Pero para nadie tiene tanto valor esa información, para nadie es tan verdaderamente indispensable, como para los propios mandatarios cuya popularidad registra; para ellos, además de útil e interesante, es estratégica.
Primero, porque a los presidentes les proporciona números muy importantes en cuanto a la percepción que tiene la gente, no necesariamente de su gestión sino de su figura. A diferencia de las encuestas sobre desempeño, las encuestas de aprobación o popularidad se refieren al personaje, a su imagen y sus atributos, no a su trabajo.
Y segundo, porque ese insumo es susceptible no solo de ser conocido sino de ser aprovechado: para comunicar fuerza, para presionar a favor o en contra de ciertas posiciones, para canalizar el sentimiento popular en una dirección específica. En suma, puede servir como una herramienta para ejercer poder.
Sobre todo en las democracias, aunque también en otro tipo de regímenes, la popularidad de un presidente es un indicador que organiza el conflicto y la competencia política: representa una señal que escuchan todas las fuerzas y en función de la cual, en combinación con otros factores, ordenan sus prioridades, definen sus mensajes y diseñan sus estrategias. Y no solamente en temporada de elecciones sino, literalmente, todo el tiempo.
Reviso la encuesta más reciente de Buendía & Márquez ( https://bit.ly/3AutSvD ) y me quedo con tres datos. Uno es que entre las personas consideradas como de nivel socioeconómico “bajo” (que equivalen al 44% de la población) la aprobación del presidente es de 69%; entre las de nivel “medio” (34% de la población), de 61%; y entre las de nivel “alto” (22% de la población), de 51%. La aprobación del presidente es mayoritaria entre todos los estratos socioeconómicos.
Otro es que 37% de la población considera que “todavía es muy pronto para exigir resultados al gobierno del presidente López Obrador”; mientras que 59% de la considera que “ya transcurrió tiempo suficiente”. Entre los primeros, el 88% aprueba y el 7% reprueba al presidente; y entre los segundos, 47% aprueba y 48% reprueba (el margen de error de la encuesta es +/- 3.53 puntos). Aunque la mayoría ya no le dé el beneficio de la duda, o mejor dicho de la paciencia, de todos modos lo aprueba.
Y el tercer dato se refiere a los atributos con los que la población describe al presidente: “tiene un estilo de vida sencillo” (68%), “es honesto” (66%), “es tolerante” (65%), “gobierna para todos los mexicanos” (62%), “representa un cambio” (61%), “cumple las leyes, aun cuando le puedan parecer injustas” (60%) y “reconoce sus errores” (52%). En pocas palabras, la mayoría tienen una valoración positiva del presidente como persona.