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Las líneas rojas de la izquierda obradorista

Muchos simpatizantes de Morena celebraron “la rebelión de las bases” que logró “bajar” a García Harfuch e impulsar a Brugada.
mié 15 noviembre 2023 06:07 AM
Clara Brugada vs Omar García Harfuch
Omar García Harfuch y Clara Brugada, aspirantes a la Jefatura de Gobierno, compitieron con bardas, asambleas, suma de apoyos y símbolos por ser la persona que represente a Morena en las elecciones de 2024 por la CDMX.

Diversos militantes, simpatizantes y comunicadores afines de Morena alzaron la voz ante la posible imposición de Omar García Harfuch como candidato de ese partido a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México y a favor de las aspiraciones de Clara Brugada para buscar la misma posición.

El argumento principal de quienes se manifestaron en contra de García Harfuch era que la candidatura del exsecretario de Seguridad del gobierno capitalino representaría un giro de Morena hacia la derecha, pues era inconcebible que un partido que se dice de izquierdas postulara a un policía, que trabajó con Genaro García Luna y que proviene de una familia militar involucrada en la represión al movimiento estudiantil de 1968.

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Muchos simpatizantes de Morena celebraron “la rebelión de las bases” que logró “bajar” a García Harfuch e impulsar a Brugada. En tono autocomplaciente, argumentaron que su acción colectiva logró preservar la identidad izquierdista de Morena.

Ese argumento es en sí mismo problemático. La realidad es que García Harfuch arrasó a Brugada en la encuesta. El triunfo del antiguo policía fue abrumador. En buena medida, lo que salvó a Brugada fue el criterio de paridad de género (con el que yo estoy de acuerdo y me parece que contribuye a una democracia más igualitaria) y no tanto “la rebelión de las bases”.

Sin embargo, aun si damos por bueno su argumento, ¿en verdad su acción colectiva salvó el carácter izquierdista de Morena? Vale la pena reflexionar al respecto para establecer qué tipo de izquierda representa el obradorismo.

En su libro Historia mínima de las izquierdas en México, Ariel Rodríguez Kuri sostiene que no se puede hablar de una gran izquierda mexicana. Más bien, se debe hablar de izquierdas, en plural. Esto se debe a que el campo político que han ocupado distintas manifestaciones políticas de izquierda en nuestro país es amplio y diverso, pues ha estado compuesto por distintos tipos de organizaciones —partidos políticos, sindicatos, organizaciones sociales, grupos de intelectuales y más—, identificadas con diversas corrientes ideológicas y con distintas agendas políticas.

Así pues, hay ciertas banderas comunes a todas las izquierdas, como la identificación con las clases populares, la defensa de los derechos laborales o la búsqueda de sociedades más igualitarias y justas, pero hay otros elementos que pueden ser divergentes entre ellas. Aclaro esto porque no entraré en la discusión de si Morena es de izquierda o no. Me parece un debate absurdo. Mejor reflexionemos sobre qué tipo de izquierda representa el obradorismo.

Al parecer, orgullosos de sí mismos, quienes se hacen llamar obradoristas “duros” o “puros” consideraron que la línea roja que el partido no podía cruzar era postular como candidato a un expolicía de familia militar. De acuerdo con esta posición, si Morena cruzaba esta línea, entonces se “derechizaría”.

Sorprende que hayan pintado la línea roja ahí y no, por ejemplo, en el militarismo que ha sido el sello distintivo de López Obrador. Al parecer, entregarle dinero y poder a los militares y recargar el cumplimiento de la agenda de gobierno en las Fuerzas Armadas no significó una traición para la izquierda que representa el obradorismo.

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Y me dirán que López Obrador se alió con el Ejército para evitar que éste se acercara a la derecha (sí, muchos obradoristas dicen eso). Argumentarán, también, que las Fuerzas Armadas se usan para una agenda de desarrollo social y no para reprimir al pueblo (sí, también arguyen esto). Y alegarán que hay otros líderes de izquierda militaristas, como Castro y Chávez (y sí, también he escuchado este argumento).

Pues bien, admitamos que hay izquierdas militaristas, pero reconozcamos la incongruencia entre “rebelarse” ante la candidatura de un policía por ser de familia militar y, al mismo tiempo, aplaudir al presidente más militarista de la historia reciente de México.

Sorprende, asimismo, que los obradoristas hayan pintado la línea roja ahí y no, por ejemplo, en la negativa del presidente a reunirse con madres buscadoras; en los continuos desaires al movimiento de víctimas; en la recepción a las manifestaciones sociales en la Ciudad de México con “encapsulamientos” policiacos y muros de acero en Palacio Nacional; en el intento por maquillar las cifras de personas desaparecidas (incluidas las recientes calumnias contra Karla Quintana); en la destrucción de la CNDH; en la negación de la tragedia humana de Acapulco; en el espionaje político contra opositores e incluso contra funcionarios del gobierno con trayectoria de izquierda (como Alejandro Encinas); o en el discurso presidencial moralista y mojigato.

Entonces, los obradoristas pueden seguir diciendo con orgullo que son de izquierda. Y está bien: lo son. Pero éste es el tipo de izquierda que representan: una izquierda que se ríe de las víctimas de violaciones a derechos humanos y abraza a los militares; una izquierda que se persigna cuando alguien fuma marihuana; una izquierda que espía a opositores, activistas y periodistas; y una izquierda que pretende desaparecer por segunda vez a las personas desaparecidas. Son de izquierda, ¡muchas felicidades!

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Nota del editor: Jacques Coste (@jacquescoste94) es internacionalista, historiador, consultor político y autor del libro Derechos humanos y política en México: La reforma constitucional de 2011 en perspectiva histórica (Instituto Mora y Tirant lo Blanch, 2022).

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