Publicidad

Síguenos en nuestras redes sociales:

Publicidad

Dos visiones enfrentan a morenistas en la pugna por la presidencia del Senado

Radicales y moderados buscan presidir la mesa directiva de la cámara alta tras la tregua conseguida con la reincorporación de la senadora Olga Sánchez Cordero.
jue 02 junio 2022 06:00 AM
narro armenta
El ala radical impulsa al expetista José Narro, en tanto que la moderada está por Alejandro Armenta, cercano a Ricardo Monreal.

Morena medirá sus fuerzas internas de nueva cuenta cuando a finales de agosto someta a votación sus propuestas para presidir la mesa directiva del Senado para el próximo año legislativo, 2022-2023.

En la puja por esa posición se encuentran el senador José Narro Céspedes, expetista e impulsado por algunos de los integrantes del ala radical morenista, más cercana al presidente Andrés Manuel López Obrador, y el senador Alejandro Armenta Mier, más vinculado al líder del partido en el Senado, Ricardo Monreal.

Publicidad

Mientras Narro Céspedes comenzó su campaña desde la vicepresidencia de la mesa directiva del Senado, posición que tiene desde septiembre de 2021, y un activismo inusitado con grupos sociales, Armenta Mier está alejado de los reflectores.

En entrevista, cuestionado por cuándo iniciará su activismo, Armenta Mier expresó: “Respeto mucho, pero esto no es de hacer campaña, esto será un fruto de acuerdos y cuando llegue el momento”. El senador, desde hace unos días, anda con muletas, tras una operación en la pierna.

Por ahora, se negó a hablar de sus aspiraciones, mismas que tuvo también en 2020, pero a las que declinó. “Este es momento de unidad en Morena. Estamos concentrados en las elecciones del domingo en seis estados y ya después vendrá el momento, pero de todas formas es un tema interno”, sostuvo.

Alejandro Armenta mantuvo su posición. “Aún no he decidido buscar la presidencia senatorial hasta que tengamos muy claro el contexto de la participación”, dijo. Pero admitió que sí dialogará con todos sus compañeros senadores “con mucha decencia política y compañerismo”.

La disputa en puerta

Narro Céspedes, en cambio, empezó el 9 de mayo su campaña interna con una conferencia de prensa en el Senado en la que lanzó advertencias a su oponente –aunque sin mencionarlo ni a él, ni a Monreal– y se presentó como el senador que garantizará cercanía del Senado con el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Publicidad

Narro, de perfil mesurado, no lo es tanto, según él mismo.
“Tenemos muy buen diálogo con el sector radical de Morena que es con el que estoy más cerca”, sostuvo.

Luego de casi tres años de tranquilidad en el Senado desde que se inició esta 65 Legislatura, el zacatecano emprendió un fuerte activismo, por lo que de septiembre a la fecha suma 22 actos públicos, conferencias, reuniones con diversidad de sectores civiles y no con los que tradicionalmente se reunía: grupos de campesinos, maestros y organizaciones sociales de izquierda.

“Debemos impedir que la mesa directiva se convierta en un trampolín político, también debemos condenar y rechazar cualquier intento para la compra de voluntades para acceder a la presidencia de la mesa directiva”, atajó al destaparse.

Aunque no los llamó por sus nombres, se refirió a Armenta, quien está interesado en buscar la candidatura al gobierno de Puebla –que se disputará en 2024– y le peleó al hoy gobernador Luis Miguel Barbosa, con quien sostiene un enfrentamiento público desde entonces.

La alusión de Narro a la presunta compra de senadores se debe a que en 2019 el entonces expresidente de la mesa directiva del Senado, Martí Batres, quien buscaba ser reelecto, acusó a Monreal Ávila de esa conducta para impedirle quedar otro año al frente de esa cámara.

Respeto mucho, pero esto no es de hacer campaña, esto será un fruto de acuerdos y cuando llegue el momento”.
Alejandro Armenta, senador

El 19 de agosto de 2019 la decisión se sometió a la plenaria de senadores de Morena, pero a última hora se permitió votar a los del partido aliado Encuentro Social (PES), lo que hizo perder a Batres e inclinó la balanza a favor de la legisladora Mónica Fernández, quien presidió el Senado un año.

Publicidad

“@RicardoMonrealA es un factor de división en #Morena. Le hace mucho daño a nuestro movimiento”, publicó Batres en Twitter, ese día.

En esa tónica, Narro aseguró en la conferencia en la que se propuso que se requiere una presidencia de la mesa directiva del Senado que trabaje de la mano del presidente. “No podemos tener un Senado que esté peleado, distanciado del presidente”, expresó.

“Es impensable una transformación sin trabajar de la mano del Ejecutivo, sin diálogo, sin representación y con una barrera que en lugar de sumar divide más”, dijo.

Y criticó que el presidente mantiene interlocución con los diputados y no con los senadores, lo que es evidencia del distanciamiento.

La tregua se acaba

La Mesa Directiva es el órgano rector de la Cámara de Senadores. De acuerdo con la ley, la integran 8 senadores: un presidente, tres vicepresidentes y cuatro secretarios electos por mayoría absoluta (50% más uno de los presentes) y en votación por cédula; es decir, en urna y en votación secreta.

“Debemos impedir que la mesa directiva se convierta en un trampolín político, también debemos condenar y rechazar cualquier intento para la compra de voluntades".
José Narro, senador

A partir de la 64 Legislatura en la que Morena resultó la fuerza mayoritaria y “para asegurar la representación de todos los grupos parlamentarios que coexisten en el Senado”, se avaló, vía un acuerdo parlamentario, añadir a cuatro secretarios por lo que hoy la mesa directiva la integran 12 senadores.

El estatuto de Morena no prevé las reglas para la elección del legislador que será propuesto para presidir la mesa, pues el acceso a ese cargo ocurrió cuando en las elecciones de 2018, para integrar la 64 Legislatura, ese partido arrasó en las elecciones federales. Desde entonces es fuerza mayoritaria en la Cámara de Senadores.

El primer año legislativo 2018-2019 le correspondió presidir al entonces senador morenista Martí Batres, sin que nadie le disputara el cargo.

Pero estos empezaron al concluir ese periodo, cuando Batres quiso repetir otro año, pero el grupo afín a Monreal operó y resultó electa la senadora Mónica Fernández Balboa, pues la mayoría consideró que debería alternarse un año para un varón y al siguiente para una mujer.

Los morenistas habían acordado decidir en elección en urna con voto libre, secreto y directo, y con la presencia de notario público. Pero fue entonces cuando se llamó a votar a los senadores del PES y, de acuerdo con Batres, hubo fraude en ese proceso interno, “amenazas, chantajes y cañonazos”, es decir, se habrían comprado votos.

El senador con licencia obtuvo 29 votos y Fernández 33 , lo que dividió a la bancada entre el ala dura, representada por Bartres y los monrealistas.

Para el tercer año legislativo 2020-2021 resultó electo con 46 votos el senador Eduardo Ramírez, afín a Monreal, quien presumió la unanimidad de la decisión. Pero Batres y otros legisladores, como Antares Vásquez, acusaron que no hubo condiciones democráticas ni libres.

Buscaron esa posición los senadores Ovidio Peralta, Higinio Martínez, Salomón Jara y Alejandro Armenta, que al final se bajaron y respaldaron a Ramírez quien, explicó Monreal, fue consensado con el resto de las fracciones parlamentarias.

Al concluir el periodo de Ramírez, en 2021 y cuando aún se barajaban las cartas de Morena para renovar la presidencia senatorial que, acordaron, le tocaría a una legisladora, la entonces secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, fue llamada a Palacio Nacional y avisada de que regresaría al Senado, al que había solicitado licencia en diciembre de 2018 para integrarse al gabinete.

A su regreso fue propuesta y avalada por unanimidad -que resultó relativa- a mano alzada en plenaria del grupo parlamentario de Morena, partido que la propuso para presidir la mesa directiva. Sus compañeras de escaño que buscaron el cargo, Imelda Castro, Marybel Villegas, Ana Lilia Rivera y Bertha Caraveo, declinaron a su favor, lo que desactivó la pugna.

Pero el encargo concluirá el último día de agosto, por lo que se avizora un nuevo conflicto interno.

“Hemos hablado con algunos senadores, algunos nos apoyan, otros tienen dudas y otros quieren a lo mejor poner un presidente de la mesa a modo”, dijo Narro al destaparse.

Incluso en la oposición, su actuación no genera rechazo, pues cuando le ha tocado asumir la presidencia en funciones de la mesa directiva, en suplencia de Sánchez Cordero, ha sido moderado, imparcial, “hasta más que la senadora Olga”, afirman algunos panistas que prefieren no admitirlo públicamente.

Sin embargo, la cercanía con el ala dura de Morena sí genera desconfianza, pues es desde la mesa donde se define qué asuntos se discuten y cuáles no, los turnos de las iniciativas, además del tono de las discusiones.

MGID Recomienda

Newsletter

Los hechos que a la sociedad mexicana nos interesan.

Publicidad

Publicidad