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Xóchitl Gálvez, ¿vida, verdad y libertad?

Si tomamos el cierre de precampaña como el mensaje definitivo de Gálvez hasta ahora, entonces ya sabemos qué representa y qué no representa.
mié 17 enero 2024 06:06 AM
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Alrededor de 20,000 personas asistieron este domingo al cierre de precampaña de Xóchitl Gálvez, aspirante a la presidencia del PAN, PRI y PRD.

El domingo, Xóchitl Gálvez pronunció un largo discurso para cerrar su precampaña presidencial . Fue una sólida pieza de oratoria. Se trató de un discurso bien diseñado, con un mensaje claro y un potente llamado a la acción.

Gálvez llevaba varias semanas empantanada, con una campaña deslucida, sin mensajes consistentes, con poca disciplina comunicativa y teniendo que lidiar con los escándalos de los partidos que la apoyan. Sin embargo, el domingo corrigió el rumbo y dejó ver que puede convertirse en una candidata seria y enérgica.

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En su discurso, Gálvez sostuvo que su campaña representa tres valores: vida, verdad y libertad, tres valores que, de acuerdo con su visión, el presidente López Obrador ha pisoteado durante su gobierno.

Utilizó cada uno de estos elementos para marcar un contraste con el mandatario y la candidata oficialista. Vida porque éste ha sido el sexenio de la muerte: los fallecimientos por el mal manejo de la pandemia, las muertes por la violencia ocasionada por el crimen organizado junto con la incapacidad del Estado para combatirlo, y la pérdida de vidas causada por el deterioro del sistema de salud. Verdad porque en este sexenio las mentiras y los “otros datos” han imperado. Y libertad en contraste con el autoritarismo y el ataque a las instituciones democráticas que —desde su visión— representa Morena.

El llamado a la acción fue no dejarse intimidar por un presidente que se está metiendo en el proceso electoral y salir con decisión a defender la vida, la verdad y la libertad en las urnas. De acuerdo con Gálvez, todo aquél que crea en esos tres valores debe votar por ella. Así de claro.

Otro tema que quedó claro en la precampaña de Gálvez es su visión sobre la meritocracia. Ella representa un caso de éxito, como los hay pocos en México, de una persona que nació y creció en una situación socioeconómica precaria y logró salir adelante y superarse a base de esfuerzo, trabajo duro, lucha y espíritu emprendedor. Por tanto, busca que su historia se repita millones de veces: que más mexicanas y mexicanos puedan lograr lo que ella consiguió.

Si tomamos el cierre de precampaña como el mensaje definitivo de Gálvez hasta ahora, entonces ya sabemos qué representa y qué no representa. Habrá a quien le guste y habrá a quien no le agrade, pero la candidata opositora dejó claro qué representa y qué ofrece.

Por su manera de concebir el mérito individual y la cultura del trabajo, por cómo entiende la democracia —antes que otra cosa, en clave institucional y procedimental—, por cómo enaltece el Estado de derecho, por el lugar prioritario que les otorga a las empresas y por la forma de comprender la rendición de cuentas, los organismos autónomos y la transparencia, Xóchitl Gálvez representa una oferta liberal.

Y no cualquier oferta liberal, sino el mismo programa liberal de la transición a la democracia en México. Esto no debe sorprendernos, cuando el tripartidismo de la transición (PRI, PAN y PRD) es quien impulsa a Gálvez.

Por eso, los entusiastas de la transición —analistas, intelectuales, políticos, empresarios y clases medias altas— están fascinados con su discurso. Por lo mismo, quienes están desencantados con los saldos de la transición —las juventudes, los colectivos de derechos humanos y víctimas, buena parte de las izquierdas, la clase trabajadora y otros tantos sectores— la ven con escepticismo.

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Quienes esperaban una oferta socialdemócrata de Gálvez —cosa que me parecía extrañísima al considerar la coalición que la apoya— se quedarán decepcionados. Quienes esperaban una campaña totalmente escorada a la derecha tampoco estarán felices. El proyecto de la transición a la democracia en México no fue ni lo uno ni lo otro; fue, ante todo, un proyecto liberal, al igual que la propuesta de Gálvez.

La buena noticia para Xóchitl Gálvez, y también para el PRI, el PAN y el PRD, es que su candidata por fin mostró músculo, oficio y claridad. Si continúa por esa ruta, puede ser más competitiva de lo que señalan ahora las encuestas.

La mala noticia para ellos es que el proyecto liberal de la transición está sumamente desacreditado ante sectores amplísimos de la sociedad, por lo que limitarse a defenderlo —aunque sea veladamente— no es la mejor idea para conseguir los votos de los indecisos. Tampoco es el mejor vehículo para convencer a los decepcionados ni para sacar a votar a quienes ejercerán su derecho al sufragio por primera vez.

Con este discurso, Xóchitl Gálvez no solamente dejó claro qué representa y qué ofrece, sino también sus alcances… y sus límites.

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Nota del editor: Jacques Coste (@jacquescoste94) es internacionalista, historiador, consultor político y autor del libro Derechos humanos y política en México: La reforma constitucional de 2011 en perspectiva histórica (Instituto Mora y Tirant lo Blanch, 2022). Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

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