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Con Gertz Manero, la FGR tiene más golpes políticos que a la delincuencia

Expertos en justicia advierten que la Fiscalía se ha concentrado en casos Lozoya, Collado, Robles o Cabeza de Vaca, pero ha descuidado su labor en la persecución de delitos del crimen organizado.
vie 19 marzo 2021 11:59 PM
Alejandro Gertz Manero, Fiscal General de la República.
Aun cuando goza de autonomía constitucional, el fiscal general de la República no ha hecho valer su independencia política del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Desde que Alejandro Gertz Manero fue nombrado como el primer fiscal autónomo, la Fiscalía General de la República ha dado espectaculares golpes políticos, pero no ha sucedido lo mismo en el combate a la delincuencia organizada, advierten expertos.

En los últimos dos años, por los escritorios de la FGR han pasado los expedientes de Emilio Lozoya y el caso Odebrecht; Rosario Robles y 'La Estafa Maestra', la investigación contra Juan Collado Mocelo, el abogado del poder detenido por defraudación fiscal; recientemente, la detención de Mario Marín por el delito de tortura contra la periodista Liydia Cacho y, también en este año, se sumó la investigación en contra del gobernador Francisco Cabeza de Vaca, a quien se le acusa de delincuencia organizada, operación con recursos de procedencia ilícita y defraudación fiscal.

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Adriana Greaves Muñoz, cofundadora de la organización Tojil, y Miguel Garza, investigador del Instituto para la Seguridad y la Democracia A.C. (Insyde), afirman que la Fiscalía General de la República aún no logra ser 100% autónoma al poder, por lo que involuntariamente suele operar como el brazo jurídico de la autollamada 'cuarta transformación'.

“En los dos años que lleva el fiscal, ha estado en casos más ligados a intereses políticos que en seguir su mandato de persecución del delito”, afirma Greaves Muñoz.

Una estampa que ilustra lo anterior es lo sucedido el pasado 24 de febrero. A pesar de seis meses de ausencia en la vida pública, Gertz Manero acudió a la conferencia matutina del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador para presentar un reporte de lo decomisado a la delincuencia organizada, pero sobre todo para informar de la solicitud del juicio de procedencia en contra del gobernador Francisco García Cabeza de Vaca y para aclarar que no se trataba de una venganza política.

“No va a haber ninguna falta de transparencia, no podrá darse ningún caso de que esto sea una venganza o alguna cosa de tipo político de ninguna naturaleza”, aclaró el fiscal .

Pero ha habido otras más. En agosto de 2020, el presidente planteó que sería importante conocer la denuncia que había presentado Emilio Lozoya Austin, luego de que se hubieran difundido videos en los que presuntamente se veía a extrabajadores del Senado recibiendo dinero como posible pago para que legisladores votaran a favor de la reforma energética. En cuestión de horas , se difundió completa la denuncia de 63 hojas en las que el exdirector de Pemex acusó a tres expresidentes, al exsecretario de Hacienda, Luis Videgaray, y a una decena de legisladores.

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Miguel Garza, director del área de Investigación Aplicada den Policía de Insyde, afirma que, en dos años, la FGR aún no ha logrado concretar sus tres autonomías: política, operativa y presupuestaria.

“Llegar a esas autonomías, con el poco tiempo que lleva operando como fiscalía, es complicado, pero los mensajes que ha enviado me parecen equivocado porque no ha demostrado –sobre todo– autonomía política desde el nombramiento del fiscal porque es alguien muy cercano al presidente”, advierte.

En su reporte ¿2º. Año de justicia y autonomía de la FGR? , el Colectivo contra la impunidad, refiere que hay varios episodios en los que el presidente trata a la Fiscalía como una oficina más de su gabinete.

“Desde su nombramiento a la fecha, el Fiscal General de la República es visto y asumido como parte del gabinete presidencial, que era justo lo que se quería romper con la autonomía y con la introducción de normas constitucionales que quedaron en suspenso”, refiere.

Salvador Mora Velázquez, politólogo y catedrático de la UNAM, aseguró que una muestra de que la FGR actúa con tintes políticos es el caso de García Cabeza de Vaca.

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“Esto que está haciendo en Tamaulipas me parece una aberración, cómo viene el fiscal a las mañaneras a decir que sí está investigando y que van a hacer un juicio político, muestra cómo organismos como la Fiscalía puestos al servicio del presidente de la República”, advirtió.

Mientras la Fiscalía está abocada a casos políticos, su trabajo de articular investigaciones y la persecución del delito se ha descuidado. En su primer año, por ejemplo hubo una reducción de nuevas carpetas de investigación. En 2018 se iniciaron 112,635 investigaciones, pero para 2019, éstas bajaron a 98,285, de acuerdo con el primer informe que presentó el fiscal.

“No hemos visto ni una sentencia de corrupción… sus casos insignia son Rosario Robles, Lozoya, Zebadúa, que en realidad no han sido atendidos de manera correcta, que no hemos visto ninguna sentencia y lo que estamos viendo son formas para manejar la ley para llegar a un acuerdo”, resalta Adriana Greaves.

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