“Lo primero que van a tener que hacer es convencer al interior del partido y a las diferentes facciones, que ellos el mejor perfil para ser el candidato y también al presidente de la República de que son el idóneo para continuar con su gobierno y proyecto de nación”, destaca.
Pero esa tarea se antoja complicada porque si bien no hay tribus al interior de Morena, sí existen diversos grupos políticos, dos claramente identificados: los puros o ideológicos, que estarían con Claudia Sheinbaum, y los moderados o pragmáticos, más cercanos a Ebrard.
Si bien Sheibaum no se ha destapado, en las últimas semanas la han acompañado gritos de ¡presidenta, presidenta! Tanto en el festejo por los tres años del triunfo de Morena, como en algunos recorridos que ha realizado por la capital del país.
Esta sucesión adelantada, a decir de los políticos entrevistados, podría costarle al presidente la unidad interna en su gobierno.
“Con el destape los puso a pelear por nada. Generalmente los niños se pelean por una pelota y estos se pelean por nada porque el poder lo va a seguir manteniendo él”, afirma José Fernández Santillán, académico del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores Monterrey (ITESM).
Aun faltan 35 meses para la jornada electoral de junio de 2024 y los bandos se han ido manifestando a favor de uno u otro. El día en que Morena festejaba el tercer aniversario por el triunfo por el presidente López Obrador además de los gritos de presidenta para Sheinbaum, hubo rechiflas para Mario Delgado y uno de los ausentes al festejo fue Marcelo Ebrard, quien se encontraba fuera del país.
Por esas rechiflas, la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia (CNHJ), emitió un pronunciamiento en el que condenó la conducta de los morenistas porque "muestran un espíritu contrario a los principios democráticos y de unidad". En respuesta, John Ackerman criticó la censura y amenaza a los militantes.
La carrera rumbo al 2024 apenas inicia y también las confrontaciones entre morenistas.