Muchos simpatizantes de Morena celebraron “la rebelión de las bases” que logró “bajar” a García Harfuch e impulsar a Brugada. En tono autocomplaciente, argumentaron que su acción colectiva logró preservar la identidad izquierdista de Morena.
Ese argumento es en sí mismo problemático. La realidad es que García Harfuch arrasó a Brugada en la encuesta. El triunfo del antiguo policía fue abrumador. En buena medida, lo que salvó a Brugada fue el criterio de paridad de género (con el que yo estoy de acuerdo y me parece que contribuye a una democracia más igualitaria) y no tanto “la rebelión de las bases”.
Sin embargo, aun si damos por bueno su argumento, ¿en verdad su acción colectiva salvó el carácter izquierdista de Morena? Vale la pena reflexionar al respecto para establecer qué tipo de izquierda representa el obradorismo.
En su libro Historia mínima de las izquierdas en México, Ariel Rodríguez Kuri sostiene que no se puede hablar de una gran izquierda mexicana. Más bien, se debe hablar de izquierdas, en plural. Esto se debe a que el campo político que han ocupado distintas manifestaciones políticas de izquierda en nuestro país es amplio y diverso, pues ha estado compuesto por distintos tipos de organizaciones —partidos políticos, sindicatos, organizaciones sociales, grupos de intelectuales y más—, identificadas con diversas corrientes ideológicas y con distintas agendas políticas.
Así pues, hay ciertas banderas comunes a todas las izquierdas, como la identificación con las clases populares, la defensa de los derechos laborales o la búsqueda de sociedades más igualitarias y justas, pero hay otros elementos que pueden ser divergentes entre ellas. Aclaro esto porque no entraré en la discusión de si Morena es de izquierda o no. Me parece un debate absurdo. Mejor reflexionemos sobre qué tipo de izquierda representa el obradorismo.
Al parecer, orgullosos de sí mismos, quienes se hacen llamar obradoristas “duros” o “puros” consideraron que la línea roja que el partido no podía cruzar era postular como candidato a un expolicía de familia militar. De acuerdo con esta posición, si Morena cruzaba esta línea, entonces se “derechizaría”.
Sorprende que hayan pintado la línea roja ahí y no, por ejemplo, en el militarismo que ha sido el sello distintivo de López Obrador. Al parecer, entregarle dinero y poder a los militares y recargar el cumplimiento de la agenda de gobierno en las Fuerzas Armadas no significó una traición para la izquierda que representa el obradorismo.