El dirigente nacional del principal partido opositor, Marko Cortés, lo avizoró con claridad en un acto en Aguascalientes: “se los digo en casa, la única gubernatura que tenemos posibilidades de ganar, reales, auténticas y bien ganada es ésta. No hay más. Está muy complicado Durango, Tamaulipas, Quintana Roo, Hidalgo y Oaxaca, qué les cuento”.
Pero incluso en ese estado las dificultades para el PAN son notables. El gobernador Martín Orozco acusó a su correligionario Marko Cortés de afirmar que Acción Nacional no tiene posibilidades de ganar en 2024, que no hay más que impulsar a tres gobernadores como aspirantes presidenciales y “ver qué se puede rescatar”.
A tan sólo 20 días de la confesión anterior, una fugaz visita a Aguascalientes le produjo a López Obrador un acercamiento con el gobernador Orozco y hasta la ganancia de un diputado federal: Roberto Valenzuela Corral pasó del PAN a Morena.
Mientras que en Morena se registran 156 aspirantes a seis candidaturas a gobernador –quizá porque los resultados de triunfo son previsibles y por tanto las candidaturas son altamente ambicionadas–, la oposición piensa en 2024 y espera que le dé tiempo para poder hacer frente de manera digna al poderío no tanto de Morena, sino de López Obrador.
Hay cuatro tipos de estados que se disputan en 2022. En Hidalgo el PRI nunca ha perdido la gubernatura en toda su historia. En contraparte, Aguascalientes es la entidad en donde más alternancias se han presentado de las seis que están en juego: tres, alternándose el PAN y el PRI. Oaxaca acumula dos alternancias: el PRI cedió sólo por un sexenio la gubernatura a un candidato postulado por lo que hoy es Movimiento Ciudadano.
Durango, Tamaulipas y Quintana Roo, en cambio, son entidades federativas con una alternancia tardía, apenas reciente, en donde el PAN había logrado hacerse de la gubernatura. En 2022, muy probablemente, vivirán una segunda alternancia, encabezada esta vez por un candidato de Morena.