Aaaaah, porque de acuerdo con los fiscales, LA INSTRUCCIÓN es permitir que Lozoya siga negociando la entrega de recursos económicos al gobierno de López Obrador, hasta que la jueza a cargo ya no permita más aplazamientos.
“Finalmente el que está en la cárcel es Lozoya y mientras siga alargando la definición del proceso, pues eso va en su contra. Nosotros ya presentamos la acusación en tiempo y forma, pero no podemos oponernos a que la defensa pida más tiempo, aunque eso vaya en su propio perjuicio. Si no se hace así, ellos luego podrían pedir la reposición de todo el procedimiento”, dijo uno de los fiscales.
Y con “amigos” como los de Lozoya… para qué quieres enemigos
Ante la falta de evidencias documentales que prueben que el dinero de Odebrecht se usó para sobornar a legisladores y aprobar la reforma energética, Emilio Lozoya necesitaba del mayor número de testigos posibles que corroboraran todas las versiones de su historia. Ofreció a la FGR dos testimonios clave, de dos hombres y amigos de toda su confianza: Rodrigo Arteaga Santoyo, quien era su secretario particular en Pemex; y Francisco Olascoaga Rodríguez, quien fuera su director administrativo.
Lozoya prometió a los fiscales que estas personas corroborarían del lado de Pemex su historia: que sabían que desde su oficina se tenía que triangular dinero en efectivo proveniente de Odebrecht para sobornar a legisladores, que sabían donde se almacenaba, que tenían recibos de ello. Vamos, serían más que dos testigos: aportarían las evidencias.
Arteaga y Olascoaga eran mega brothers del exmandamás de Pemex, incluso, lo acompañaron -según mis fuentes- a múltiples fiestas en las que el pato laqueado era una vianda de todos los días. Y, sobre todo, compartían la animadversión de Lozoya por Luis Videgaray, entonces secretario de Hacienda.
Pero cuando llegó el momento de cantar toda la verdad, estos testigos no corroboraron lo que Lozoya quería y terminaron contradiciéndolo.
Así lo manifestaron en entrevistas NO con el Ministerio Público… sino con los abogados de Lavalle y que fueron ofrecidas como pruebas por la defensa del exsenador y de las que LA SEMANA RESUMIDA tiene copia.
En dichas entrevistas, levantadas el 25 de enero de 2021, Arteaga y Olascoaga niegan haber guardado dinero para sobornos y menos haberlo entregado. Incluso dicen que jamás escucharon que esa operación existiera y, en consecuencia, tampoco tienen notas, recibos o videos que corroboren la versión de Lozoya.
Fuentes con pleno conocimiento del caso revelaron que Emilio Lozoya se encontró personalmente con Arteaga y Olascoaga en 2020, cuando aún se encontraba libre y portando un brazalete electrónico. En dichas reuniones también estuvieron presentes distintos abogados. El objetivo era convencerlos de que ratificaran la versión que él había dado ante la FGR. Las reuniones tuvieron lugar en un despacho de la colonia Del Valle.