Tres casos recientes lo ilustran con claridad:
1. La señal de Washington y el efecto dominó en el sistema financiero
La reciente designación del Departamento del Tesoro de Estados Unidos de Intercam, CIBanco y Casa de Bolsa Vector como posibles canales de lavado de dinero activó una alarma legítima. Pero su impacto fue más amplio: en cuestión de horas, medios y redes comenzaron a especular sobre otras instituciones financieras que ni siquiera fueron mencionadas, pero que comparten perfil, sector o vínculos de negocio con las señaladas.
Incluso sectores adyacentes, como casinos o empresas de remesas, se vieron salpicados por el escándalo. La incertidumbre se vuelve marea: arrastra no solo a los culpables, sino también a los que están cerca.
2. Ovidio Guzmán: el testigo que amenaza con arrastrar a todos
La cooperación judicial de Ovidio Guzmán con autoridades estadounidenses ha desatado una tormenta de nombres y especulaciones. Aunque el proceso legal es confidencial y no hay declaraciones oficiales, han comenzado a circular listas y versiones sin sustento sólido. En este ambiente, cualquiera puede ser señalado.
Se instala así un clima en el que la posibilidad de ser mencionado basta para erosionar la reputación de políticos, empresarios o funcionarios, aun sin evidencia alguna.
3. Las visas y la lista negra invisible
La revocación de la visa estadounidense a la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Ávila, y a su esposo, abrió la puerta a especulaciones sobre otros actores políticos: gobernadores de Sonora y Sinaloa, alcaldes de Puerto Peñasco y Matamoros, incluso miembros del gabinete presidencial.
Nada ha sido confirmado, pero la sola insinuación de una “lista del Departamento de Estado” con nombres ligados al crimen organizado ha servido como combustible para filtraciones, insinuaciones y ataques. La duda, una vez sembrada, ya cumple su propósito.
Estos episodios comparten un patrón inquietante:
- Surgen en entornos de alta opacidad, donde la falta de información oficial deja espacio para versiones interesadas.
- Ocurren entre actores con conflictos latentes, lo que crea incentivos para que adversarios filtren, presionen o amplifiquen el escándalo.
- Operan en condiciones de asimetría, donde entidades como el gobierno de Estados Unidos pueden actuar unilateralmente, mientras los afectados carecen de herramientas para defenderse públicamente.
- Se amplifican en un ecosistema mediático que premia el escándalo, no la veracidad. En ese terreno, el que desmiente siempre llega tarde.