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¿Cómo funcionó el método de Morena?

En las encuestas de Morena para definir candidaturas a gobiernos estatales, en contraste con lo que fue el proceso para la candidatura presidencial, las mujeres salieron muy desfavorecidas.
mié 15 noviembre 2023 11:59 PM
Mexico's ruling party picks Clara Brugada to run for mayor of the capital
El pasado 10 de noviembre de 2023, Mario Delgado, líder nacional de Morena, anunció los resultados de una encuesta nacional interna que declaró a Clara Brugada como su candidata a la gubernatura de la Ciudad de México.

El método de Morena para definir sus candidaturas a gobernadores para el próximo año ha arrojado un resultado extraño, incluso diría que incómodo, por varias razones: por lo poco creíble de algunos números respecto a la intención de voto por Morena en los estados; por la escasa competitividad que mostraron en las encuestas sus aspirantes mujeres; porque para cumplir con el principio de paridad de género se tuvo que sacrificar a Chiapas por la Ciudad de México; y, por último, porque la mayoría de sus candidaturas tienen un perfil más de “chapulineo” u oportunismo que de congruencia política. Veamos.

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Primero, Morena encabeza en todas sus encuestas de preferencias partidistas en todas las entidades. No sorprende en Tabasco, Chiapas o Morelos, pero resulta francamente inverosímil en Jalisco, Guanajuato o Yucatán. Sabemos que las oposiciones no están en su mejor forma, pero los porcentajes predominantemente minúsculos que se les atribuyen no cuadran ni con la trayectoria política de esos estados ni con lo que indican otras encuestas. Quizá no tenga nada particularmente asombroso, pero de todas maneras vale la pena notarlo: son encuestas hechas por Morena o mandadas a hacer por Morena que tienen (¡vaya sorpresa!) un muy evidente sesgo pro-Morena.

Segundo, porque se supone que la primaria a través de encuestas sirve para elegir a las figuras más competitivas, es decir, con mayor intención de voto potencial entre el electorado. En este caso, las encuestas de Morena midieron ocho aspectos, cada uno ponderado con puntajes distintos que, en total, sumaban hasta 10 puntos: “opinión positiva” (2), “honestidad” (1.25), “cercanía” (.25), “conoce el estado” (.25), “cumple” (.25), “buen candidato” (1), “disposición a votar” (2) y “preferencia como candidato/a de Morena” (3). Los aspirantes que obtuvieran el porcentaje más alto en cada uno de esos aspectos sumaban el puntaje correspondiente. Los resultados de esa ponderación fueron los siguientes:

Llama la atención que de 90 puntos posibles las aspirantes mujeres consiguieron apenas 14 y que solo una mujer (Margarita González) haya ganado en su estado (Morelos). En la medida que fueron encuestas a población abierta no se trata necesariamente de un problema exclusivo de la militancia morenista, tal vez ni siquiera de las aspirantes de ese partido; si las oposiciones adoptan un método parecido habrá que ver cómo se comparan sus resultados. El hecho, sin embargo, es que en este ejercicio para las gubernaturas, y en contraste con lo que fue el proceso para la elección presidencial, las mujeres salieron muy desfavorecidas.

Tercero, porque las autoridades electorales establecieron que, conforme al principio de paridad de género, los partidos tendrán que nominar mujeres en cinco de las nueve entidades en disputa. Pero en la encuesta de Morena solo ganó una. A juzgar por la distribución final de candidaturas la dirigencia nacional de ese partido optó, entonces, por favorecer a las mujeres que obtuvieron los porcentajes más altos en el aspecto con mayor ponderación (3 puntos): “preferencia como candidato/a de Morena”.

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Sin embargo, ese criterio resulta problemático en tanto que implica jerarquizar en función de porcentajes obtenidos en distintas entidades, no en función de la competitividad que haya mostrado cada aspirante en su propia entidad medida como la distancia respecto a su rival más fuerte: entre menor sea dicha distancia, menor la pérdida de competitividad derivada de la aplicación del principio de paridad. De haberse calculado así, la distribución de candidaturas hubiera sido otra:

La diferencia, básicamente, es que se optó por un cálculo que terminó favoreciendo a Clara Brugada en CDMX en perjuicio de Sasil de León en Chiapas.

Por último, en cuatro candidaturas fueron seleccionados aspirantes formados en la izquierda social y/o partidista (Javier May en Tabasco, Margarita González en Morelos, Clara Brugada en CDMX y Rocío Nahle en Veracruz), mientras que en cinco quedaron personajes que hasta hace poco militaron en otros partidos o colaboraron con gobiernos de otro signo político: Alejandro Armenta en Puebla (priísta de 1985 a 2017), Alma Alcaraz en Guanajuato (panista de 1996 a 2015), Huacho Díaz Mena en Yucatán (panista de 2001 a 2018), Claudia Delgadillo en Jalisco (priista de 2006 a 2018) y Eduardo Ramírez en Chiapas (quien de 2008 a 2018 militó en el Partido Verde).

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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