Los contrastes en México han quedado evidenciados en ambas elecciones. En el Estado de México se mostró un poderoso músculo federal. El puño del presidente López Obrador se ha ejercido de forma aplastante. Primero, al elegir a su candidata favorita sin importar los malos resultados que tuvo en su anterior aventura como candidata. Segundo, al inmovilizar al gobernador priista Alfredo del Mazo, de quien aseguran, se ha pronunciado a favor de Morena en sus círculos más cercanos. Y como tercera manifestación, el presidente ha enviado a los operadores más efectivos del país para arropar la candidatura de su partido.
Esto, combinado con la inclinación del mini partido Movimiento Ciudadano en contra del PRI, ha ocasionado una “cargada” que tiene a Delfina, según algunos sondeos, hasta 25 puntos o más por encima de Alejandra del Moral.
Se ha repetido desde años atrás: el presidente debía ganar sí o sí el Estado de México a fin de perpetuar su régimen. Costara lo que costara, parece que el próximo 4 de junio podrá celebrar una victoria trascendental para su movimiento y legado electoral.
La rebeldía norteña
Por otra parte, el México norteño del centro conformado por Chihuahua, Durango, Coahuila y Nuevo León, pareciera lograr hacer una coraza contra Morena.
El gran causaste de la muy probable derrota izquierdista es la división que sufrió la alianza que había llegado al poder en 2018 -entre Morena, PT y el Partido Verde-. Los chiqui-partidos se rebelaron a unirse al candidato Armando Guadiana y mandaron un mensaje nacional de su importancia y capacidad de hundir al morenismo. Incluso con la simulación de apoyar a Morena de último minuto.
El priista Manolo Jiménez nunca ha perdido la ventaja en los sondeos y pareciera representar que el PRI aún no ha muerto políticamente en el país.
Ahora bien, lo que se juega en ambos Estados va más allá de corrientes políticas o colores. Tiene que ver con el impacto de vida que se jugarán, seis años más, cada demarcación.
El aparente fracaso de la alianza en el Estado de México tiene que ver con un desplome de la seguridad. La entidad es líder en delitos contra el patrimonio, robos a casa habitación y en transporte público. La extorsión creció más del 200% durante el mandato de Del Mazo. Existe un solo policía por cada 1,000 habitantes. Los cárteles de la droga se pelean diariamente los municipios y la preocupación de la ciudadanía crece diariamente.
Por otra parte, Coahuila ha logrado disminuir hasta en un 49% los homicidios dolosos y robos en los últimos años. La policía metropolitana de Torreón y Gómez Palacio cuenta con los más altos estándares a nivel nacional e incluso en América Latina. La unificación de las policías municipales y estatales fue uno de los mayores éxitos de la actual administración. Aunque hay serios problemas en temas de migración y deuda pública, Miguel Ángel Riquelme ha logrado tener la aceptación suficiente como para posicionar a su delfín.