Las atenciones brindadas a todo el país por violencia familiar, a través de la Línea de Seguridad y Chat de Confianza del Consejo, 55 5533 5533 —que opera 24/7, gratis y confidencial— revelan que en el 33% de los casos la víctima es una persona menor de 30 años, y de ellas una de cada cuatro tiene menos de 20.
El 86% de quienes padecen las agresiones son mujeres; patrón coincidente si analizamos los registros de personas atendidas por lesiones en los primeros cinco meses del 2022 por la Secretaría de Salud: 87% son mujeres.
En el caso de las y los NNA, la violencia es cometida en su contra en un contexto de una mal entendida disciplina violenta, estrés de madres, padres u otros cuidadores e incluso como una extensión de la agresión perpetrada contra las mujeres dentro del hogar, donde ocurren ocho de cada 10 ataques contra ellas.
La Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes establece como formas de violencia que deben ser prevenidas, atendidas y sancionadas, el descuido, negligencia, abandono, abuso físico, psicológico o sexual, el castigo corporal y humillante, entre otras. En tanto que la Ley de los Derechos de las Personas Jóvenes en la CDMX enuncia su derecho a gozar de una familia con relaciones libres de todo tipo de violencias.
De acuerdo con estimaciones de la UNICEF realizadas en 2020, en más de la mitad de los hogares de América Latina, las y los jóvenes están expuestos a mayores riesgos de abuso físico y psicológico, e incluso negligencia y abandono, por la falta de protección y cuidados físicos, ausencia de respuesta a las necesidades de contacto afectivo y estimulación cognitiva, o carencias en la alimentación y vestido.