¡Vaya banquete en año electoral, como para dejárselo a cualquiera!, dirían los malpensados ¿o no?
Era obvio que querían darle todo el peso a un nombramiento que recayó unos días después de la toma de posesión gubernamental en la joven Paulina Moreno García, quien bajo la fórmula de “99% de cercanía y 1% de capacidad”, llega a manejar la chequera más importante de las 32 entidades de la República, incluso por arriba de la CDMX, Nuevo León o Jalisco. Así, como lo están leyendo, y por eso es el personaje de la semana.
Moreno García, egresada del Centro de Investigación y Docencia Económicas, sí del defenestrado CIDE en la 4T, ocupó en los primeros años de este gobierno puestos de poca monta en el SAT, Banobras, Infonavit y -qué vergüenza- en la coordinación de abasto del fracasado INSABI (sí, el responsable del desabasto de medicinas, un puesto como para quitarse de cualquier currículum), y había estado los últimos dos años a cargo de la Dirección General Adjunta de Administración y Finanzas de Nacional Financiera (Nafin) y del Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext).
Egresada del grupo de todas las confianzas de Andrés López Beltrán -el famoso Andy, a quien el miércoles caché y publiqué en redes sociales que tuvo una reunión privada en Polanco con Omar García Harfuch, el quesque gallo de Morena para la otra joya de la corona, la CDMX, el bastión lopezobradorista que perdió en las elecciones intermedias del 21-Paulina Moreno no se destacó precisamente por su capacidad y eficiencia en Nafin y Bancomext-.
De entrada, les conté que ni siquiera pudo o supo administrar a los sindicatos de ambos bancos de desarrollo, con quienes sostuvo un conflicto laboral que bien pudo haberse resuelto con tantita empatía y sensibilidad política, de la que carece esta señorita.
-siéntense para seguir leyendo-
Pues cómo olvidar cuando le dijo a un grupo de manifestantes sindicales que protestaba por un tema de escalafón salarial, simplemente exclamó: “¡ustedes no son maestros de Oaxaca para estarse manifestando!”.
Vaya, vaya, con la capacidad de negociación que seguramente ahora le será muy útil para administrar los dineros de una entidad muchísima más compleja; de entrada, por sus 17 millones de habitantes y una infinidad de problemas sociales, urbanos, rurales, magisteriales, de movilidad, seguridad, pobreza y un larguísimo etcétera.