Lo único que le ocupa a López Obrador es seguir dañando a la oposición. Lo que le ocurre al pueblo de México, eso no le interesa. En cuatro años y medio de gobierno no se ha ocupado de la inseguridad, ni de la falta de medicinas, ni de la violencia, mucho menos ha combatido las desigualdades. Porque claro, él sólo sabe andar de campaña.
En el colmo de su intransigencia, en Palacio Nacional se inventaron términos vacacionales de la Consejería Jurídica para que el árbitro electoral no pudiera notificar una resolución en la que llama al titular del Ejecutivo federal a parar esta violencia sistemática en contra de la oposición. Sin duda, su desprecio por las instituciones es cada día más notorio.
Las denostaciones y la manipulación de la información desde el gobierno federal son altamente graves. Si actores políticos como Santiago Creel, Xóchitl Gálvez o Francisco Cabeza de Vaca, figuras públicas, los tratan de intimidar con todo el aparato del Estado, ¿qué puede esperar un ciudadano mexicano que demanda mejores servicios médicos o seguridad?
Es inadmisible que haciéndose valer de su poder y su encargo, López Obrador invente información fiscal poniendo en riesgo la integridad física y patrimonial tanto de Xóchitl Gálvez como de su familia, sus socios y clientes comerciales.
Los señalamientos, acusaciones, revelaciones y mentiras expresadas por López Obrador, a través de las “mañaneras”, se han convertido en una reiterada y sistemática estrategia de ataque contra Xóchitl Gálvez para dañar su honra, dignidad, privacidad, integridad física y seguridad patrimonial. Claramente el presidente López Obrador es un violador sistemático de derechos humanos.
Acción Nacional no permitirá que se persiga a quienes piensan distinto a este gobierno. Por ello, acudirá ante la CNDH para que se salvaguarden los derechos humanos de las personas que conformamos el frente opositor, entre ellas, la ciudadana Xóchitl Gálvez.