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Peña Nieto: ¿el Vito Corleone de México?

Todo indica que para la FGR el expresidente Enrique Peña Nieto fue la mente maestra detrás del caso Odebrecht.
mar 24 noviembre 2020 06:20 AM
Peña Nieto
Los colaboradores de Peña Nieto bajo acusación se siguen sumando.

En la famosa escena previa a su muerte, Vito Corleone –la mente detrás de un aparato organizado de poder en Nueva York– conversa con su hijo Michael sobre el futuro y el control de “La Familia”. Don Vito dice: “Yo dirijo. Te dije que lo haría y lo estoy haciendo. He trabajado toda mi vida por el bienestar de mi familia, y siempre me he negado a ser un muñeco movido por los hilos de los poderosos”. Con estas palabras, se evidencia lo obvio, el jefe de una mafia es quien mueve los hilos.

En dicha película se aprecia con nitidez cómo funciona un aparato organizado de poder. Básicamente, el jefe –autor intelectual– instrumentaliza la voluntad de otro para llevar a cabo múltiples delitos. En la película El Padrino era evidente la existencia de una “maquinaria” organizada que funciona “automáticamente” sin que importe la persona individual que concreta o ejecuta las conductas, pues el sujeto de detrás, en este caso Don Vito, mueve los hilos de la estructura organizada (La Familia) y es quien da la orden para cometer el delito.

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Ahora, en la vida real, derivado la fallida orden de aprehensión que la Fiscalía General de la Republica solicitó contra el exsecretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso, y que después retiró de un juzgado federal para afinarla, se desprende que para la Fiscalía el expresidente Enrique Peña Nieto fue “el Don” (la mente maestra) detrás del caso Odebrecht y de La Estafa Maestra, haciendo valer la teoría del aparato organizado del poder y en consecuencia, anunció que ahora el exmandatario es investigado por los delitos de cohecho, traición a la patria y delito electoral.

Sin duda esta teoría es útil para lograr vincular la responsabilidad penal al hombre detrás del hecho: a los Don Vitos Corleones, quienes comenten los delitos a través de algún ejecutor perteneciente a la organización que dirigen. Sin embargo, queda la pregunta: ¿Realmente la Fiscalía está buscando responsabilizar a Peña Nieto? Esta teoría del caso implica que Peña Nieto, valiéndose de su puesto como ejecutivo del gobierno federal, se convirtió en quien movía los hilos y quien, a través del poder del propio aparato de gobierno, dominó la voluntad de ciertos sujetos para que, por ejemplo, Emilio Lozoya aceptara los sobornos en el caso Odebrecht o para que Rosario Robles desviara recursos de la Sedesol.

Esta teoría no es nueva, recordemos que la defensa de Emilio Lozoya previamente ya ha pretendido minimizar la intervención de Lozoya a un simple instrumento en la comisión de los delitos que se le imputan e incluso tanto Lozoya como Robles han solicitado a la Fiscalía General que se le aplique un criterio de oportunidad; es decir, que a cambio de que los exoneren de los cargos, testificarán “toda” la información con la que cuenta para incriminar, según su relato, a muchos políticos incluso al expresidente Peña Nieto.”

Lo preocupante de esta teoría sostenida por la Fiscalía recae en que, aún y cuando en la inverosímil posibilidad de que el caso Odebrecht o La Estafa Maestra haya sido planeados y ordenados exclusivamente desde la entonces silla presidencial, la Fiscalía "olvida" que los individuos que al parecer ejecutan los delitos, también recibieron los beneficios de ese actuar, lo que en realidad presupone que tanto Lozoya como Robles, actuaron como coautores del delito y no como simples instrumentos.

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Ahora, lo sospechoso está en que pareciera que la Fiscalía y la defensa están perfectamente sincronizadas para enmarcar una teoría del caso que tiene como único fin que el caso Odebrecht y La Estafa Maestra queden en completa impunidad. Por un lado, Lozoya y Robles podrían acceder a un criterio de oportunidad y quedar exonerados, y por otro lado, las acusaciones, sin ton ni son, contra quien supuestamente fuera el Don Vito del caso Odebrecht, el expresidente Peña Nieto, parece que jamás podrán ser probadas en un tribunal. Lo mismo se perfila para casos de la misma altura, tal como Emilio Zebadúa en La Estafa Maestra o el propio General Cienfuegos.

Quisiéramos pensar diferente, pero la realidad es que todos hemos visto ya está película, casos como el de Javier Duarte y su tesorero Tarek Abdalá, son grandes ejemplos para demostrar cómo las redes internas de corrupción al interior de las instituciones de procuración de justicia siguen siendo el mejor mecanismo para perpetuar las complicidades que convierten a la corrupción en un gran negocio.

No obstante, hoy las redes de complicidad parecieran ser más amplias que nunca trascendiendo de grupos a otros y haciendo uso ilegal o por lo menos irregular de las herramientas que la justicia penal prevé, en casos que evidentemente no lo ameritan pues aplicar un criterio de oportunidad es ilegal en casos de interés público y dudamos mucho que alguien sostenga que Odebrecht y La Estafa Maestra no son casos de interés público.

Ojalá que esta teoría no sea otro mecanismo de simulación para la impunidad y ojalá que las redes de complicidades no protejan como siempre estos Vitos Corleone, a estos altos eslabones de la cadena. Los mexicanos queremos justicia, queremos reparación, pero sobre todo queremos verdad y eso solo va pasar en un juicio público y transparente no en corruptos y obscuros acuerdos de la Fiscalía con los acusados.

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única de las autoras.

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