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#ColumnaInvitada | No hay oposición para el 2024

Sí considero que para la elección del 2 de junio de 2024 mucho está escrito y las campañas -aunque no serán un mero trámite- tendrán un impacto acotado a ciertas zonas del país.
mar 14 junio 2022 05:00 AM
(Fotografía temática de elecciones en México)
Contar con una estructura territorial o una base de apoyo social es un requisito indispensable para obtener un buen resultado en una elección, señala Gabriela Cuevas.

La cuenta regresiva ha empezado. Sin importar el calendario electoral, partidos y candidatos adecúan mensajes, desarrollan eventos y aceleran sus estructuras, mientras los medios de comunicación publican encuestas y algunos abren sus cartas demostrando con quiénes están sus compromisos rumbo a la sucesión presidencial.

Lo más sensato para iniciar un análisis electoral a dos años de distancia sería explicar la importancia de lo imprevisto, de aquellas variables que sin estar ahora en el horizonte podrían alterar los resultados que hoy se asoman en las encuestas.

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Creo en el poder de la estrategia y de las campañas, creo en la importancia de los debates y la confrontación de programas de gobierno, y creo en los sucesos que dinamitan predicciones tal y como sucedió con el accidente del Metro en la Ciudad de México en el 2021 o en los comicios españoles de 2004 tras los ataques terroristas del 11M.

Dicho lo anterior, sí considero que para la elección del 2 de junio de 2024 mucho está escrito y las campañas -aunque no serán un mero trámite- tendrán un impacto acotado a ciertas zonas del país.

Contar con una estructura territorial o una base de apoyo social es un requisito indispensable para obtener un buen resultado en una elección. Una base social organizada permite tanto la movilización para que la gente acuda a votar, como también posibilita contar con la estructura de defensa del voto que requiere miles y miles de personas cuidando casillas.

Para la revocación de mandato (un proceso poco conocido y con resultados poco trascendentes), el apoyo a López Obrador se tradujo en que 15 millones de personas acudieran a las urnas a mostrarle su respaldo. ¿Qué partido en la oposición podría movilizar a este número de electores?

Morena, un partido que obtuvo su registro apenas en 2014 parecía sólido sólo en algunas regiones del país (la capital y el sur de México), hoy este partido gobierna de manera directa o en coalición al 68% de las entidades de la República y mantiene una presencia indiscutible en el Estado de México, que es el padrón más grande del país y va a elecciones el próximo año.

Mientras Morena continúa creciendo en los gobiernos estatales, el PRD ha perdido el financiamiento local en 16 entidades por no alcanzar el umbral del 3% de votación y el PRI sólo gobierna en tres estados.

El éxito de las campañas también depende de las y los candidatos, de su talento, trayectoria y liderazgo. Del lado de la coalición en el gobierno, Claudia Sheinbaum es la mejor posicionada aunque cada día hay más manos levantadas, y mientras las manos levantadas se encuentren relativamente coordinadas podrán dar mayores beneficios al movimiento, ejemplo de ello fue el continuo desfile de personalidades en las últimas elecciones en seis entidades.

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Además, todo parece indicar que Morena está aprendiendo de los errores de la oposición: quien se divide no gana elecciones. El evento que se realizó el domingo 12 de junio en Toluca es muestra de ello, Morena logró meter en la misma foto a sus caras más visibles.

AMLO se mantiene popular, y aunque existen deudas importantes en seguridad y salud, la gente lo apoya y está dispuesta a demostrar ese sentimiento acudiendo a las urnas.

Del lado de la oposición, estoy convencida de lo mucho que han equivocado la estrategia: se dividen, olvidan a los liderazgos estatales y la importancia de las capitales, varios dirigentes siguen usando a la política como patrimonio personal, y aún creen que sus errores serán borrados por el tiempo.

Nada está escrito en piedra, dos años es muchísimo tiempo en la vida electoral de un país, pero mientras Morena pueda demostrar capacidad y resultados al gobernar, y la oposición siga inmune al aprendizaje, podremos esperar que siga la llamada 4T dirigiendo el destino del país al menos por otro sexenio.

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Nota del editor: La autora ha sido diputada federal, fue presidenta de la Unión Interparlamentaria.

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única de la autora.

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