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#ElPersonaje | Luis Antonio Ramírez, el junior del Gabinete

El desastre en el ISSSTE es responsabilidad de quien hoy traslada su misma incapacidad a Nafin y Bancomext, donde por su conocida soberbia dejó crecer una negociación sindical.
vie 27 enero 2023 06:01 AM
#ElPersonaje | Luis Antonio Ramírez, el junior de Gabinete

Qué les cuento, que el priista, Luis Antonio Ramírez, hijo de exgobernador de Oaxaca, Heladio Ramírez, quien es un cacique en el Estado de México y parte muy importante de la campaña de la delincuente electoral, la Delfis, (entre mapaches te veas), está generando tormentas y nubarrones por donde pasa. Así como lo están leyendo.

Con decirles que por su soberbia y mala gestión, las quejas han llegado hasta la mañanera.

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De entrada, les cuento que el ISSSTE, que está en terapia intensiva, lo está no solo por el comandante Z, sino por este junior, quien después de dejar los nubarrones en el instituto lo mandaron bajo un disfraz de banquero -que no es- al mando de las dos principales instituciones de banca de desarrollo en México: Nafin y Bancomext, invisibles desde 2018 y a donde este oaxaqueño llegó hace poco más de un año.

Neoliberal por definición, egresado del ITAM y graduado con una maestría en planeación política y social por la súper fifí Londol School of Economics, don Luis Antonio quiso ser gobernador como su papi, pero simplemente no encontró apoyo alguno, aunque hizo su luchita como diputado federal de 2003 a 2006 y luego como legislador local de 2015 a 2018. Perdió aún sin competir.

En el inter, por el simple hecho de ser hijo de quien es, había llegado al ISSSTE al inicio del sexenio de Enrique Peña Nieto para ocupar la Dirección de Finanzas, donde formó parte del equipo de trabajo del fallecido Sebastián Lerdo de Tejada. Así empezó a familiarizarse y a ser parte de broncas millonarias por irregularidades graves en cuanto al pago a proveedores de la institución. Ello no impidió que a la llegada del gobierno de López Obrador, y también por intercesión de su santo padre, fuera nombrado director general de esa institución, hoy en desgracia.

Además, les cuento que fue este junior quien contrató a la exgacela Almendra Ortiz, quien por corrupta contrató a la empresa Imedic, la cual jamás dio el servicio de imágenes, dejando MUERTOS por su incumplimiento.

Testimonios de quienes lo padecieron ahí aseguran que en su gestión permitió a Joel Ayala, el eterno cacique de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE), a quien conoció ahí mismo unos años antes, manejara asuntos relevantes del Instituto mientras tenía serias diferencias con el actual titular del ISSSTE y entonces segundo a bordo, Pedro Zenteno , y con el mismísimo general Jens Pedro Lohmann Iturburu, a quien enviaron después a tratar de solucionar sin éxito la distribución de medicamentos y vacunas en todo el país.

El desastre en el ISSSTE no es, pues, entera responsabilidad del capitán “Z”, sino de quien hoy traslada su misma incapacidad a Nafin y Bancomext, donde por su conocida soberbia dejó crecer una negociación sindical común y corriente hasta niveles en los que hoy los representantes de ambos sindicatos no pueden ingresar a las instalaciones institucionales. O sea, no solo les cerró la puerta de sus oficinas para dialogar, sino literalmente el acceso a los edificios de Plaza Inn y Periférico Sur.

Reza el dicho: “dime con quién te llevas y te diré quién eres”. Como en el ISSSTE con Almendrita, en su experiencia de “banquero” carga el lastre de Paulina Moreno, Directora de Administración de los dos bancos, quien ante una manifestación de protesta sindical solo se le ocurrió reclamarle a los trabajadores: “¡ustedes no son maestros de Oaxaca para estarse manifestando!”. Vaya capacidad de negociación de quien también goza de la recomendación desde Palacio Nacional.

Es tal el desaseo de Luis Antonio Ramírez Pineda, que ahora el conflicto sindical Nafin-Bancomext llegó hasta “la mañanera”, donde el presidente le encargó el asunto a la secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde, hija por cierto del apoderado legal de los dos organismos gremiales, Arturo Alcalde Justiniani. Vaya lío.

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Orgullo de otras épocas, Nafin y Bancomext han visto caer los números de colocación de créditos a empresas -su razón de ser- y ahora su dirección está a cargo de un funcionario que no es financiero y está más ocupado en despojar de sus sedes a dos sindicatos que históricamente no habían representado conflicto alguno y a cuyos afiliados acosa sistemáticamente. Pero incluso ha querido cambiar los manuales de crédito, lo que es una barbaridad.

Leyendo lo anterior, seguro se acordó que Bancomext le dio a Epigmenio Ibarra 150 millones de pesos.

¿Quiere quebrar de nuevo a la banca de gobierno? ¿O anda buscando fondos de campaña, acaso?

Ahí están las preguntas sobre la vida pública de este oaxaqueño cincuentón, divorciado y con dos hijas, para quien lo importante es la grilla y no el fomento económico empresarial.

Pues no está por demás comentarles, a manera de cereza del pastel, que la cartera crediticia y garantías a empresas privadas (la razón de ser de la banca de desarrollo), es 17% menor a la registrada en 2018.

Ah, y como gran junior que es, ¡jamás abrió su puerta a los empleados que dirige o dirigió! Sí, un junior que se cree un Dios todopoderoso.

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única de la autora.

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