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Las encuestas sí sirven, para quien sabe entenderlas

La discusión sobre la veracidad y pertinencia de las encuestas se ha vuelo más presente ante las elecciones locales del Edomex este verano, Coahuila y Durango el año previo, y las intermedias de 2021.
lun 13 noviembre 2023 06:02 AM
Las encuestas sí sirven, para quien sabe entenderlas
Una buena encuesta permite construir escenarios a futuro basados en sus series históricas de comprensión y comportamiento del electorado. Por eso es fundamental saber leerlas e interpretarlas, con énfasis en las preguntas de control, considera Don Porfirio Salinas.

El debate público sobre las encuestas electorales siempre está presente. Pero en México se ha intensificado los últimos meses, por estar tan adelantados en el proceso electoral de 2024.

Una de las razones principales para este debate tan intenso es que la forma en que tanto la 4T como los partidos del Frente Amplio decidieron definir sus candidaturas, presidencial y a gubernaturas, dio prioridad a las encuestas entre sus aspirantes.

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Sin embargo, la discusión sobre la veracidad y pertinencia de las encuestas se ha vuelo más presente ante las elecciones locales de Estado de México este verano, Coahuila y Durango el año previo, y las intermedias de 2021.

El consenso entre la llamada opinión pública y el universo de los llamados analistas políticos, salvo contadas excepciones, parece ser que las encuestas están quedando mucho a deber, y que no parecen ser ya instrumentos confiables.

Y todo esto deriva de que, en muchos casos, las encuestas están contando una historia distinta a la que muchos tratan de contar; y que, también, en muchos casos las encuestas públicas distan de la realidad plasmada los días de la elección.

Este problema se ha vuelto más y más común desde que los partidos empezaron a usar las encuestas para mercadotecnia electoral, particularmente a partir de que PRI y PAN en la década de los 2010 hicieron costumbre contratar encuestas a modo para “generar percepción” en el electorado.

Esta situación se profundizó en la medida que muchos medios de comunicación entraron en el juego, ante su dependencia de los recursos públicos, para cobrar más a aquellos actores políticos que buscaban tener mayor visibilidad; o a los gobiernos en turno que los contrataban.

Morena, en su origen, escapó de esta tendencia. Sin embargo, una vez en el poder han recurrido a muchas de las mismas prácticas electoreras que tanto desprestigiaron al PRI y al PAN.

Todo este contexto fue deslegitimando al gremio encuestador, más aún ante la incursión de un sinfín de “casas encuestadoras” creadas por exfuncionarios, o supuestos estrategas, para vender más caros sus servicios a muchos personajes ingenuos que buscaban candidaturas.

El desprestigio en el que cayeron las encuestas ha generado en la actualidad una percepción equivocada de que, o no sirven para leer la realidad, o simplemente todas son hechas a modo, afectando así la credibilidad de cualquier ejercicio demoscópico.

Sin embargo, es injusto pensar que solo porque una encuesta no dice lo que uno cree que es la realidad, o porque algunas no le “atinan” a los resultados, toda encuesta es inválida.

Parte del problema con las encuestas es que quienes las leen o las usan no saben entenderlas ni interpretarlas. Creen que sirven para reafirmar preconcepciones, o solamente se enfocan en preguntas muy básicas que no reflejan todo el panorama.

Es muy común que, por razones mediáticas, las encuestas que se publican y los supuestos análisis sobre ellas, se enfoquen únicamente en niveles de conocimiento de los personajes medidos, y que además eso se confunda o se extrapole a niveles de popularidad e intención de voto.

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Pero lo realmente importante de una encuesta no es solo el nivel de conocimiento, sino todas aquellas preguntas de control que son las que realmente van develando datos importantes para entender el sentir de los encuestados y, con ello, vislumbrar tendencias.

No solo es nivel de conocimiento, que es muy distinto a popularidad, sino la intención de voto, los careos, opinión positiva vs negativa, la composición y representatividad de los encuestados, intención de salir a votar, que es distinta a la intención de votos; entre muchos otros aspectos.

Un ejemplo muy claro fue la elección de Nuevo León en 2015. En niveles de conocimiento había dos punteras, Ivonne Álvarez, del PRI; y Margarita Arellanes, del PAN. Sin embargo, en las preguntas de control era obvio que el electorado no las quería como candidatas.

El PRI, por el desconocimiento de Peña y la influencia de actores como Emilio Gamboa, nombró a Alvarez, perdiendo de manera histórica. El PAN no puso a Arellanes, pero no supo leer al electorado en la campaña. Así, PRI y PAN regalaron el triunfo al Bronco, que había arrancado sin posibilidades.

Es claro que la proliferación de encuestadoras que mencionamos arriba pervirtió el ambiente general. Pero sigue habiendo encuestadoras muy serias y profesionales, que dejan ver no solo la foto del momento sino tendencias que son esenciales en cualquier toma de decisión.

Una buena encuesta permite construir escenarios a futuro basados en sus series históricas de comprensión y comportamiento del electorado. Por eso es fundamental saber leerlas e interpretarlas, con énfasis en las preguntas de control.

Sin embargo, también es muy relevante revisar las encuestas hechas a modo, o que juegan con la realidad, como Massive Caller o Lorena Becerra, por poner ejemplos. Conocerlas ayuda a identificar qué miedos u objetivos tienen los actores que las comisionan, y así delinear estrategias.

Y no solo es saber qué encuestas leer y cómo. Los momentos son cruciales. Hay encuestas publicadas por medios que, al principio de un proceso electoral sacan números distorsionados para “crear percepción”, y conforme se acerca la elección, publican los datos reales, generalmente muy distintos.

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Nuevo León, nuevamente, es ejemplo perfecto. En 2021, medios locales, algunos de alcance nacional, ponían a Morena de puntero y al PRI en segundo. Basta conocer el estado para saber que eso era inverosímil. Conforme se acercó la elección, reorganizaron, con MC a la cabeza.

Y está también el tema de las metodologías. Siempre serán más certeras las de vivienda. Las telefónicas dependen mucho de la casa encuestadora. Y las de redes sociales simple y sencillamente son inútiles pues son meras cajas de eco de un pequeño grupo predispuesto.

Pero, lo más importante, para entender las encuestas es fundamental conocer un poco al electorado y las dinámicas de voto; además del contexto de cada elección. Denostar las encuestas solo porque no coinciden con nuestros prejuicios, lleva a tantas sorpresas que hemos tenido en los resultados, que en su gran mayoría han sido predecibles.

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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