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.