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#ZonaLibre | Quirino Ordaz: misión reconciliación

El exgobernador de Sinaloa ya recibió el beneplácito del gobierno de España para ser el embajador de México. En la sede diplomática en Madrid, tendrá una tarea difícil.
mié 02 febrero 2022 11:59 PM
AMLO y Quirino Ordaz
El exgobernador priista fue designado por el presidente como embajador en España.

Aunque conquistado hace cientos de años, México conserva sus colores, sabores, olores e incluso miles palabras que no se utilizan en el castellano español. Mantenemos una relación con la antiguamente llamada “madre patria” con diversos claroscuros. Pero no podrían entenderse México sin España, tampoco España sin México. Hemos sido hermanados por los usos y costumbres, por las creencias, el arte y el deporte.

La relación entre México y España, aunque espinosa, ha sido siempre visible a través de un espejo. Nuestro país es el más grande en cuanto a hispanohablantes en el mundo y aunque en múltiples ocasiones hemos renegado contra el país ibérico, de cierta manera lo hemos admirado e imitado, en secreto.

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Algo sobre esto escribía el gran poeta mexicano Octavio Paz: “El mexicano no quiere ser ni indio, ni español. Tampoco quiere descender de ellos. Los niega. Y no se afirma en tanto que mestizo, sino como abstracción: es un hombre. Se vuelve hijo de la nada”.

Es cierto que las etapas de confrontación desde la conquista dejaron un dolor ancestral difícil de reparar. Sin embargo, el tiempo sana y hoy en día es imposible ver a España como aquel imperio que oprimió a los pueblos nativos. Nuevas generaciones de mexicanos, al escuchar sobre España, lo referirán en música, turismo o el gran clásico de futbol entre el Real Madrid y el Club Barcelona.

Pero también la imagen de México en España ha cambiado drásticamente. Ya no es sorpresa ver a mexicanos recibiendo ovaciones, galardones y otras formas de admiración, del pueblo español.

Ambos países han tenido que limar asperezas durante siglos, es cierto, pero cómo olvidar los brazos abiertos de México para recibir a más de 25,000 exiliados españoles, en los tiempos del absolutista Francisco Franco, a finales de los años 1930.

Entonces, la resiliencia imperó y los lazos se fortalecieron. Cuando miles de estos refugiados vinieron a dar clases en escuelas públicas; enseñar oficios a los adultos sin educación y hasta contribuir en la más dorada de las épocas del cine mexicano. Y fue luego de la muerte del dictador, hasta 1977 que se volvieron a abrir embajadas en cada uno de los países.

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Actualmente, habitan poco menos de 30,000 paisanos en España. Son comúnmente vistos como buenos vecinos, pues laboran o estudian en un ambiente de colaboración sin ningún tipo de hostilidad.

Cuando tuve la fortuna de vivir en Madrid, pude constatar de la buena relación que se mantiene entre españoles y mexicanos.

El mexicano suele llevar a otros países ese sabor alegre de disfruta la vida con matices que solo hemos aprendido en la tierra del mariachi, la banda, el tequila, mezcal, las fiestas regionales que se visten de celebridad por lo largo y ancho de la República. Es nuestra herencia, que nos gusta compartir a donde quiera que vamos.

Y aunque la riqueza más grande que se comparte entre ambas naciones quizá sea la cultural, el intercambio económico es intenso; con cuatro vuelo directos diarios a Madrid y otros cinco en la semana a Barcelona, España se ha convertido en la capital de Europa para México.

Una realidad incómoda

En la céntrica avenida Carrera de San Jerónimo 46, se ubican las oficinas de la embajada más importante de México en toda Europa. Más allá de los trámites consulares para expatriados como la expedición de pasaportes, visas, registro civil, poderes notariales y otros importantes procedimientos, la embajada también tiene el objetivo de mostrar a nuestra nación como un amigo-aliado de España y los españoles.

Para nadie es un secreto que la relación entre México y España ha sido complicada luego de que los presidentes no se han logrado entender de todo. Mientras López Obrador pedía que se ofrecieran disculpas públicas por la conquista, el gobierno español comandado por Pedro Sánchez ha sido férreo en negarse a hacerlo.

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Tras varios escándalos dentro de la embajada mexicana en España y cambios abruptos. Después de varios meses de que AMLO había seleccionado al nuevo embajador, la incertidumbre predominaba. Sin embargo, un mensaje de concordia y diálogo que surgió del presidente mexicano logró que Quirino Ordaz recibiera el beneplácito del gobierno español: “Quirino –Ordaz- es el perfil adecuado, nos ayudará a solucionar los malentendidos con Madrid” decía López Obrador, sentenciando que el sinaloense “restablecerá por completo las relaciones diplomáticas”.

Vaya misión la del exgobernador de Sinaloa -uno de los mejores evaluados de su historia–. Quirino ha tenido que enfrentar desde algunos meses el fuego amigo, tanto de su partido el PRI, como el de algunos personajes dentro del servicio exterior. Por todos los frentes se escuchaban críticas y los golpeteos bajo la mesa eran insistentes. Pero seguramente logrará el objetivo de poder representar a México.

¿Por qué Quirino?

Quienes lo apoyan ven en Ordaz un perfil íntegro y capaz. Los buenos números en las encuestas de los sinaloenses señalaban a un político con perfil ciudadano, que “andaba a pie”, visitando colonias populares o comunidades alejadas. Era un gobernador “con barrio”. Le daban urticaria los actos formales. Eso quizá era lo que más apreciaba la gente.

Quienes lo aplauden señalan que realizó mucha obra pública y no solamente grandes obras. Dedicó buena parte de su gestión a construir, por ejemplo, dos nuevos hospitales generales y un nuevo hospital pediátrico, con recursos públicos, sin endeudar más al estado, como se pretendía en la administración anterior.

En materia turística transformó Mazatlán. “Es entrón”, me dice un amigo de Culiacán –que no está inmerso en la política–. “No le sacaba a los problemas. Le gustaba atorarlos, pues”, aseguraba, con el inconfundible acento de la gente cálida del pacífico.

Uno de los atributos que quizá el presidente vio en Quirino fue la capacidad que tuvo para mantener relaciones públicas sanas. Ordaz mantuvo excelente relación con Enrique Peña Nieto y con el actual mandatario a pesar de nunca haberlos tratado personalmente antes de ser gobernador.

Estos atributos que tanto presumen sus seguidores, tendrá que mostrar Quirino Ordaz en España. Para buscar la reconciliación, la cordialidad y una buena cooperación entre países, que pueda detonar el crecimiento de amistad, conexión y correspondencia.

Ante el “sí” que le dio Quirino al presidente, el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno ha amenazado con expulsarlo inminentemente del partido. A lo que Ordaz contestó: “Representar a México no se trata de colores partidistas”. Y tiene razón.

Extrañamente, los líderes de la 4T se han unido, para apostar por Quirino en esta misión de representar a México y restaurar la relación en España. Tiene el apoyo del presidente López Obrador, del canciller Marcelo Ebrard, del coordinador de Senadores de MORENA, Ricardo Monreal, entre otras figuras de primer nivel.

Ahora estará en Ordaz, y solo en él, demostrar que con estrategia puede lograr sanar la relación bilateral –y todo lo que ello conlleva-, pero también provocar un nuevo ambiente para propiciar mas unidad y comunicación entre los mexicanos que habitan el país ibérico.

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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