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La cosa juzgada y su importancia en el sistema jurídico nacional

La importancia de la figura jurídica es la protección de derechos adquiridos, pues una sentencia firme puede crear situaciones jurídicas consolidadas.
jue 11 diciembre 2025 06:01 AM
Pantano judicial, el devenir de un Poder Judicial espurio
La cosa juzgada es mucho más que una institución jurídica, es una garantía estructural del Estado de Derecho, su función estabilizadora resulta esencial para que las resoluciones judiciales generen seguridad jurídica, apunta (iStock)

En días recientes hemos escuchado mucho sobre la cosa juzgada, pero para entender qué es, creo que es importante mencionar que nuestro sistema judicial se integra por varios principios jurídicos fundamentales que rigen la mecánica jurisdiccional en el país, uno de ellos, es la referida institución jurídica, la que se erige como uno de los pilares fundamentales para garantizar la seguridad jurídica; ya que, sin esta, los conflictos podrían quedar abiertos de manera indefinida y el sistema de justicia se vería sometido a revisiones interminables, erosionando la confianza en las decisiones judiciales y la eficacia del Estado de Derecho o, en su caso, nunca tendrías la certeza de que tu juicio no podría volverse a abrir y ser revisado.

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En ese sentido, la cosa juzgada debe entenderse como un principio jurídico según el cual una vez que un asunto ha sido resuelto por una sentencia firme, esa decisión no puede volver a ser discutida o litigada entre las mismas partes, sobre el mismo objeto y por la misma causa; en otras palabras, podemos entenderlo como lo que ya fue decidido por un juez de manera definitiva, se mantiene como verdad legal y no puede volver a cuestionarse.

Dicta la historia jurídica de nuestro país que la cosa juzgada se ha definido como la inmutabilidad y definitividad de las sentencias que han causado estado, impidiendo que lo resuelto vuelva a ser sometido a litigio entre las mismas partes, sobre el mismo objeto y por la misma causa. En México, su fundamento se encuentra disperso en varias normas, desde la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, hasta los diversos criterios jurídicos definidos por distintos órganos jurisdiccionales y la Suprema Crote de Justicia de la Nación.

Debemos precisar que su finalidad es doble: proteger a las partes de litigios interminables y al sistema judicial del colapso mediante la estabilidad de las resoluciones, por eso, es importante distinguir entre dos dimensiones que se le pueden otorgar a esta institución jurídica, por un lado, la formal y por otro, la material.

La primera, se refiere a la imposibilidad de modificar una resolución dentro del mismo proceso, esto es, una vez que la sentencia ha quedado firme, no puede ser alterada por el propio órgano jurisdiccional y la segunda, implica que lo resuelto produce efectos más allá del proceso mismo, de manera que el asunto no puede volver a plantearse en otro juicio. Esta es la verdadera garantía de estabilidad del sistema: asegura que lo decidido sea respetado y que las partes ajusten sus conductas a lo ya resuelto.

Entonces, dentro de las distintas funciones de esta institución jurídica, una de vital importancia es crear la certeza en las resoluciones judiciales, para que los ciudadanos confíen en que sus derechos serán protegidos, pues de lo contrario, imagínense, si las sentencias pudieran revocarse o cuestionarse en cualquier momento, la ley perdería eficacia; además ésta evita que un mismo conflicto sea conocido por múltiples tribunales de manera indefinida, optimizando recursos y protegiendo la eficiencia del aparato judicial.

Asimismo, la importancia de la figura jurídica es la protección de derechos adquiridos, pues una sentencia firme puede crear situaciones jurídicas consolidadas.

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Por último, la cosa juzgada es mucho más que una institución jurídica, es una garantía estructural del Estado de Derecho, su función estabilizadora resulta esencial para que las resoluciones judiciales generen seguridad jurídica, en el sistema mexicano, su respeto y fortalecimiento son indispensables frente a nuevos retos, como la complejidad normativa, la creciente defensa de derechos humanos y la permanente tensión entre justicia y seguridad jurídica; no obstante, es importante, reflexionar, si tal vez, los casos en que existan violación a los derechos humanos y exista duda justificable de que se resolvió de manera indebida, podría volverse a revisar la decisión allá tomada, pero siempre bajo la perspectiva de que la cosa juzgada no sólo cierra un expediente, abre la puerta a la certeza y a la confianza pública en la justicia.

¡Felices fiestas!

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Nota del editor: Francisco Aja García es Doctor en Derecho. Síguelo en todas las redes sociales como @SoyFcoAja Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

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