Claudia Sheinbaum se presentará en el Zócalo capitalino para celebrar su primer año de gobierno. No será solo un informe simbólico, será la reafirmación de un liderazgo que combina popularidad inédita, tensiones internas en Morena y un escenario internacional que la obliga a definirse con mayor firmeza.
#ZonaLibre | El Zócalo, termómetro de la presidenta

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Diez hitos de su primer año
1. Aprobación histórica
Con cerca del 80 % de respaldo ciudadano, Sheinbaum se ha consolidado como la presidenta más popular en dos décadas. Este capital político es su principal carta, pero también su mayor presión: mantener la confianza exige resultados.
2. Seguridad con mano firme
Los homicidios bajaron en varios estados hasta un 25%. A diferencia de su antecesor, Sheinbaum ha endurecido la estrategia de seguridad, combinando prevención social con operativos de contención más directos contra el crimen organizado.
3. Salud e infraestructura social
Su administración inauguró decenas de hospitales, reforzó el abasto de medicamentos y fijó la meta de construir cientos de miles de viviendas. La salud pública y la vivienda son ejes con los que busca dejar huella sexenal.
4. Economía moderada pero estable
El crecimiento económico rondará en 1% en 2025, con inflación controlada y una baja tasa de desempleo. La llegada de inversión extranjera muestra confianza, aunque los retos globales y la relación con Estados Unidos siguen marcando incertidumbre.
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5. Expansión de programas sociales
Becas, pensiones y apoyos a mujeres e indígenas cubren ya a más del 80% de las familias. La narrativa de justicia social es el corazón de su proyecto.
6. Migración y crisis institucional
México enfrenta presiones por el flujo migratorio y un sistema de asilo saturado. El dilema es claro: recibir a quienes huyen o impulsar su retorno a sus países de origen, siempre con la mirada puesta en la Casa Blanca.
7. El T-MEC en la mira
La renegociación del tratado comercial será la prueba de fuego económica. Sheinbaum ha defendido que el acuerdo trilateral es vital para el empleo y la inversión, aunque Estados Unidos busca privilegiar tratos bilaterales.
8. Autonomía frente a AMLO
Aunque es heredera de la “Cuarta Transformación”, ha mostrado un estilo propio: menos confrontación, más técnica, y una narrativa que busca diferenciarla del carisma arrollador de López Obrador.
9. El caso Adán Augusto López
El exsecretario de Gobernación atraviesa su peor crisis política, acusado de enriquecimiento inexplicable y vínculos polémicos en Tabasco. Dentro de Morena, lo ven más como lastre que como aliado. En el Zócalo, el silencio hacia él será más elocuente que cualquier discurso.
10. Violencia y derechos humanos
A pesar de los avances en seguridad, siguen pendientes graves: desapariciones, feminicidios y violencia de género. Las madres buscadoras y colectivos sociales siguen presionando por respuestas que no aparecen en los informes oficiales.
Lo que se espera del domingo en el Zócalo
Sheinbaum usará el Zócalo como escenario para proyectar unidad y fuerza. Hablará de logros sociales y de seguridad, anunciará nuevos compromisos en salud y vivienda, y lanzará un mensaje firme sobre la relación con Estados Unidos: México no será subordinado, sino socio con voz propia. Ante miles de asistentes, subrayará la necesidad de defender el T-MEC y de gestionar la migración con dignidad y cooperación.
La primera fila estará ocupada por su gabinete completo, gobernadores morenistas, legisladores clave y embajadores invitados. No faltarán representantes de sectores sociales que han respaldado su proyecto, desde comunidades indígenas hasta líderes sindicales. El acomodo será cuidadosamente diseñado para mostrar fortaleza y cohesión.
En cuanto a Adán Augusto, la estrategia será clara: cortesía en público, distancia en los hechos. No se le dará protagonismo ni cargos de peso; el mensaje implícito será que Morena necesita renovación ética, no figuras cuestionadas. El partido lo tolerará, pero lo marginará. ¿Cómo lo tratarán los morenistas en el Zócalo?
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Más allá del festejo
El discurso de Sheinbaum también buscará responder a tres grandes preguntas:
¿Cómo mantendrá la seguridad sin caer en la violencia del pasado? ¿Cómo defenderá el comercio con Estados Unidos sin fracturar la relación bilateral? ¿Cómo logrará que su estilo propio no choque con la base política que aún idolatra a López Obrador?
El mitin será la confirmación de que el poder ya tiene rostro propio. Sheinbaum sabe que no basta con gobernar: debe consolidar un proyecto histórico, demostrar que puede sostener la popularidad con resultados y blindarse de los vendavales internos y externos.
En el Zócalo se jugará el posicionamiento no solo el liderazgo de su primer aniversario, sino el tono de todo su sexenio.
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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.