Curiosamente, me dicen, que el mejor aliado de Milo Lozoya ahorita es AMLO, por su pleito tonto con el Poder Judicial Federal y porque ya va de salida.
Para que Ancira pudiera salir del Reclusorio Norte, el acuerdo que tuvo que hacer fue… mmm, digámoslo, una ‘pasadez de lanza’; sí, se vieron muy gandallas y voraces con él. Pues déjenme contarles que no solo tuvo que pagar TODO, sino que encima le quitaron su fábrica que tiene en Coatzacoalcos y súmele que aparte le condicionaron que debía vender Altos Hornos de México a Julio Villarreal, banquero de la 4T.
La teoría del caso, de acuerdo con la fiscalía, es que Emilio Lozoya recibió un ‘cochupo’ de 3.4 millones de dólares de Alonso Ancira para que éste le hiciera un favor. Tiempo después, al llegar Milo a Pemex, le compró a sobreprecio una planta chatarra de fertilizantes: Agronitrogenados.
Ahora bien, y de acuerdo con la sentencia que el jueves 31 de agosto del 2023 dictó el juez Gerardo Alarcón, al pagar Ancira el resarcimiento del daño, Lozoya como co imputado del delito quedaba libre de polvo y paja; es decir, se benefició del resarcimiento del daño pagado por el empresario y él, como funcionario público, salió victorioso. ¡Ver para creer!
Sin lugar a dudas tenemos que cambiar las leyes que castiguen la corrupción y hacerlas mucho más severas, ¿o no?
Lo que es un hecho es que gracias al juez Gerardo Alarcón, Lozoya pasó en el tema de Odebrecht de ícono de la corrupción con Enrique Peña Nieto a ¡ícono de la impunidad!