El COVID-19 exacerbó potencialmente el uso de drogas, por la depresión masiva, la ansiedad constante y la incertidumbre de los ciudadanos.
Quizá cuando tratamos el tema de las adicciones imaginamos barrios pobres, delincuencia y violencia. Sin embargo, va mucho, pero mucho más allá.
Las adicciones se han incrementado potencialmente por la utilización de medicamentos legales, que parecían ser inofensivos, pero tenían la intención de atrapar y enajenar a los consumidores. Uno de esos casos fueron los opioides, que son comúnmente recetados contra el dolor, pero que se han convertido en el peor enemigo de la sociedad estadounidense.
Los opioides deterioran la función química del cerebro que controla la respiración y generan altos riesgos de dependencia. Aunque su uso contra el dolor se empleaba normalmente en pacientes moribundos, la farmacéutica Purdue Pharma introdujo al mercado en 1996 el medicamento OxyContin -cuyo componente es el opiáceo oxicodona-, publicitado como un analgésico apto para tratar dolores cotidianos.
Según datos de la DEA, unos 76,000 millones de opioides circularon en Estados Unidos solo entre 2006 y 2012, lo que se le denominó como la crisis o epidemia de opioides.
¿Qué utilizan los opioides para ser tan adictivos? Fentanilo. Una sustancia 50 veces más potente que la heroína, con un efecto reforzante mucho más intenso. Esto genera mayor probabilidad de desarrollar adicción y, a su vez, muerte por sobredosis.
Más allá de las fronteras
Ahora bien, el tema de la epidemia de adicción que vive nuestro vecino norteño nos lleva a una realidad que se vive diariamente en los cárteles de droga mexicanos, que buscan producir y enviar el fentanilo a los Estados Unidos.
El Secretario de Defensa de México, Luis Cresencio Sandoval González, aseguró que desde 2019, las incautaciones de fentanilo en México han aumentado un 500%.
Esto explica cómo los cárteles de la droga han encontrado en la sustancia el nuevo mercado para acapararlo, con un activo mucho más económico que la cocaína y buscan posicionarlo más que la marihuana.
Esto ha generado diversas masacres, ajustes de cuentas, aumento de grupos delictivos, entre otros flagelos dentro de nuestro país. Esto lo vemos diariamente.
¿Qué pasa con los números sobre la utilización de dicha droga en el país?
En el 2020, la ONU alertó sobre un aumento de sobredosis en consumidores de heroína en México, situación que presume una relación con el fentalino.
Sobre esto, Silvia Cruz Martín del Campo, investigadora del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico de México (CINVESTAV) dejó una potente frase: “Donde se produce, se consume”.
Para la especialista, México ha dejado de ser solo productor y el problema podría convertirse en una crisis sanitaria de niveles apocalípticos.
Pero no sabremos los datos exactos por los siguientes años. En este 2022 se debió realizar la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (Encodat). Sin embargo, el gobierno federal decidió cancelarla por cuestiones de austeridad.
Lo que el gobierno sí sabe es que el incremento en muerte por drogas ha aumentado explosivamente. No solo en cuestión de seguridad, sino de ciudadanos que han muerto a causa de la mezcla de drogas que utilizaban comúnmente, pero que ahora son combinadas con fentanilo.