“Los partidos la están dejando sola” dicen algunas voces. Sin recordar que fueron esos líderes partidistas, y el heredero empresarial con complejo de político, quienes la impusieron. Y que también es obligación de la candidata trabajar en el acercamiento con las bases partidistas.
Varias preguntas, más reales que las de los sorprendidos y frustrados, saltan a la mente. ¿Quién en su sano juicio puede estar sorprendido de la actitud de los dirigentes más mediocres y corruptos del PRI y PAN; y del dinosáurico dirigente del PRD, ya en extinción.
El proceso mismo de imposición de candidatura los pinta, a dirigentes y candidata, de cuerpo entero. ¿Por qué sorprenderse hoy si fue lo que tanto clamaron?
¿Por qué, durante la trunca contienda interna del Frente, los hoy sorprendidos criticaron tanto el apoyo genuino de amplias bases del PRI, y una parte considerable del PAN, a la depuesta competidora priista; y hoy lloran la falta de apoyo partidista a la impuesta virtual candidata pseudo panista?
Parecen no entender que las bases partidistas no funcionan por obligación, y hace mucho dejaron de funcionar por billetazos. A las bases hay que ganárselas. Y eso no depende de las dirigencias, sino de la candidata. Si querían una candidata con fuerza de bases, entonces la priista era la opción.
Hoy no podemos sorprendernos, ni mucho menos quejarnos, de las falencias de la candidata, cuando se le impuso a sabiendas del entorno y del contexto.
Ante la realidad, por demás conocida desde hace tiempo, de dirigentes tan corruptos, y un heredero empresarial muy poco versado en política, se tenía que poner a alguien con la suficiente autoridad moral y estatura política para ser el contrapeso dentro del Frente. Pero quisieron bajar a Beatriz.
Los pseudointelectuales, “activistas”, periodistas, y algunos contados políticos que se creyeron el cuento del “fenómeno”, y los opinadores que tanto la impulsaron por intereses personales, escogieron la equivocada, y previsible, ruta que hoy tenemos. No se pueden quejar ahora.