Un elemento clave para estos resultados ha sido entender la seguridad como un tema que requiere atención en diferentes frentes: en labor de inteligencia e investigación policial, atención a las causas sociales del delito y, desde la ciudadanía, la socialización del valor de la cultura de la prevención y denuncia.
El análisis DISI, que elabora el Consejo Ciudadano de la CDMX, con base en datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública y la Fiscalía General de Justicia, indica una reducción promedio de 54% en los delitos patrimoniales, aquellos que afectan directamente la economía de las víctimas.
El robo a transportista bajó 67%; el de vehículo con violencia 62% y sin violencia 47%; el robo a negocio 61%; a casa habitación con violencia 59% y sin violencia 51%; la extorsión 58%; el robo en transporte público colectivo 45% y a transeúnte en vía pública 40%.
Este año es, además, el que registra menos casos desde 2015 en seis de las ocho modalidades de robo analizadas. Un avance sustancial.
La delincuencia debe ser minimizada mediante el esfuerzo de todas y todos. En el ámbito familiar, madres y padres desempeñan un papel indispensable en la prevención, a través de la formación que se pueda brindar a las o los hijos o en el diseño de medidas para la construcción de un ambiente de estabilidad y bienestar.
La seguridad personal y familiar está constituida por un conjunto de normas preventivas, estratégicas y operativas, enfocadas en reducir y contrarrestar los efectos de situaciones que dañen a las personas y sus bienes.
Entre ellas, el no compartir información personal con desconocidos, ya sea por teléfono, físicamente o por redes sociales; y cuidar la forma como se guardan los contactos en el celular, donde es común registrarlos como “mamá” o “papá”, para evitar que el parentesco sea identificado fácilmente.