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#ElPersonaje | John Ackerman, ¿analista, periodista, propagandista o aviador?

Ackerman se erige como el termómetro de la 4T aunque el paciente se resista a tomarse la temperatura, o peor aún, a ponerse el cubrebocas.
vie 10 julio 2020 06:00 AM
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El académico no fue respaldado en su ataque al coordinador de los senadores de Morena.

Quien ha tenido días complicados es sin lugar a dudas John Ackerman, y no solo porque ha estado en el permanente dilema de defender sus títulos de propiedad y sus títulos universitarios, sino porque ha tenido que contener la marea de críticas por su invectiva a una de las figuras más prominentes de la 4T… ¡Sí, adivinaron!, a Don Ricardo Monreal, que salió muy bien parado después de que Ackerman lo señalara como el culpable del reportaje de Loret de Mola en LatinUs por participar como invitado en dicho programa, peeero el sector mayoritario del morenismo cerró filas con Monreal.

Sería bueno, entonces, que John Ackerman nos cuente bajo qué criterio elige a sus invitados en los dos programas de televisión pública que tiene. Así es, porque Ackerman tiene el programa “Diálogos por la Democracia”, en TV UNAM, y “John y Sabina”, en Canal Once, que por cierto, más allá de ser análiticos e informativos, son cortinillas de propaganda del actual gobierno.

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Ackerman se erige como el termómetro de la 4T aunque el paciente se resista a tomarse la temperatura, o peor aún, a ponerse el cubrebocas.

Joseph Goebbels y Gramsci estarían orgullosos de la marca de la casa pues Ackerman calificó la visita del presidente a Washington como “una jugada política maestra”.

Aunque hay que reconocer que les salió ¡bien, muy bien! La foto que querían la obtuvieron ambos gobiernos, a pesar, nunca mejor dicho, de los protagonistas AMLO y Trump, quienes siendo lo que son se comportaron y se ciñeron al guión.

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Académicos de Cuarta… transformación

No cabe duda que en la Cuarta hay de académicos a académicos, y es que si trabajan por la causa lopezobradorista, no cabe duda que que el erario los trata bien, bueno, no a todos.

El matrimonio Ackerman-Sandoval, según el reportaje dado a conocer en recientes días, compró cinco casas en nueve años y, encima de todo, les regalaron un terreno. Ackerman dice que básicamente son años de ahorro y apoyos de sus padres, distinguidos catedráticos en Yale y otras prestigiosas universidades.

Si con esas nos vamos, sería bueno que le pasaran el tip a los más de 40 mil académicos que laboran en la UNAM y también si a ellos les abren programas y centros de estudio a contentillo, como el que le abrieron a Ackerman, el Programa Universitario de Estudios Sobre Democracia, Justicia y Sociedad, del cual le han pedido la renuncia a través de change.org para que sea destituido por “demostrar de manera fehaciente que no reúne la calidad moral para continuar al frente de un programa universitario” así como por señalar como “sicarios mediáticos” a los comunicadores que alertaron sobre la violencia del narcotráfico tras el atentado al Secretario de Seguridad, Omar García Harfuch.

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Poca calidad moral

Y es que, si nos vamos a su poca calidad moral, Ackerman, a pesar de tener un abierto rechazo a las instituciones electorales, fue designado por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), que preside Rosario Piedra Ibarra, para integrar el Comité Técnico de Evaluación que se encargará de calificar a los aspirantes a cuatro plazas de consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE). Había quienes decían que no podía incorporarse por su conocida participación en Morena, pero de acuerdo con el análisis de la Dirección General de Asuntos Jurídicos del órgano legislativo, el Instituto de Formación Política de Morena, del cual forma parte Ackerman, no es parte de los órganos directivos del partido, razón por la que Ackerman “no incumple con los requisitos”. Bajo este argumento, el área jurídica del Palacio de San Lázaro avaló su designación para ser uno de los siete integrantes del Comité Técnico de Evaluación que analizará a los aspirantes a consejeros electorales.

Han quedado atrás los días del romanticismo zapatista cuando bailaba “la del moño colorado” con Irma E. Sandoval ( acá le contamos la historia completa ). Dicen mis fuentes que si tiene un problema con Rectoría de la UNAM, acuda con John, pues él tiene experiencia en el chantaje y extorsión porril en la máxima Casa de Estudios. Y vaya que le sirven esas huestes, ya que hasta lo andaban postulando para rector de la UNAM.

El que ni tardo ni perezoso luego, luego dijo yo de aquí me cuelgo fue Alejandro Rojas Díaz Durán, aspirante a dirigente de Morena, quien denunció que el doctorado de John Ackerman no se encuentra en el Registro Nacional de Profesionistas, pese a lo que tiene una plaza de investigador en la UNAM, por lo que podría incurrir en fraude y daño patrimonial al erario y en Twitter hasta mostró una captura de pantalla de su consulta en el sitio del Registro Nacional de Profesionistas, en donde se puede ver que a la consulta por el nombre de John Mill Ackerman Rose no arrojó ningún resultado.

Acto seguido, tuiteros afines a Ackerman le señalaron que como que el doctorado lo hizo en Estados Unidos no hay obligación de que se encuentre en el Registro Nacional de Profesionistas, este suspirante arribista dijo que es irrelevante si Ackerman tiene varios doctorados o tesis, sino que “el punto es que está violando las leyes mexicanas”.

Y concluyó: “Ergo, como buen gringo intervencionista, le vale un cacahuate el Estado de Derecho. Aquí en #México existen cientos de doctorados que merecen más espacios y atenciones que el sospecho pseudoizquierdista radical de Fake Ackerman. Punto”, ¡quiúboles!

Ahora bien, si John Ackerman NO tiene cédula profesional por lo que no se puede ostentar como doctor ni firmar como tal en México, ¿es posible que un falsificador de documentos públicos participe en la selección de candidatos a consejero del INE?

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única de la autora.

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