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#ColumnaInvitada | Reforma electoral: transformadores confundidos

Se trata de una reforma de aspiraciones profundas vendida con superficialidad.
lun 02 mayo 2022 11:59 PM

El encargado de las aduanas del país (Horacio Duarte), el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (Pablo Gómez) y el secretario de Gobernación (Adán Augusto López) fueron quienes diseñaron y presentaron la iniciativa de la llamada cuarta transformación para reformar el sistema electoral. La hacienda pública privando sobre lo político para definir los mecanismos de distribución del poder. Es decir, austeridad mata democracia.

Se trata de una reforma de aspiraciones profundas vendida con superficialidad. La austeridad y la eliminación de plurinominales como banderas: la primera para justificar la re-centralización y la segunda una inexplicable confusión. La reforma no sólo no elimina los diputados plurinominales, sino que los multiplica.

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Los aparatos de propagación de lo que se dice en “la mañanera” se activaron. Adán Augusto López destacando que se trata de una “iniciativa de reforma democrática, más que una reforma electoral”; ahí el gran calado. Pero viene la barahúnda, el error, que se replica por doquier: se busca una “reducción del número de plurinominales, diputados plurinominales; que desaparezcan los senadores de lista o plurinominales”, afirma, seguro, el secretario.

“El presidente López Obrador presentó una reforma al sistema electoral que ahorra 20 millones de pesos, desaparece plurinominales (…)”, tuiteó Claudia Sheinbaum. La llamada 4T, “el medio de la esperanza”, afirma: “se eliminan los diputados plurinominales”. Funcionarios, medios de comunicación, analistas esparciendo una falsedad. Dédalo jugando al reformador electoral.

Lo que en realidad ocurre es que los diputados federales plurinominales pasan de los 200 que son ahora a 300. La Cámara de Diputados ve reducido su número de 500 a 300 legisladores y todos ellos serán, de aprobarse así la propuesta, plurinominales. Los que se eliminan totalmente son los diputados electos por el principio de mayoría relativa.

La reforma del presidente propone no utilizar más dos delimitaciones territoriales “artificiales”: los 300 distritos federales electorales (mayoría relativa) y las cinco circunscripciones electorales (representación proporcional). No más el sistema mixto de representación, sino que se decanta por la proporcionalidad.

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La base para el reparto del poder serían las entidades federativas. Se toma la cantidad de población del país (126,014,024 personas) y se divide entre 300 (el número de integrantes total de la Cámara de Diputados). Se obtiene así un cociente natural de distribución: 420,046.747. Las veces que esa cantidad “quepa” en la cifra de población de cada entidad determinará el número de legisladores que le corresponden.

El estado con más diputados seguiría siendo el Estado de México con 40, seguido de Ciudad de México con 22, Jalisco 20 y Veracruz 19. Se garantiza, como ahora, que sin importar su escasez poblacional a cada entidad se le asignen por lo menos dos diputaciones, son los casos de Baja California Sur, Campeche y Colima.

Si actualmente la ciudadanía elige a 200 diputados de representación proporcional a partir de cinco listas, éstas se multiplican para ser 32, una por cada entidad. Se pasa de cinco listas de 40 candidatos por partido o coalición a 32 listas con un número de candidatos variable, de acuerdo con las diputaciones asignadas a cada entidad.

En el caso del Senado hay una reducción de 128 a 96 legisladores. Se eliminan los senadores de mayoría relativa y de primera minoría, y lo que predomina entonces es la representación proporcional, ya no en una sola lista, sino en 32. Con base en esas listas se elegirán tres senadores por entidad. Los plurinominales perviven, de hecho, colonizan la totalidad del Congreso de la Unión.

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Disminuir el financiamiento público a los partidos políticos, eliminar aparatos administrativos y sus costos y reducir el número de diputados y senadores son aspectos en torno de los cuales se puede generar fácilmente un amplio respaldo de la ciudadanía.

La propuesta de reforma electoral no es la de la reforma eléctrica. Habrá que ver si lo que se está calculando es que fracase su aprobación para señalar a quienes se oponen a la “transformación del país” o si algunos legisladores de oposición se decidirán por secundar algunos puntos.

Del que se apruebe sin cambiarle una sola coma, a sacar del coma a varios políticos a cambio de su apoyo en lo que será, no se olvide, la elección más grande de toda la historia: la presidencial de 2024.

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Nota del editor: el autor es politólogo. Doctor en Procesos Políticos. Profesor e investigador en la UCEMICH. Especialista en partidos políticos, elecciones y política gubernamental.

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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