“Lo que han hecho es ofrecer una salida en donde quien esté a la cabeza del Instituto, con su grupo de gente, definirá qué será de esta ciudad en lugar de que todos definamos juntos”, señaló Mac Gregor.
Mónica Tapia, directora de Ruta Cívica, advierte que la falta del propio Instituto de Planeación, dirigido por Pablo Benlliure, quien fue funcionario del Gobierno de Sheinbaum en la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda, ha provocado que se responda a factores políticos y podría comprometer el proceso.
El Instituto es el responsable de la elaboración de ambos instrumentos, así como de incluir las opiniones y observaciones generadas durante la consulta pública al Plan General y Programa de Ordenamiento, para que la jefa de Gobierno los remita al Congreso local.
“No depende de ellos sino de la jefatura de Gobierno, entonces nuevamente está subordinado a las dinámicas políticas por no haberse construido como un Instituto autónomo como indicaba la Constitución”, comenta en entrevista.
Un elemento más será la consulta a pueblos y barrios originarios, pues sus representantes se han opuesto al proceso en el cual la Secretaría de Pueblos y Barrios Originarios les exige registrarse y cumplir con ciertos requisitos para ser reconocidos, lo que afirman viola su derecho de autoinscripción.