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#ColumnaInvitada | ¿No hay lugar como el hogar?

Eliminar todas las formas de violencia que viven niñas, niños, adolescentes y jóvenes en nuestro país requiere visibilizar y nombrar los abusos: desnormalizarlos sin 'adultismo'.
vie 23 septiembre 2022 06:00 AM
Violencia niños
De acuerdo con estimaciones de la UNICEF, realizadas en 2020, en más de la mitad de los hogares de América Latina, las y los jóvenes están expuestos a mayores riesgos de abuso físico y psicológico, apunta Salvador Guerrero Chiprés.

El hogar, espacio donde más seguros deberían sentirse las niñas, niños, adolescentes (NNA) y jóvenes, puede ser un sitio de riesgo. Una de cada tres víctimas de violencia familiar está en ese grupo etario y prácticamente nueve de cada 10 son mujeres.

Los datos de organismos internacionales, como Unicef, y nacionales como el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la CDMX o la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), encabezada por Tania Ramírez, permiten analizar la multi dimensionalidad de un fenómeno que sí tiene soluciones, pero demanda colaboración y transversalidad.

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Las atenciones brindadas a todo el país por violencia familiar, a través de la Línea de Seguridad y Chat de Confianza del Consejo, 55 5533 5533 —que opera 24/7, gratis y confidencial— revelan que en el 33% de los casos la víctima es una persona menor de 30 años, y de ellas una de cada cuatro tiene menos de 20.

El 86% de quienes padecen las agresiones son mujeres; patrón coincidente si analizamos los registros de personas atendidas por lesiones en los primeros cinco meses del 2022 por la Secretaría de Salud: 87% son mujeres.

En el caso de las y los NNA, la violencia es cometida en su contra en un contexto de una mal entendida disciplina violenta, estrés de madres, padres u otros cuidadores e incluso como una extensión de la agresión perpetrada contra las mujeres dentro del hogar, donde ocurren ocho de cada 10 ataques contra ellas.

La Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes establece como formas de violencia que deben ser prevenidas, atendidas y sancionadas, el descuido, negligencia, abandono, abuso físico, psicológico o sexual, el castigo corporal y humillante, entre otras. En tanto que la Ley de los Derechos de las Personas Jóvenes en la CDMX enuncia su derecho a gozar de una familia con relaciones libres de todo tipo de violencias.

De acuerdo con estimaciones de la UNICEF realizadas en 2020, en más de la mitad de los hogares de América Latina, las y los jóvenes están expuestos a mayores riesgos de abuso físico y psicológico, e incluso negligencia y abandono, por la falta de protección y cuidados físicos, ausencia de respuesta a las necesidades de contacto afectivo y estimulación cognitiva, o carencias en la alimentación y vestido.

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Entre enero y mayo de este año, de acuerdo con datos de Redim, más de 2,700 NNA habían sido atendidos en hospitales por violencia familiar; Juan Martín Pérez, director de Tejiendo Redes Infancia, ha alertado respecto a los cerca de 1,200 menores que cada mes llegan a hospitales, con alta probabilidad de lesiones ocasionadas en un contexto familiar de violencia. Los reportes generales del Consejo Ciudadano pasaron de 1,786, en el periodo enero–agosto de 2020, a 4,090 en el mismo lapso de 2022.

Eliminar todas las formas de violencia que viven niñas, niños, adolescentes y jóvenes en nuestro país requiere visibilizar y nombrar los abusos: desnormalizarlos sin ‘adultismo’. Y sí es posible.

Notas del editor:

El autor es Presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y la Justicia de la Ciudad de México ( @elconsejomx ).

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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