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#ZonaLibre | El infierno de Dante Delgado

Delgado ha mostrado que quiere imponer mano dura. Pareciera que no le incomodara la gran división interna, donde cientos de liderazgos podrían dejar el movimiento naranja, a fin de apoyar a Xóchitl.
mié 12 julio 2023 06:10 AM
movimiento ciudadano
A pesar de que tiene valiosos activos políticos en todo el país, Dante Delgado pareciera que quiere demostrar que él es el movimiento. Él decide las reglas. Él decide el rumbo y, en una de esas, él es próximo candidato a la presidencia, señala Caleb Ordóñez.

Dante Delgado es uno de los políticos con más experiencia en México.

Durante más de un año estuvo preso en el penal de Pacho Viejo en Coatepec, Veracruz. Había sido acusado injustamente por el desvío de 450 millones de pesos, en 1994. Así vivió en carne propia la persecución política a su máxima expresión.

Quienes conocen su trayectoria desde su natal Veracruz recuerdan su juventud como “el más recalcitrante priista”. Como vicepresidente del “Frente Renovador Estudiantil Veracruzano” defendió los colores del entonces partidazo, para confrontarse directamente a su archienemigo: Miguel Ángel Yunes.

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En aquel emblemático estado, con el PRI, llegó a los puestos más altos posibles, hasta llegar en 1988 a ser gobernador interino, siendo la mano derecha e incondicional del polémico político Fernando Gutiérrez Barrios.

La caída de la influencia de su jefe Gutiérrez Barrios cobró deudas entre sus cercanos, Delgado vivió entonces el fuego amigo y, aunque había sido alejado del país para ser embajador en Italia, apenas regresó y comenzó la feroz persecución que lo llevó tras las rejas.

Luego de ganar una demanda por daño moral, tras demostrarse que Delgado no era culpable de lo que se le acusaba, el veracruzano comenzó una cruzada para consolidar su capital político. La idea fue fundar un nuevo partido que reuniera a los priistas que renegaban contra los excesos del presidencialismo.

En 1997 fundó la Agrupación Política Nacional (APN), Convergencia por la Democracia, a la que en 1999 el entonces IFE le otorgó el reconocimiento como Partido Político Nacional. En 2011, cambiaría su nombre por Movimiento Ciudadano (MC).

Convergencia se aliaría como partido satélite del PRD, primero con Cuauhtémoc Cárdenas (2000), luego con Andrés Manuel López Obrador (2006 y 2012). Durante todo este tiempo, Delgado defendió hasta la médula que su partido era izquierdista. Sin embargo, cada día se unían personajes más cercanos al panismo y los expriistas llegaban por montones. Así que en 2018, el MC decidió romper con AMLO y apoyar a Ricardo Anaya. Una estrategia que les ayudó a ganar su primer gubernatura de su historia: Jalisco.

Consolidar la naranja mecánica

Actualmente, Delgado ha logrado permear el “movimiento naranja” en lugares estratégicos del país. Su partido mantiene entre siete y hasta 10 puntos para la elección del 2024. Los suficientes para que la oposición empate al fuertísimo Morena.

Movimiento Ciudadano ha sido una interrogante para muchísimos mexicanos. Decidieron no “lanzar” candidatos para las gubernaturas del Estado de México y Coahuila, lo que muchos aseguran fue para apoyar las candidaturas de Morena.

Quizá pocos imaginábamos la división interna que tiene el pequeño pero importante partido naranja.

Tuvo que salir Dante a todos los medios, para buscar estabilizar lo que sucede en su partido.

Las cosas no le han salido bien.

El gobernador de Jalisco ha renunciado a la candidatura de ese partido, pero también al mismo instituto.

El que Delgado abriera la puerta a los cientos de priistas que renunciaron recientemente a su partido, cimbró la alcaldía de Monterrey. Luis Donaldo Colosio Jr. el baluarte de MC, amenazó con renunciar al movimiento si se atrevían a recibir a la senadora Claudia Ruiz Massieu.

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En la Ciudad de México, la dirigencia local busca ser parte del bloque opositor y apoya la candidatura de Xóchitl Gálvez a la Presidencia de la República.

Apenas el pasado martes, Dante Delgado se enfrascó en una discusión con el periodista Ciro Gómez Leyva, pues el veracruzano aseguraba que la gente no quiere que MC sea parte del frente opositor. Algo que Gómez Leyva le cuestionó, pues todas las encuestas señalan que la gran mayoría quisiera una oposición unida contra la 4T.

Una bomba de tiempo llamada MC

Delgado ha mostrado que quiere imponer mano dura. Pareciera que no le incomodara la gran división interna, donde cientos de liderazgos podrían dejar el movimiento naranja, a fin de apoyar a Xóchitl.

Ha sido tajante también en que no aceptarán la candidatura de su amigo y excompañero de partido, Marcelo Ebrard.

La polarización entre dos bandos pone a Movimiento Ciudadano en medio para decidir a un ganador. Sin embargo, que nadie conozca cuál es el plan electoral que tiene dicho partido, hace que crezca la desconfianza. Y a pesar de que tiene valiosos activos políticos en todo el país, Delgado pareciera que quiere demostrar que él es el movimiento. Él decide las reglas. Él decide el rumbo y, en una de esas, él es próximo candidato a la presidencia.

Dante Delgado sabe que está en el momento más crítico desde el triunfo de Samuel García en Nuevo León, cuando todo era color de rosa y “fosfo, fosfo”.

Aunque diga que “con el PRI ni a la esquina”, para sus detractores, hoy se presenta como un líder intransigente de los años maravillosos del priismo, donde el liderazgo horizontal determinaba las disposiciones y todos los subordinados debían ser institucionales o sufrir las consecuencias.

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¿Dante mantiene a ese pequeño priista en el corazón? ¿Permitirán los nuevos liderazgos que Delgado tome decisiones por ellos? ¿Seguirá siendo Movimiento Ciudadano una intriga para los ciudadanos?

En una pequeña y sensata reflexión, Dante Delgado ha pedido serenidad y paciencia para que su partido tome un lugar en el tablero del espectro político nacional.

Pero entre más pasa el tiempo, las batallas internas ponen en un lugar cada vez más incómodo al veracruzano. No deberá tardarse en dejar claro qué es lo que busca y su oferta como partido alternativo. Definirse: o es de oposición o tienen afinidad a la 4T.

¿Cómo resolverá el experimentado político la amenazante afrenta que vive?

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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