Las oposiciones insisten en exhibirlos, criticarlos y denunciarlos. Pero Andrés Manuel va de salida. Tarde o temprano, unos u otros tendrán que hacerse cargo de las condiciones en las que dejará el país. ¿Cómo? ¿Con qué legitimidad, qué ideas y qué recursos?
La mayoría de la población reprueba el desempeño del actual gobierno en cuanto al manejo de la economía, la seguridad pública y la corrupción (datos de El Financiero ). ¿Cuáles son las propuestas de los partidos políticos, o de sus respectivas coaliciones, en ese sentido? ¿Cómo piensan atender esos problemas? ¿Y en qué se diferencian, programáticamente, unos de otros?
Durante los últimos años, el espectro político mexicano ha experimentado una drástica reconfiguración a partir del antagonismo que genera la figura de López Obrador. Por un lado, al coaligarse como un polo de oposición antilopezobradorista, PRI, PAN y PRD se desdibujaron hasta quedar irreconocibles. Por el otro lado, al depender tanto de Andrés Manuel el propio lopezobradorismo renunció a cualquier otra seña de identidad que no fuera su liderazgo.
Así, entre la provocación polarizadora en la que cayeron unos y la subordinación personalista a la que sucumbieron otros, los partidos renunciaron a tener un sello distintivo, a dotar de contenido a sus marcas, a desarrollar un proyecto propio. ¿Qué representan más allá del ánimo anti- o pro-AMLO? ¿Qué es lo sustantivo que los une o los separa? ¿Qué alternativas deseables de futuro ofrecen?
Al margen de esas y otras incógnitas, en este momento Morena aglutina el 47% de la intención nacional de voto; el PAN 19%, el PRI 18%, MC 6% y otros 10%. Un 58% de la población considera que los partidos de oposición no comparten un mismo ideario, por lo que no deberían ir juntos aunque pierdan en 2024; solo un 32% piensa que si quieren derrotar a Morena deben aliarse.
El 54% dice que no estaría dispuesto a votar por una alianza PAN-PRI-PRD-MC; el 25% dice que sí. Un 65% considera que lo mejor para el país es que en 2024 gane alguien que le dé continuidad al proyecto de López Obrador; apenas un 25% prefiere que gane alguien que lo detenga (datos de Reforma ).
¿Cómo es que, a pesar de sus contradicciones y malos resultados, el lopezobradorismo sigue siendo tan mayoritario? ¿Por qué las oposiciones no han podido, querido o sabido hacerle mella? ¿Por cuánto tiempo podrá López Obrador seguir monopolizando las bandera del “cambio” y la “esperanza”?