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#Oteador | Oposición legislativa nimia

El oficialismo tendrá tres años de condiciones excepcionales para dar continuidad al proyecto de la llamada Cuarta Transformación.
lun 01 julio 2024 11:59 PM
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El refreno ante la futura cascada de reformas proviene más de un sentido de autocontrol por parte de la virtual presidenta electa que de una oposición atrincherada en el Poder Legislativo con posibilidades reales para siquiera contener o ralentizar los procesos de aprobación, apunta Javier Rosiles Salas.

Lo único a lo que podía aspirar la oposición en las elecciones de 2024 era a lograr un contingente legislativo lo suficientemente numeroso para impedir que Morena y sus aliados se hicieran fácilmente del control del Congreso. El fracaso fue fragoroso: el oficialismo tendrá tres años de condiciones excepcionales para dar continuidad al proyecto de la llamada Cuarta Transformación.

El mea culpa del dirigente nacional de Acción Nacional, Marko Cortés, es demasiado corto frente al tamaño de la catástrofe. “Me siento tranquilo por el deber cumplido” parece ser una frase hasta fuera de lugar en una reunión en la que se supone debería comenzar una nueva ruta para el panismo.

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En sesión extraordinaria del Consejo Nacional de su partido, Cortés intentó hacer una defensa de su papel como presidente: “a pesar de los pesares, a pesar de lo que nos digan, a pesar de todas las críticas, el PAN sigue siendo la primera fuerza de oposición en este país”.

Hizo un llamado a resistir desde el Senado a la serie de reformas que el oficialismo buscará aprobar una vez iniciada la LXVI Legislatura. “Ante las reformas que vienen contra la Corte, contra el proceso electoral democrático, el PAN tiene que resistir y aquí es donde yo creo que debemos hacer un exigente llamado a todos los legisladores, no sólo a los del PAN”, dijo.

En el caso del Senado, el fracaso opositor no es tan rotundo gracias a la legislación electoral, a la manera como se distribuyen los escaños en este cuerpo legislativo. La oposición tiene garantizado por lo menos uno de cuatro espacios (32 de 128) por el principio de la primera minoría. Esto significa que el partido o coalición menos perdedora en una entidad tiene derecho a un lugar frente a dos del primer lugar.

Esto explica por qué PAN, PRI y PRD tienen una mayor presencia en el Senado que en la Cámara de Diputados pese a tener prácticamente la misma votación en las elecciones para cada una de las cámaras: para el caso del PAN de alrededor de 16.9%, para el PRI 11% y para el PRD 2.4%.

Mientras que la coalición opositora tendrá apenas poco más del 20% de la Cámara de Diputados, con los mismos porcentajes de votación detentará el 31% del Senado, una diferencia sustancial para emprender la resistencia, según el llamado de Cortés.

Un fracaso muy significativo ocurrió en las gubernaturas, donde se esperaba que las fuerzas antagonistas pudieran mantener por lo menos aquellas que poseían. Lo logró en Jalisco Movimiento Ciudadano y en Guanajuato el PAN, pero este partido perdió Yucatán, la única entidad en donde hubo alternancia en unos comicios caracterizados por un mandato de continuidad por parte de la ciudadanía.

Sin embargo, el descalabro más fuerte para la oposición se dio en sus aspiraciones de buscar curules en la Cámara de Diputados. De acuerdo con las proyecciones, el PAN tendría una bancada de 68 legisladores frente a los 249 de Morena. Lo que es más, el partido blanquiazul es aquí la tercera y no la segunda fuerza, desplazado por el Partido Verde y sus probables 75 diputaciones.

El PAN nombró una comisión especial para el análisis de los resultados electorales, diagnóstico del partido y del país, la cual será presidida por Julio Castillo López, hijo del líder histórico panista Carlos Castillo Peraza y actual presidente de la Fundación Rafael Preciado. El diagnóstico debe partir por los diques, aquellos territorios en los que la oposición fue capaz de contener la fuerza del morenismo.

Se pueden identificar 15 entidades en donde la oposición tiene sus bastiones o su principal sostén electoral. Los ocho más importantes son: Aguascalientes (distritos 1, 2 y 3), Ciudad de México (distritos 10, 12, 15 y 19), Chihuahua (distritos 5, 6, 8 y 9), Coahuila (distritos 3, 4 y 5), Guanajuato (distritos 1, 3, 5, 6, 7, 9 y 11), Jalisco (distritos 3, 8, 10 y 15), Nuevo León (distritos 1, 2, 4, 6, 9, 10 y 11) y Querétaro (distritos 3, 4 y 5).

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Le siguen siete estados más en donde las áreas de influencia están mucho más constreñidas: Durango (distrito 4, Victoria), Estado de México (distrito 22, Naucalpan de Juárez), Michoacán (distrito 10, Morelia), San Luis Potosí (distrito 5, capital), Tamaulipas (distrito 8, Tampico), Veracruz (distrito 4, Boca del Río) y Yucatán (distrito 4, Mérida).

El refreno ante la futura cascada de reformas proviene más de un sentido de autocontrol por parte de la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, que de una oposición atrincherada en el Poder Legislativo con posibilidades reales para siquiera contener o ralentizar los procesos de aprobación. La deuda de la oposición es grande.

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Nota del editor: Javier Rosiles Salas ( @Javier_Rosiles ) es politólogo. Doctor en Procesos Políticos. Profesor e investigador en la UCEMICH. Especialista en partidos políticos, elecciones y política gubernamental. Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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