Me parece que la lectura que se da para establecer que lo que ha hecho el gobierno federal y en particular el Presidente a este momento era previsible estaría dotada de un cierto masoquismo o interpretación ad-hoc para encontrar lógica a algo que es manifiestamente irracional. Nadie en su sano juicio, ni siquiera los más cercanos al Presidente pueden responder con sanidad que lo que ha venido sucediendo y la situación en los muchos rubros en que se mide el desempeño de cualquier gobierno en el mundo es encomiable o deseable.
Evidentemente que en público no se atreven a admitirlo por temor a ser desterrados por el único y gran sátrapa que puede cortar su vida política por atreverse a disentir. Eso de pensar distinto es solamente para los opositores que son tildados públicamente como traidores. Los propios no pueden sino asentir, nada de reflexionar.
En corto, muchos de los que eran fervientes defensores de la 4T y del propio Presidente, hoy tienen enormes dudas ante el hundimiento cada vez más profundo en prácticamente todas las materias en que se pueda medir el desempeño oficial. Aunque les guste manejar que tienen “otros datos” es crecientemente imposible tratar de convencerse aún ellos mismos de que las cosas van bien. De hecho, todo es al revés.
Y es que para los que supusieron que la izquierda finalmente había llegado al poder en México, cuál va siendo su sorpresa de que en los hechos el populismo rancio que encabeza el Presidente es uno que en los hechos ha profundizado y ampliado la militarización del país a todo tipo de actividades que escapan a la imaginación, abandonado a su suerte a miles de compañías que se vieron afectadas en la pandemia, vulnerado aún más a las mujeres al desprotegerlas sin centros contra violencia o escuelas de tiempo completo, dejando a su suerte a millones de habitantes sin cobertura del sistema de salud y, en forma destacada, aumentado en casi 5 millones el número de personas en pobreza extrema. Un desastre.
No hay capacidad de enmienda. El Presidente al perder dobla la apuesta e insiste en mayor devastación. Por ello ahora más bien la concentración debe ser en cómo acotar daños y prepararnos para la gran batalla de 2024 en que Morena entero se dedicará a arrollar en los comicios pase lo que pase. El gobernar les aburre y es notorio que no saben cómo hacerlo.