Otros aspectos, si bien no son abusos, son simplemente profundamente inconvenientes e inadecuados para promover el desarrollo. Uno de ellos es la obra pública cuya realización esta llena de trámites que impiden su avance rápido y que, como hemos visto en múltiples escándalos de corrupción, ni siquiera son efectivos para terminar con las irregularidades. No todos los trámites son inconvenientes, pero muchos sí.
El gobierno de López Obrador tiene pleno conocimiento de los abusos y las inconveniencias con las que opera el gobierno y el mexicano promedio en su día a día. Incluso, con respecto a la lentitud con la que opera el gobierno, ha acuñado el término " elefante reumático ” para referirse al hecho de que el Estado no puede avanzar en la consecución de sus objetivos por burocratismo.
El problema es que con demasiada frecuencia López Obrador ha dejado el sistema de abusos sin cambio y ha optado por darle la vuelta en vez de cambiarlo.
Por ejemplo, la reacción de la 4T ante el “elefante reumático” no ha sido cambiar las reglas del juego, es decir, sanar los reumas del elefante y hacer del Estado un animal más joven, ágil y nuevo. Su solución ha sido simplemente ponerle al elefante una banda en los ojos.
Así, en vez de que cambiar las reglas de la obra pública para facilitar que ésta siempre se construya fácilmente, el gobierno ha decidido solo salvar sus propios proyectos prioritarios clasificándolos como seguridad nacional . Con ello puede saltarse regulaciones inconvenientes y avanzar más rápido sin que nadie pueda, ni ver, ni quejarse. El elefante quedó tan reumático como siempre, pero ciego.
En la obra pública, López Obrador ha claudicado a realizar una transformación profunda, ambiciosa e innovadora que elimine burocratismos, para tomar atajos que lo beneficien solo a él. En vez de salvar el buque que comanda en una tormenta, ha saltado de él con un salvavidas que se hizo a la medida.