Reconozcámoslo, muchas inercias favorecen ese proceso. Ya sean la confianza que le inspira a la ciudadanía el Ejército, el miedo que inspiran la tremenda capacidad de fuego de las organizaciones criminales o su creciente implante territorial, la polarización que todo devora, la inmutable popularidad del presidente, la flaqueza de las oposiciones, la negligencia de los gobernadores, la corrupción de las policías o la fatiga mediática con la violencia. Todo, al final, desemboca en lo mismo: más y más militares.
No importa que los resultados, por decir lo menos, dejen mucho que desear. Tampoco que tanta evidencia acumulada a lo largo de los años indique que así no se ha resuelto ni se resolverá el problema. Es lo que hay, es lo que se puede, no hay espacio ni voluntad para admitir que la militarización ha fracasado, que es indispensable buscar alternativas e intentar otra cosa.
Entre la desesperación y la debilidad, termina imponiéndose el disparate: llevamos 15 años metiéndonos en este hoyo y ahora resulta que la única solución que nos queda es seguir cavando.
Renunciar a la simulación de que la Guardia Nacional tenía un mando civil o prolongar el tiempo para que las fuerzas armadas sigan desempeñando labores de seguridad pública no contribuye, en absolutamente nada, a mejorar las cosas. Saca al presidente de un apuro, le quita presiones al Ejército, pero no soluciona ninguna de las dificultades concretas que se acumulan sobre el terreno. Es una señal de que este gobierno, al igual que los anteriores, también ha fracasado.
Más allá de los indicadores y las noticias, que poca mella hacen en la intransigencia que caracteriza al inquilino de Palacio Nacional, también lo señalan una y otra vez las encuestas. La mayoría aprueba a la figura del presidente, quien no desperdicia ocasión para presumirlo, pero también reprueba la gestión de su gobierno en materia de seguridad.
No hay otro rubro en el que el veredicto demoscópico sea tan claro y contundente. López Obrador dice que ya están “domando” la inseguridad, pero en su vida cotidiana mexicanos y mexicanas tienen otros datos.