Esto generó un mercado negro en el que partidos grandes acaparaban candidaturas de partidos más chicos con los que se aliaban, mientras estos partidos llevaban muchos beneficios, entre ellos la posibilidad de mantener su registro.
Así, desde 2012 se empezó a dar una sobrerrepresentación de ciertas coaliciones en el Congreso, que creció en 2015 y llegó a su máximo histórico en 2018 con la coalición de Morena, PT y PES.
Curioso que Morena haya sido quien más criticó la sobrerrepresentación de 2015, pero se quedaron callados cuando ellos fueron los beneficiados.
Esto ha distorsionado de manera importante la composición de la Cámara de Diputados, dando una falsa mayoría calificada a Morena y sus aliados, que no refleja su nivel real de votación. Y ha sido posible gracias a que el Congreso nunca reguló la implementación de la reforma legal.
Ante esta realidad, y buscando dar certidumbre al sistema democrático y de partidos, es que ahora el INE está haciendo un gran esfuerzo por emitir reglas claras para los comicios de 2021.
El corazón del problema es sencillo. Se ha ejercido de manera estricta la no sobrerrepresentación de más de 8% al momento de calcular los Diputados para cada partido. Sin embargo, no se ha aplicado el principio al total de representación de las coaliciones.