Y de los múltiples casos de esta administración ni hablar. Mejor simular. Como con el ya famoso hijo del Director de CFE, a quien le cancelaron un contrato, pero no solo no inhabilitaron sus empresas, sino que le dejaron los contratos más jugosos.
O los multicitados rumores sobre contratos otorgados a amigos y familiares de la Paladina de la energía, con empresas de menos de un año de existencia. De eso nada se ha hablado, ni en SFP ni de manera pública.
O, también, el despedir a un segundo mando del Deporte la semana pasada por una falta administrativa menor. Mientras se hacen oídos sordos a los señalamientos de adjudicaciones a sobreprecio que se han hecho desde la Dirección.
Casos de corrupción en la 4T no han faltado, a nivel federal y estatal. Ciertamente no hay la magnitud de excesos de los dos últimos sexenios, pero de ninguna manera ha habido un esfuerzo por erradicar las malas prácticas. Y lejos de perseguirlas, se minimizan al decir que hoy es distinto.
Por eso las adjudicaciones directas a cercanos, que antes eran un pecado en voz del entonces candidato, hoy son correctas porque están bajo el manto protector del líder moral.
A un año y medio queda claro que, aquel discurso que tantas voluntades le ganó al hoy Presidente, y que tanta esperanza de justicia generó en muchos, quedó solo en eso, en discurso.
Igual que en el pasado, la justicia es selectiva. Pero, a diferencia del pasado, hoy la corrupción ya es buena, siempre que esté avalada por el máximo líder.
#QuéPasóCon... Rosario Robles?
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