En su discurso, Gálvez sostuvo que su campaña representa tres valores: vida, verdad y libertad, tres valores que, de acuerdo con su visión, el presidente López Obrador ha pisoteado durante su gobierno.
Utilizó cada uno de estos elementos para marcar un contraste con el mandatario y la candidata oficialista. Vida porque éste ha sido el sexenio de la muerte: los fallecimientos por el mal manejo de la pandemia, las muertes por la violencia ocasionada por el crimen organizado junto con la incapacidad del Estado para combatirlo, y la pérdida de vidas causada por el deterioro del sistema de salud. Verdad porque en este sexenio las mentiras y los “otros datos” han imperado. Y libertad en contraste con el autoritarismo y el ataque a las instituciones democráticas que —desde su visión— representa Morena.
El llamado a la acción fue no dejarse intimidar por un presidente que se está metiendo en el proceso electoral y salir con decisión a defender la vida, la verdad y la libertad en las urnas. De acuerdo con Gálvez, todo aquél que crea en esos tres valores debe votar por ella. Así de claro.
Otro tema que quedó claro en la precampaña de Gálvez es su visión sobre la meritocracia. Ella representa un caso de éxito, como los hay pocos en México, de una persona que nació y creció en una situación socioeconómica precaria y logró salir adelante y superarse a base de esfuerzo, trabajo duro, lucha y espíritu emprendedor. Por tanto, busca que su historia se repita millones de veces: que más mexicanas y mexicanos puedan lograr lo que ella consiguió.
Si tomamos el cierre de precampaña como el mensaje definitivo de Gálvez hasta ahora, entonces ya sabemos qué representa y qué no representa. Habrá a quien le guste y habrá a quien no le agrade, pero la candidata opositora dejó claro qué representa y qué ofrece.
Por su manera de concebir el mérito individual y la cultura del trabajo, por cómo entiende la democracia —antes que otra cosa, en clave institucional y procedimental—, por cómo enaltece el Estado de derecho, por el lugar prioritario que les otorga a las empresas y por la forma de comprender la rendición de cuentas, los organismos autónomos y la transparencia, Xóchitl Gálvez representa una oferta liberal.
Y no cualquier oferta liberal, sino el mismo programa liberal de la transición a la democracia en México. Esto no debe sorprendernos, cuando el tripartidismo de la transición (PRI, PAN y PRD) es quien impulsa a Gálvez.
Por eso, los entusiastas de la transición —analistas, intelectuales, políticos, empresarios y clases medias altas— están fascinados con su discurso. Por lo mismo, quienes están desencantados con los saldos de la transición —las juventudes, los colectivos de derechos humanos y víctimas, buena parte de las izquierdas, la clase trabajadora y otros tantos sectores— la ven con escepticismo.