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#Oteador | Ojiva ebrardista

Marcelo Ebrard sigue, más bien, el camino de López Obrador con El Camino de México: es una ojiva que hoy se aloja en un torpedo llamado Morena a la espera de provocar su explosión.
lun 25 septiembre 2023 11:59 PM
Marcelo Ebrar lanza El camino de México, una asociación civil-movimiento
La asociación del excanciller lleva el mismo nombre de su libro presentado hace algunas semanas "El camino de México".

¿“El Camino de México” es a Morena lo que Movimiento Regeneración Nacional, A. C., fue para el PRD: el origen de su desmoronamiento? Es, por lo pronto, una asociación civil que se anida a manera de parásito y se plantea depauperar al partido del oficialismo.

La propuesta de Marcelo Ebrard para asirse a la organización política que fundó el presidente Andrés Manuel López Obrador es embarullada, una mezcla desordenada de elementos dispares: un movimiento político-asociación civil-no corriente-organización social-protopartido político.

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Hay una gran contradicción en un movimiento con prisa para organizarse, inmediatamente, como asociación: de la flexibilidad, el convencimiento libre, los métodos no convencionales, a la rigidez de las reglas, las estructuras y las jerarquías.

Ebrard, quien nunca se mostró cómodo en los eventos tumultuosos –bendita magia del Tik-Tok que permite estar hasta en la soledad de una cocina, pero al mismo tiempo interactuar con millones de seguidores--, es capaz de poner fecha exacta al paso del movimiento a la institucionalidad.

“A partir del 18 de septiembre, vamos a organizar y formalizar nuestro movimiento político nacional. Seguimos siendo parte, compañeros, y espero el de la voz, de Morena. Siguen siendo varios compañeros del (Partido) Verde, siguen siendo varios compañeros del PT, pero tenemos una causa que defender”, afirma.

“Somos un movimiento político, eso es lo que somos, pero necesitamos tener nuestra propia forma de organización”, explica. Insiste en que la asociación que anuncia no es un partido político, pero porque no puede serlo, porque hay que esperar hasta las elecciones intermedias de 2027.

Tampoco se trata de una corriente, porque entre los fundamentos de Morena se establece (artículo tercero, inciso k de sus estatutos) que “la afiliación será individual, personal, libre, pacífica y voluntaria, sin corporativismos de ninguna índole; sin que se permitan facciones, corrientes o grupos que vulneren la soberanía del partido, es decir, su capacidad exclusiva de dirección general”.

Martha Lucía Micher, senadora y mano derecha de Ebrard, contribuye a la confusión al agregar el término de organización social. Está dentro de Morena, pero escapa a sus límites: hace un llamado para que se integren, no al partido del presidente, sino a la asociación, todas las personas interesadas, de cualquier lugar del país y de cualquier estrato social. Aglomeración expansiva.

Por eso Marcelo pide paciencia: “que nadie se desanime. Estas cosas toman tiempo y hay que luchar, y vamos a seguir luchando. A nosotros no nos van a doblar nunca”. El anuncio, al parecer, de un arduo camino para ir construyendo un partido político. Una de las pocas salidas que le quedan, un acto esperanzador para mantener el furor de sus simpatizantes. Un protopartido político.

El partido fundado por el presidente López Obrador realizó su asamblea constitutiva el 26 de enero de 2014 y el 9 de julio de ese año logró su registro, aprobado por el Consejo General del INE, cuyos integrantes validaron un total de 496,729 militantes y 30 asambleas estatales. Pero la historia de Morena va mucho más atrás, en su origen como asociación civil.

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Marcelo denomina el capítulo 3 de su libro –que se titula igual que su asociación-- “Manuel, el otro, mi mentor”, en donde anota: “Víctor Manuel Camacho Solís fue la persona que me dio mis primeras oportunidades en el mundo de la política, fue un gran maestro dentro y fuera de El Colegio de México, fue mi jefe, mi mentor, confidente, compañero hasta para fundar un nuevo partido político. Manuel fue un político modernizador y pacifista”.

Pero se equivocan quienes aseguran que Ebrard sigue el camino de su mentor político, quien el 12 de octubre de 1995 abandonó al PRI argumentando que “no hay voluntad de hacer el cambio del régimen ni la reforma interna del PRI”. Su llamado fue a cimentar fuera del partido tricolor “con otras fuerzas de oposición, un espacio para la democracia”.

Ebrard sigue, más bien, el camino de López Obrador con El Camino de México: es una ojiva que hoy se aloja en un torpedo llamado Morena a la espera de provocar su explosión. La paradoja de la ojiva ebrardista es que la lucha por la institucionalidad de hoy traerá inestabilidad mañana, cuando, por segunda vez, el discurso sea: no cabemos ya en Morena.

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Nota del editor: Javier Rosiles Salas ( @Javier_Rosiles ) es politólogo. Doctor en Procesos Políticos. Profesor e investigador en la UCEMICH. Especialista en partidos políticos, elecciones y política gubernamental. Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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