Se han llevado a cabo cinco “Diálogos Nacionales para la Reforma al Poder Judicial” todos en diferentes ciudades del país, todavía se tiene planteado llevar a cabo otros cuatro. He seguido todos los eventos y participado en uno de ellos.
#ApuntesElectorales | Diálogos de sordos
La dinámica de los foros no permite mucho el diálogo, pues privilegia los discursos de personalidades políticas, y a los participantes los dividen por bandos, los invitados por la coalición oficialistas y los que vienen por parte de los opositores. Destaco que los partidos de oposición han tenido poco juego en la organización de estos diálogos, incluso en varios de ellos más bien han brillado por su ausencia.
En prácticamente todos se ha aceptado la necesidad de una reforma al Poder Judicial, con un enfoque en la impartición de justicia. Se ha reconocido que se debe modificar el órgano encargado de la disciplina de la judicatura, también se ha hecho un llamado a hacer una reforma integral que abarque las fiscalías, los tribunales administrativos y la justicia local.
En cuanto a la elección de jueces, magistraturas y ministros se han señalado los riesgos que conlleva, no solo por la necesidad de contar con una judicatura con experiencia, conocimiento y profesional, sino también por las implicaciones que tendría organizar una elección de este tipo, la cual sería prácticamente única en el mundo, pues en ningún país se elige a la totalidad de los jueces y juezas mediante el voto popular.
Pero más allá de los argumentos que se han expuesto en los foros, me llama la atención que los llamados diálogos poco tienen de diálogo, pues no es posible generar un intercambio de ideas y opiniones entre las y los participantes. Por un lado porque, como señalé, los eventos se enfocan más en dar un mensaje político que en realmente construir una propuesta de reforma que fortaleza al Poder Judicial, y en segundo lugar porque es un diálogo de sordos, en el que ante los argumentos que hemos expuesto de manera seria y fundamentada quienes participamos, los cuales han buscado plantear diferentes escenarios para cumplir los objetivos de la reforma, las respuestas van en dos sentidos: 1) las y los legisladores oficialistas señalan que son mayoría amparada en el voto popular del pueblo que les brindó 35 millones de votos y que por eso la reforma va a pasar y 2) quienes van en su calidad de expertos o especialistas, parten de lugares comunes y argumentos genéricos que carecen de sustento para justificar la reforma, citan dos o tres sentencias que a su juicio han sido desafortunadas, sin confortar su motivación, y justifican la elección popular de jueces, ministros y magistraturas en que en países como Japón, Suiza, Estados Unidos o Bolivia se hace, pero nunca hablan de las experiencias de esos países.
Nuevamente en la arena legislativa se pierde una oportunidad de llevar a cabo un verdadero ejercicio de parlamento abierto, en el cual no solo se escuche y dialogue con los involucrados y los especialistas en los temas que son objeto de reforma, sino en la que de verdad se construya una propuesta de reforma que auténticamente fortalezca al Poder Judicial.
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