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Victorias amargas y condena a la mediocridad

Los procesos de selección de la 4T y del Frente "Amplio" terminaron con victorias amargas que generaron más problemas que logros dado el inusitado nivel de anticipación con que se realizaron.
mar 03 octubre 2023 06:50 AM
encuesta xochitl galvez
Por primera vez hay dos mujeres con posibilidades reales de ganar la presidencia de México. Lamentablemente, es una victoria amarga ante sus perfiles de profunda mediocridad, señala Don Porfirio Salinas.

Los procesos de selección tanto de la 4T como del Frente “Amplio” dejan muchas lecciones, y principalmente muchos sinsabores.

En primerísimo lugar, ambos terminan con victorias amargas que generaron más problemas que logros dado el inusitado nivel de anticipación con que se realizaron. En este contexto, ganó el presidente, al menos por el momento, al demostrar que él controla el juego político y electoral.

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Para variar, todos cayeron redonditos en su juego. Fue él quien forzó la anticipación al arrancar el proceso de selección de la 4T, pues es a él a quien le conviene forzar los tiempos. La oposición, que no logra encontrar un camino propio, mordió directo el anzuelo.

La selección de la 4T erigió a una candidata de manera muy previsible, y dirigida, aunque aún habíamos quienes pensábamos que podría quedar un tercero. Pero con un proceso sorprendentemente más accidentado de lo esperado.

El segundo lugar, sorprendentemente, decidió rebelarse pero sin romper, de manera inexplicablemente prolongada. Con ello, le restó triunfalismo a la victoria de su contendiente; pero al mismo tiempo, día con día pierde más la posibilidad de ser un actor relevante en 2024.

No se puede entender bien la estrategia que hasta el momento ha seguido Ebrard, a quien muchos veíamos como un político de largo colmillo que, sabedor de que no sería el elegido, negociaría hábilmente una salida que le permitiera mantener poder seis años más. Hoy está desdibujado.

Del lado del Frente, ganó el mal llamado y fugaz “fenómeno” de Xóchitl, en un proceso más desaseado, teledirigido y equivocado que el de la propia 4T. A tan solo unos días de ser erigida, su estrella empezó a difuminarse.

La malicia e impericia con la que Claudio, Alito y Marko expulsaron a la única política de alto nivel de la contienda dinamitó al Frente. La jugarreta innecesaria contra Beatriz a días de la votación interna generó un profundo cisma, no solo al interior del PRI sino del propio PAN.

La decisión de un pseudo empresario inexperto, un líder priista individualista y corrupto, y un líder panista convenenciero, llevó al Frente al terreno donde el presidente los quería, sin entenderlo, poniéndole en frente a la ganadora que él mismo los orilló a elegir por ser la más vulnerable.

Otra lección de la que se habla es que, por primera vez, hay dos mujeres con posibilidades reales de ganar la presidencia de México. Lamentablemente, esta también es una victoria amarga ante sus perfiles de profunda mediocridad.

Por la 4T, una ex Jefa de Gobierno capitalina que únicamente se ha desempeñado en cargos locales como Alcaldesa y Secretaria del Gabinete capitalino, con resultados que dejan mucho que desear, por decirlo de manera educada, en sus nada impresionantes gestiones.

Por el Frente, alguien con un cargo menor en el Gabinete ampliado de uno de los presidentes más ineficientes de que se tenga memoria, Alcaldesa con resultados profundamente mediocres en la capital del país, y Senadora sin mucha huella legislativa.

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¡Por supuesto que es importante que llegue una mujer a la Presidencia! Pero por qué quemar esta posibilidad histórica con perfiles tan insulsos y cuestionados, cuando hay tantas mujeres políticas con credenciales probadas, empezando por la que fusilaron en el mismo Frente.

El proceso electoral se deja ver como uno de histórica mediocridad, que lastimará enormemente la legitimidad y confiabilidad de nuestro sistema democrático.

Una abanderada 4Tista cada día más ensoberbecida y ansiosa de poder, al costo que sea, creyendo que ya heredó el liderazgo mesiánico. Pero que al final del día no es más que un guiñol del presidente para su juego electoral, sabedor de que la elección será sobre él y no la seleccionada.

Y una abanderada Frentista que dará tumbo tras tumbo, empezando por su empeño de tratar de sumar a perfiles altamente cuestionados, desprestigiados y pendencieros del calderonismo recalcitrante.

Quienes creyeron que era la iluminada, no entendieron a quién imponían. No es casualidad, ni sorpresa, la falta de rumbo de su candidatura. Su trayectoria no refleja capacidad de estrategia, y sí lleva a cuestas su reputación de no honrar acuerdos políticos, como lo hizo en sus otras contiendas, que por cierto perdió.

Tampoco entendieron, ni ella misma, que el supuesto fenómeno era un espejismo, como aquí lo advertimos en no pocas ocasiones. Ese fenómeno ya acabó, porque el Presidente así lo decidió. Seguramente lo revivirá momentáneamente cuando así le convenga, porque es él quien controla.

El proceso electoral de 2024 está resultando en un proceso histórico, pero por todas las razones equivocadas. Cuando más necesitamos elevar el nivel de la política y de la discusión pública en México, todos los actores políticos parecen empeñados en hundirlos.

Mientras los medios y opinadores parecen decididos a seguir el juego perverso, sin importar las consecuencias que eso está teniendo para la democracia, que tanto defienden de dientes para afuera.

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Como país, salimos perdiendo con quienes se erigieron en ambos procesos. Por primera vez en décadas teníamos la posibilidad de una contienda de nivel, donde se discutieran las ideas y se abordaran los problemas estructurales del país, y que no solo fuera politiquería.

Una contienda entre Beatriz y Ebrard hubiera cambiado de tajo el panorama del país. Pero el presidente sabía que no le convenía, y quienes llevan las riendas de la oposición tuvieron miedo de perder sus nichos de poder.

Sin embargo, aún falta mucho para el registro legal de candidaturas, y el presidente aún tiene muchas piezas que jugar en su ajedrez. Hoy el panorama supuestamente seguro es sombrío. Veamos qué pasa de aquí a febrero, cualquier sorpresa se puede venir.

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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