Y donde hace mucho calor, pero por el fuego amigo y las confrontaciones cada día, más aguerridas entre grupos políticos, es en el partido Morena.
Desde que las “corcholatas” están libres por todo el país, buscando sumar voluntades y posicionarse, el nombre más sonado ha sido el de Mario Delgado, presidente del ahora “partidazo”.
Delgado cumplirá tres años como dirigente morenista, uno de los retos más complicados que le pueda suceder a cualquier político en este país.
Los triunfos avasalladores del partido del presidente (16 gubernaturas) también han llegado acompañados de problemas centrados en las constantes divisiones que suelen sufrir en la izquierda. Actualmente, hay más municipios en la Ciudad de México gobernados por la oposición que por el morenismo.
Elegir candidato, un reto titánico
Para nadie es un secreto que los precandidatos a la candidatura a la presidencia tienen todos los recursos y capacidades para lograr una campaña ganadora. Como partido y coalición, Morena tiene todas las encuestas a su favor.
Pero antes de la campaña constitucional, poco a poco hemos visto cómo la batalla se centra en dos personajes, completamente distintos en su forma de hacer política: Claudia Sheinbaum contra Marcelo Ebrard. Todo supone que será un choque de trenes.
Ambos tienen una plataforma nacional bien constituida y el financiamiento no deberá ser un problema para ambos.
El ambiente desde el día uno ha sido enrarecido por la posición del juez en esta gran gresca. Muchos desconfían en que Mario Delgado pueda sortear fácilmente el reto que tiene, por las complicadas condiciones que diariamente se presentan.
La elección interna para elegir al "coordinador de los comités de defensa de la Cuarta Transformación" no tiene las reglas tan claras. Mientras que algunas encuestadoras serias le dan la ventaja a Marcelo Ebrard, otras igual de populares dicen que es Claudia Sheinbaum la favorita.
Nadie sabe cómo harán los precandidatos para transparentar sus donaciones y los gastos -que por la complejidad de la contienda suponen serán millonarios-.
Ni las mismas “corcholatas” saben qué pueden decir en sus discursos. Y esto quedó claro cuando Ebrard prometió construir la Secretaría de la 4T y propuso que el hijo de AMLO estuviera al frente, una ocurrencia del tamaño de la ignorancia que impera. Dicha pifia le costó al excanciller haber sido amenazado por el mismo Mario Delgado. Una llamada de atención nada amistosa y que denota la tensión.
A pesar de la intrigante y cada vez más desaseada contienda, el corazón del árbitro late por ser Jefe de Gobierno de la capital del país. Lo ha intentado tres veces y ha tenido que bajar la cabeza en cada una de esas posibilidades esfumadas.